Tarda, tarda bastante, aunque me gustaría que tarde más, por lo menos cuando me agarran los ataques propios de esto.

No tengo noción de hace cuanto, pero sé que fue hace mucho. Permanecía en la cama después de haberme despertado y por la ventana apenas abierta entraba una brisa fría y de algún modo angustiante, tan angustiante de hecho que me levante con ganas de llorar sin explicación y un nudo en el alma con aire de premonición o algo de eso. Se empezaron a escuchar ruidos no pertenecientes a esa hora de la mañana, en mi pueblito todos duermen (dormían) hasta tarde. Cuando el ruido empezó a tomar forma de algunos pocos gritos y gente corriendo, fui hacia afuera y apenas abrí la puerta quedé congelado ante lo indescriptible e inimaginable que mis ojos no pudieron dejar de ver por un momento mas largo de lo que hubiese querido. Por allá, entrando en la frontera de mi pueblito, un mar descomunalmente gigante se acercaba hacia nosotros con una lentitud insólita para lo que era, para lo que es. Era un mar (porque se veía de agua y porque no podía describirlo de otra manera) pero mantenía una forma, un cuerpo, es decir, no se desbordaba e inundaba todo como debía pasar siendo agua, era mas como una pared, en la que no podías ver donde terminaba, ni hacia arriba ni hacia los costados; una pared transparente que chocaba y destruía las casas, la gente, los árboles (hasta me atrevería a decir el cielo, ya que realmente mirando hacia arriba no se veía su fin) con una lentitud insoportable. Cuando por fin pude reaccionar me acordé de que mis abuelos vivían cerca de la frontera, en la entrada a nuestro pueblito. Desesperado, corrí hacia la «cosa» mientras todos corrían (obviamente) en sentido contrario. Mientras tanto veía como la casa de mis abuelos lentamente se iba destruyendo, quise ir mas rápido pero no tenía sentido, ya se escuchaban los gritos de mi abuela, se ve que fue primero mi abuelo, y acercándome (aunque lejos todavía) no la vi salir de la casa, habrá pensado «hasta acá llegué», y yo escuchaba ya su silencio, y veía la casa destruida flotando dentro de la cosa, y mis lágrimas. Todo con lo que esa cosa arrasaba se podía ver borrosamente dentro suyo (ya que era agua) hasta que desaparecía. Resignado e irracional seguí hasta verme a menos de un metro de ese mar que acababa de sacarme a mis abuelos, estaba frente a él y caminaba lentamente hacia atrás mientras lo contemplaba de cerca, mi cuerpo temblaba. Mi perplejidad detuvo las lágrimas sólo un momento, dejé de caminar hacia atrás y quise tocarlo. Es impensable la angustia que recorrió todo mi cuerpo en ese momento, en el que mi mano tocó eso que era agua, o por lo menos así se sentía. Lloré, se me debilitaron las piernas y caí sin resistencia, inmediatamente mi cuerpo se levantó como por sí mismo mientras torpemente se alejaba de la cosa, y me fui corriendo hasta alejarme lo suficiente, obviamente no dormí durante muchos días, esa cosa era lenta pero no se detenía. No sé cómo lo sé, pero es así. Corría, descansaba un poco tratando de no dormirme, seguía corriendo, caminaba. Caminaba, ya no corría, mis descansos eran cada vez mas largos y por lo tanto mis caminatas mas cortas. Mi cuerpo volvía a temblar, me dolía tanto que caminaba uno o dos metros y paraba a descansar. Hasta que levantar la pierna para moverla hacia adelante dolió insoportablemente, entonces las arrastré unos pocos metros tratando de soportar el dolor pero mi cuerpo no pudo responder mas, y caí.

Y acá estoy, tirado, mi cuerpo no responde y la cosa se acerca con una lentitud insoportable. Me desespero, me angustio, lloro y me pongo a pensar en que hubiese pasado si..

La cosa no va a tardar mucho mas en alcanzarme, ya no se ve en ella la casa de mis abuelos. Tengo sed, tengo sueño, hace mucho que no duermo, seguramente la cosa me alcance mientras duerma, o tal vez no, tal vez cuando despierte esté todo bien.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS