––Hasta sabe cuánto tardó en coagulársele la sangre a la vieja ––susurra Mechi––. El crimen de Junín, hombre.

Sé que el miedo de Mechi es el de otros compañeros.

––Quiero escribir una novela negra ––dijo Juan el primer día, con una sonrisa algo cínica.

La profesora asintió y nos presentó frente al recién llegado.

Con los meses, Juan avanzó en el borrador con estremecedora verosimilitud.

Hoy casi todos están convencidos de su culpabilidad. Casi todos, yo no: temo que sea una trampa de la policía.

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