Conocí muchas mujeres en los lugares donde se reúnen escritores, pintores y payasos, donde todos están muertos y nadie lo sabe. Ellas eran algo especial, ese tipo de mujer que sirve como cajero o mal pasatiempo, no había leído nada, solo balbuceaba palabras sobre el papel, iba solamente a los recitales y no asistía a los talleres, como si fuera una escritora consagrada. Fue en esa época cuando conocí a Greys y decidí saber si podía enseñarle a matar
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