Días en la escuela

Días en la escuela

Raulito

13/05/2018

Entro despacito, no sé por qué pero a veces prefiero evitarlas. No me siento a gusto en ese lugar y pronto llegarán ellos, los niños, cuando los veo me encuentro en el cerro tan pero tan lejos de ahí, recorro con mis perros las quebradas inhóspitas de mi tierra, me regodeo con el aroma de la salvia, de la muña muña y de pronto ya estoy comiendo un platito de leche api. Cuando estoy a punto de trepar hasta el vertice del Quenko a buscar mis llamitas la campana me llama a cumplir con el deber, todo se desvanece y de pronto aparecen ellas, todas blancas, ahí sobre del escritorio, listas para mojarlas de lo contrario una vez más se negarán a dejar sus marcas en el rectángulo ocre verdoso y áspero que pende de la pared del aula, no se por qué ellas se revelan, se corren de la línea y lanzan unos chirridos espantosos y hasta aveces escriben como quieren, sí hayer, no puede ser, eso fue ayer en el instante mismo en el que yo empezaba a saborear el murmullo inconfundible de las aguas cristalinas de las montañas de mi infancia. Pedí perdón y dije gracias, ellos se rieron, hay si supieran el bien que me hacen…

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