La llave, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la labor disponer de una cantidad de puertas de guerras y de bienaventuranzas, en horas del atardecer y de la noche, apartándose a tal punto, su , amiga juventud, que ésta se lanzó desenfrenada
a las más apasionadas aventuras, las cuales empero, por falta de un objeto predeterminado, y que precisamente hubiese sido la llave para, que no hiciera daño a nadie.
La Llave Sabia, libre, siguió impasible, quizás en razón en cierto sentido de la responsabilidad, a Juventud en sus andanzas, alcanzando con ello un grande y útil esparcimiento hasta su fin.
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