La vida y el trabajo

La vida y el trabajo

Anysofía

04/05/2018

Teresa, como cada día llegaba a la empresa, ingresaba a muy tempranas horas de la mañana a su oficina, un espacio sagrado para ella, su ritual de todos los días era limpiar su escritorio, silla y computador, pasaba un trapo rojo a sus pertenencias como porcelanas, especialmente a sus dos portarretratos que tenía a un lado de su escritorio, en ellos se apreciaban las fotos de sus padres fallecidos y hermano, su único familiar actual, finalmente esparcía el aerosol de canela para ambientar su oficina.

Al terminar su ritual, llamaba a Inesita, la señora de servicios generales, a quien le pedía una taza de café y un buñuelo, para desayunar. Ella era una mujer mayor, que anhelaba el momento de pensionarse para compartir su tiempo con sus nietos, ya adolescentes.

Como jefe del departamento de contabilidad, Teresa, revisando los procesos contables de la empresa, al avanzar la mañana, pedía su almuerzo al restaurante de Doña Cata, de esa manera podía seguir trabajando sin retirarse de la empresa.

Al llegar la tarde elaboraba informes y revisaba documentos para enviar a departamento de sistemas. La noche la encontraba aún trabajando, así que Inesita, amiga y confidente le pedía la comida, porque cuando salía de la empresa cada día, estaba avanzada la noche y solo tenía energías para ir a su casa a dormir. Fueron tantos días y años, haciendo la misma rutina, que olvidó compartir su vida con el mundo que la rodeaba.

Inesita, a veces se detenía, la miraba y recordaba el día que la vio llegar a la incipiente empresa, espigada y bonita, recién había terminado sus estudios de bachiller contable, con aspiraciones e ilusiones. Sus padres habían abandonado el campo, para venir a la ciudad buscando oportunidades y dar a sus dos hijos una buena educación.

El tiempo inexorable paso factura, Teresa ahora profesional experta, no deseaba regresar a su amplia casa, nadie la esperaba, su vida la llenaba la soledad. Sus padres habían fallecido años atrás y su única familia era su hermano Romualdo, quien la visitaba de vez en cuando.

Inesita, por el contrario, se casó con Mariano el mensajero de la empresa de correos, tuvo dos hijos y ahora comparte sus días libres con sus nietos.

Con la globalización y uso de nuevas tecnologías, la empresa innova sus procesos y hace cambios en el departamento de recursos humanos, al cargo llega el ingeniero industrial Milciades, que solicita a la junta directiva el retiro de Teresa, considera que debe oxigenarse ese cargo, por lo tanto, debe ser ocupado por un profesional joven; la junta aprueba su propuesta.

Una mañana de abril, Milciades llama a Teresa a su oficina, le explica que se acercan cambios para la empresa y esta debe enfrentar grandes retos, por lo tanto, debe prescindir de sus servicios. Le agradece su dedicación y la recompensará generosamente por los años dedicados. Le solicita que haga entrega del cargo al nuevo contador y que lo entrene en sus saberes.Teresa sale de la oficina del Jefe de Recursos humanos llorando, camino a su oficina, su hogar por tantos años.

Inesita al verla, le pregunta lo que sucede y ella solo llora, cuando puede calmarse, le cuenta que ha sido despedida y la abraza. Va a la cafetería por una aromática y se la trae, la abraza de nuevo y trata de consolarla.

Teresa no se da por vencida,al día siguiente, decide hablar de nuevo con el ingeniero Milciades, le solicita que no la despida, que la deje trabajar como auxiliar contable, porque la empresa es su vida. Pero el ingeniero le dice que no puede hacerlo, que es hora de retirarse.

Desconsolada se retira a su oficina para esperar a su reemplazo e iniciar la inducción y posterior entrega del cargo.

Durante varios días entrena al nuevo profesional y finalmente a mediados de abril se retira de su casi hogar por veintisiete años.

Llega mayo y encuentra a Teresa en casa, deprimida por lo acontecido, es una niña perdida en su nueva vida. Así pasan los días, ella no sale, no come y frecuentemente llora. Inesita preocupada, empieza a frecuentar su casa casi a diario, la atiende como si fuera su jefa y le prepara lo que más le gusta, intenta animarla, incluso la invita a su hogar, pero parece que nada levanta el ánimo de Teresa.

Un día de julio Inesita como siempre, cada sábado en la tarde la visita, al llegar timbra y nadie responde, tras varios intentos se va preocupada, por lo que decide llamar a Romualdo, este va a la casa de Teresa y al ingresar la encuentra tirada en la sala, inmediatamente la traslada a una clínica de la ciudad.

Acontecido luce el rostro de Romualdo, al ver a su hermana en la camilla, espera unas horas, hasta que por fin el médico lo llama y le da la terrible noticia, que no hubiese querido escuchar, su hermana tiene cáncer y este se encuentra en la fase terminal, no hay nada que hacer.

Durante varios días Teresa permanece en la clínica, algunos compañeros de la empresa la visitan, incluida su amiga Inesita. Romualdo, profundamente contristado, ante la posible pérdida de Teresa, siente que le faltó tiempo para compartir con su única hermana.

Inesita, va a la clínica con frecuencia, pero al llegar octubre las fiestas de fin de mes y los quehaceres en la empresa le impiden verla este fin de semana. El lunes siguiente va a visitarla y le lleva una merienda, que le había pedido que le preparara, con gran esmero lo ha hecho. Al ingresar a la habitación no la ve, pregunta a la enfermera jefe que ha pasado, esta le dice que se ha agravado y la han trasladado a cuidados intensivos. Regresa en horas de la tarde y encuentra Romualdo, hecho un mar de lágrimas, este la abraza y le dice que Teresa ha muerto.

Su funeral fue sencillo, a él solo asistieron Romualdo e Inesita.La empresa le envió el ramo de flores más hermoso que encontraron.

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