5 quería salir de la monotonía de su Mun-número y aunque sabía que estaba prohibido acercarse a menos de 100 kilómetros de Mun-Letras, le podía la curiosidad. Creía tener claro en quién podía confiar para que no le delataran, aunque estaba dispuesto a emprender el camino en solitario antes de arriesgarse a que su familia perdiera el buen nombre que tenía desde hacía varios siglos, desde el XVII concretamente.
Él pertenecía a una prestigiosa familia de Logaritmos y a pesar de haber tenido una infancia feliz, sentía que una parte de él estaba aún por desarrollar y que lo que necesitaba no lo encontraría en su mundo. En sus mejores sueños se imaginaba rodeado de Letras y se sentía pleno; llegó a obsesionarse con la E; vio alguna un par de veces en un panfleto «prohibido» que consiguió de un conocido de su buen amigo 9, que militaba en el clandestino grupo de «Los Números Primos» y sintió una punzada en su pancita. Y cuando se enteró que en el idioma de Las Letras «Abecedario» E ocupaba el quinto lugar, ya no pudo quitarse de la cabeza la idea de conocerla.
Esa tarde tenía un ensayo para una nueva fórmula y allí se encontró con 9. Cuando terminaron la operación se fueron a charlar un rato.
—Hola 5 de un tiempo a esta parte te noto un poco flojo ¿te ocurre algo?
—No, estoy bien como siempre.
—Venga, que ya nos conocemos…
—Bueno… esto… es que no sé si contarte, es un tema delicado.
—Sabes que puedes confiar en mí y además sospecho que tiene algo que ver con Mun-Letras ¿me equivoco?
—A ti no puedo engañarte 9. Sí, quiero ir allí, es más, necesito hacerlo porque si no creo que voy a morir.
—Eres un poco exagerado 5 ¿cómo vas a morir por no conocer algo que no has visto nunca? Sabes que está totalmente prohibido y si te pillan puede haber consecuencias funestas para ti y tu familia.
—Lo sé, pero tengo que contarte algo —dijo 5 arrimándose mucho al oído de 9 y bajando el tono de su voz todo lo que pudo—: ¿recuerdas a 25, el amigo que me presentaste hace unos meses?
—¡No me digas que te estás involucrando en los temas subversivos de Los Números Primos! ¡Son todos Impares! —dijo 9 en un susurro—. Están perseguidos por la Ley.
—9 yo pienso como ellos. Hay otros mundos que debemos explorar. Podríamos hacer grandes cosas si nos mezclamos con Las Letras. 2 es Número Primo también y es Par —puso 5 como ejemplo queriendo decir que siempre tiene que haber una primera vez y las cosas terminan por aceptarse—. No quiero comprometerte, pero quisiera pedirte que me acompañes. Entendería que me dijeras que no aunque contigo o sin ti voy a emprender la aventura. Cuento con la ayuda de Los Números Ordinales que lo tienen todo super organizado.
—¡Madre mía 5, estás jugando con fuego! —dijo 9 con cara de preocupación—. Pero para serte sincero yo tengo las mismas inquietudes y aunque me muero de miedo estaría dispuesto a unirme a tu viaje.
—Partimos en 3 días —dijo 5 sintiéndose como si estuviera a punto de encontrarse el mayor de los tesoros de su vida—. Mañana quedamos en el patio trasero del cole a la hora de comer que están los pequeñajos de Los Negativos durmiendo la siesta y no habrá ningún Número Romano rondando por allí.
—Pero ¿y qué diremos en casa? —se quejó 9 con cierta preocupación en su voz.
—Ese día tenemos la excursión al Museo de la Teoría de la Relatividad y al ver que no regresamos con los demás, simplemente creerán que nos hemos perdido y para cuando La Guardia de Los Números Reales quiera emprender la búsqueda ya estaremos muy lejos.
5 se quedó ensimismado mirando a la nada; en su cerebro sólo se repetía una frase: «por fin voy a conocer «La Divina Proporción«». Estaba a un paso de encontrase con La Letra más bonita del mundo: su soñada E.
—5… 5… —chilló 9 al oído de éste, a la vez que le zarandeaba.
—Hasta mañana amigo 9.
5 se marchó con una tonta sonrisa pintada en su boca y dando saltitos como un pequeño gorrión.
—Hasta mañana 5 —dijo 9 con el susto todavía dibujado en su rostro pero con una ilusión renovada por dentro.
Al día siguiente 5 y 9 se encontraron en el lugar convenido y concretaron los pormenores de su viaje.
A la entrada del Museo se escabulleron y emprendieron su aventura a través del Camino de la Geometría. Todo estaba calculado matemáticamente y en una semana llegarían a la frontera de Mun-Letras. El camino fue farragoso pero les acompañaba la ilusión de estar cumpliendo su sueño y de satisfacer unas convicciones muy férreas. Estaban cansados de la Dictadura de Las Cifras y necesitaban mezclarse con la Democracia de las Letras. Al sexto día descubrieron el lugar más bonito del Universo. Se encontraron con 0, 1, 2, 3, 4, 6, 7 y 8, que fueron llegando de avanzacilla en el transcurso de varios meses. Ellos les presentaron a cada una de las letras. Os podéis imaginar la cara de 5 cuando tuvo delante de sus ojos la arrolladora belleza de E, casi se desmaya. Ambos se enamoraron nada más verse.
E se dirigió a todos los que ahora habitaban en Mun-Letras y les dijo:
—Creo que ya es hora de quitarnos el apellido. Ahora somos El Mundo y convivimos Letras, Números, Signos de Puntuación, Trazos, Colores, Símbolos, Notas Musicales… y podemos escribir todos juntos el libro de la Visibilidad, de la Igualdad y de la Tolerancia.
FIN.
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