La lluvia cae suavemente, el sonido de las gotas resuena en el aire mientras todo parece sumido en la quietud.

El niño está tendido sobre lo que apenas puede llamarse una cama. La estructura de madera está completamente destrozada. Astillas de madera rotas se esparcen por el suelo, y la cama cruje de manera macabra, como si estuviera a punto de desmoronarse completamente. La almohada, más sucia que un trozo de tierra, apenas puede distinguirse como un objeto que alguna vez fue blanco. Los restos de la cama son una visión de abandono y desolación.

empieza a moverse lentamente, sus movimientos pesados, como si estuviera luchando contra su propio cuerpo para levantarse. Su mirada es confusa, sus ojos recorren el entorno, pero no entiende nada. Se toma la cabeza con ambas manos, respirando agitadamente.

—¿Dónde estoy? ¿Qué…? ¡¿Por qué mierda estoy aquí?!
El niño, en un tono de desesperación, grita en su mente, buscando respuestas que no llegan. La confusión y el miedo lo invaden mientras se enfrenta a un mundo desconocido.

se lleva una mano a la cabeza, sus ojos entrecerrados mientras un mareo lo envuelve. Se siente desconectado de todo lo que lo rodea, como si el mundo fuera borroso.

—Ehhh… espera… ¿cómo me llamo? ¿Quién soy?
La pregunta queda flotando en el aire, resonando en su mente como un eco vacío. Sus ojos se llenan de confusión y desesperación. El esfuerzo por recordar se refleja en su rostro, pero todo lo que obtiene es un vacío profundo, oscuro.

Su frente se arruga con esfuerzo mientras intenta recordar algo, cualquier cosa, pero la nada lo consume. Un vacío desesperante invade su mente, haciéndolo sentir perdido y solo, atrapado en un abismo donde nada tiene sentido.

se toma la cabeza con ambas manos, frunciendo el ceño mientras la frustración lo consume. Su rostro refleja una mezcla de impotencia y enojo consigo mismo.

—Dios… debí haberme golpeado muy fuerte para no recordar nada. Parezco un maldito vagabundo.
Sus palabras salen con rabia contenida, su voz rota por el dolor físico y emocional. Mira sus manos sucias, su cuerpo cubierto de polvo y escombros, sintiéndose aún más perdido en este lugar desconocido.

El niño no puede evitar pensar en cómo se ve: su ropa rasgada y sucio rostro lo hacen parecer como alguien sin hogar, olvidado por el mundo. Un sentimiento de desolación lo invade, pero aún hay una chispa de enojo por no poder comprender su situación.

El niño suelta una risa seca, casi sin vida, mientras sus ojos se entrecierran y su rostro refleja desesperación.

—Me río solo, como un loco… Bueno, en esta situación rara, sin saber mi nombre ni dónde estoy… y encima este lugar es tétrico. Maldita sea, no recuerdo qué hice ayer, ni el día anterior… ¡Ni siquiera mi infancia!
Su voz se quiebra mientras se ríe, intentando encontrar algo de sentido en su locura. Pero el eco de su risa se desvanece rápidamente, dejándolo con un vacío aún mayor.

mira a su alrededor, observando el paisaje con desconfianza. Su mirada se posa en los árboles marchitos que rodean el lugar, intentando hacer sentido de todo.

—Parece un bosque… Bueno, si se le puede llamar bosque. Hay muchos árboles, pero tienen algo extraño… parecen muertos.
Sus ojos recorren el lugar, notando lo sombrío y desolado de todo. Una sensación de incomodidad crece dentro de él.

Una risa más fuerte, esta vez cargada de desesperación y locura.

—Jajaja… ¿Por qué me río solo? ¡Dios, soy un maldito loco!
Su risa suena vacía, como si se estuviera burlando de su propia desesperación.

El suelo está cubierto de rocas, algunas grandes, otras más pequeñas, pero todas forman un terreno áspero y difícil. Algunas rocas se apilan formando montañas diminutas, mientras que otras parecen tener el tamaño de una persona, e incluso algunas superan los dos metros de altura.

De repente, un sonido fuerte y ensordecedor llena su mente.

—¡Ahhhhhh!
Un dolor agudo atraviesa su cabeza, haciendo que caiga de rodillas, tomando su cráneo con con una manos y la otra tocando la tierra con su tacto de sus dedos. Su expresión es de desesperación total.

—¡¿Por qué me duele la cabeza?! ¡¿Qué es esto de «Inventario»?!
El dolor en su cabeza se mezcla con el desconcierto al escuchar una palabra que no entiende. Se siente perdido, atrapado entre el dolor físico y la confusión mental.

confundido y desorientado, siente como si su cuerpo fuera controlado por una fuerza ajena. Sin pensarlo mucho, dice la palabra en voz alta.

—Inventario.
Inmediatamente, ante sus ojos, aparece una ventana flotante. La magia de este acontecimiento no lo sorprende, como si fuera algo que ya había experimentado antes. La ventana, luminosa y flotante, brilla frente
observa la ventana flotante con ojos entrecerrados, intentando comprender lo que está sucediendo. Un sentimiento de aceptación se cruza en su rostro, como si ya estuviera familiarizado con la magia que ha aparecido ante él.

—Genial… Soy un mago con apariencia de un vagabundo que no come hace un mes… ¡Jajajajajajajaja!
Una risa forzada escapa de sus labios. La situación parece absurda y Loki no puede evitar reírse de la ironía de su propio estado.

se pasa una mano por el cabello y observa sus ropas raídas y su rostro sucio, sin saber qué pensar.

—Ehhh… ¿Y esto?
En la ventana, aparece un objeto brillante:

[Fragmento de Memoria]

observa la palabra «Memoria» que aparece en la ventana flotante. Un destello de curiosidad invade su rostro. Su corazón late más rápido, una chispa de esperanza comienza a crecer dentro de él.

—¿Memoria? ¿Podría ser… mi memoria?
siente que algo importante está por descubrirse. Un alivio temporal lo invade, como si esa palabra pudiera ser la clave para entender quién es él.

—¡Dios, qué alivio! Tal vez… Tal vez pueda recordar quién soy. Tal vez tengo una casa, una familia… una madre, un padre… hermanos…

Una pequeña sonrisa aparece en su rostro, mientras un atisbo de esperanza lo llena por completo.
Las opciones en la ventana flotante brillan: [Usar] o [Tirar]. Loki se queda mirando la ventana, como si tuviera que decidir algo crucial.

con determinación y algo de nerviosismo, decide usar la opción seleccionada en la ventana flotante.
—¡Aquí voy! El mago sin recuerdos… ¡Usar!
dice en voz alta, como si intentara tomar control de la situación. La oscuridad lo envuelve por completo, y sus ojos intentan adaptarse a la nada que lo rodea.

La oscuridad absoluta lo consume. no puede ver nada, ni siquiera sentir nada concreto a su alrededor. El vacío parece tragárselo, dándole la sensación de que está flotando en su propia mente.

—No veo nada… Esto es como mi memoria… ¡Jajajaja!
Una risa amarga sale de sus labios, aludiendo a su propia confusión. Se siente como si todo lo que estaba viviendo fuera una broma cruel.

se ríe de nuevo, pero esta vez, algo cambia. La oscuridad comienza a transformarse.

El negro se torna rojo, una mezcla de colores macabros y amenazantes. La atmósfera se vuelve opresiva, un presagio de lo que está por venir.

—Rojo y negro… Mala combinación de colores…
observa cómo la oscuridad cambia frente a él. Un sentimiento de incomodidad lo invade, y la sensación de estar atrapado crece más fuerte.

De repente, una voz llena de desesperación rompe el silencio profundo.

—¡No! ¡Por favor, no! ¡Tengo familia, ten piedad! ¡¿Por qué yo?!
La voz retumba en la mente de ****, llena de miedo y angustia, como si fuera un grito de alguien en medio de una pesadilla.

La oscuridad comienza a despejarse lentamente, revelando una escena aterradora.

La oscuridad se aclara y el escenario se vuelve más claro: un campo de batalla, con el aire cargado de tensión y caos. Los ecos de golpes y gritos llenan el ambiente, un paisaje de violencia y sufrimiento.

La oscuridad es interrumpida por un murmullo desgarrador, como si el mismo aire estuviera siendo desgarrado.

El sonido de personas cayendo y cuerpos mutilados llena el aire. Siluetas grotescas se enfrentan a figuras humanas, pero esas criaturas no tienen piedad, y las humanas parecen estar perdiendo la batalla.

**** observa la escena con horror mientras ve la devastación a su alrededor.

En medio del caos, cinco figuras destacan, sus movimientos rápidos y sin misericordia. Pero una de ellas es más pequeña que las demás, una presencia que brilla con una energía oscura.

**** observa con creciente horror mientras la figura diminuta desenfunda una espada negra como la noche, con reflejos carmesí brillando en su filo. Su agilidad es aterradora.

En un solo golpe, la criatura pequeña parte a una de las siluetas en dos. Las otras cuatro figuras restantes temblaron, murmurando palabras de súplica, pero la criatura no muestra ni el más mínimo rastro de compasión.

**** se siente helado ante la visión mientras la figura diminuta continúa su ataque.

Con un solo movimiento, la criatura atraviesa a otra figura. Luego, agarra a una tercera por el cuello y la estampa contra el suelo con tal fuerza que el sonido de huesos rotos resuena en el aire. Un gorgoteo sale de la garganta de la víctima antes de que el cuello se quiebre con un giro fatal.

****, desconcertado y horrorizado, observa la escena, el aire se vuelve pesado con el sonido del corte.

Sonido de corte

—¡¿Qué fue eso?!
**** siente su corazón acelerado, su cuerpo estremecido por la violencia de la visión que acaba de presenciar.

Todo vuelve a la oscuridad. La escena desaparece tan repentinamente como llegó, dejando a Loki solo con sus pensamientos. Su cuerpo tiembla, aún incapaz de comprender completamente lo que acaba de vivir.

****, claramente alterado, sigue procesando lo que acaba de recordar.

—Esa… ¿Esa fue mi memoria?
**** está visiblemente desconcertado, tratando de comprender las imágenes y sonidos que acaba de presenciar en su mente.

La imagen de los gritos de súplica lo asalta de nuevo, causándole un escalofrío.

—¿Por qué vi a alguien pidiéndome ayuda…? ¿Por qué vi a una silueta enana despedazando personas…?
Un escalofrío recorre su espalda mientras sigue pensando en esa silueta misteriosa.

**** comienza a cuestionar su propia existencia al recordar lo que vio.

—¿Esa cosa… fui yo?
Su respiración se acelera, el pavor se apodera de él mientras se plantea la posibilidad de que esa figura fuera él.

**** se siente más confundido, intentando darle sentido a todo lo que ha experimentado.

—Si estuve en ese campo de batalla, ¿eso significa que perdimos…? ¿Eran humanos contra demonios…?
La incertidumbre lo consume mientras trata de darle una explicación lógica a todo lo que vio.

**** intenta racionalizar, pero sus pensamientos parecen confundirlo aún más.

—Capaz una bestia me golpeó tan fuerte que perdí mis recuerdos… Sí, debe ser eso… Pero…
Loki hace una pausa, sintiendo que algo no cuadra, como si todo fuera demasiado absurdo.

De repente, su mente le lanza una respuesta que lo deja helado.

—Loki.
El nombre resuena en su cabeza, golpeándole como una revelación inesperada.

Loki, al darse cuenta de su identidad, se queda en shock por un momento.

—Mi nombre es… Loki.
Loki pronuncia su nombre en voz alta, como si necesitara confirmarlo para creerlo.

Con nerviosismo, se ríe de la situación, como si no pudiera creer lo absurdo de todo.

—Soy un loco mágico con poderes raros y un vagabundo… ¡Qué vida más mierda!
Loki, agobiado, se deja llevar por una risa nerviosa, mientras mira al cielo, buscando alguna respuesta que no tiene.

Loki mira al cielo mientras la calma del día empieza a instalarse alrededor suyo.

Loki se siente frustrado consigo mismo mientras se levanta.

—Joder, soy un idiota.
Loki suspira, sintiéndose avergonzado de sí mismo por no haber reaccionado de otra manera antes.

Se levanta lentamente, tomando una decisión mientras observa el entorno.

—Bueno… supongo que debo encontrar un refugio.
Con esa determinación, Loki empieza a caminar, buscando alguna solución a su situación.

Han pasado unos diez minutos desde que Loki comenzó a caminar sin rumbo

El bosque parece interminable, las sombras entre los árboles lo rodean. Los árboles son retorcidos y secos, como si algo les hubiera absorbido la vida. Las rocas han desaparecido, y en su lugar, solo quedan raíces enredadas y ramas que crujen con cada paso.

—Dios… ¿por qué me pasa esto a mí?
Loki murmura en su mente, sintiendo el peso de la situación mientras avanza por el desolado bosque.

Loki siente un escalofrío recorrer su espalda.

—De repente, un escalofrío recorre mi espalda. Es como si… algo me estuviera observando.
Loki se detiene al sentir una extraña sensación, su cuerpo se tensa mientras observa el entorno.

Sensación punzante en su cabeza
—¡Ahh! ¿Qué es esto?
Un dolor agudo lo golpea, haciéndolo agacharse instintivamente, como si su mente estuviera siendo atacada por algo invisible.

En el suelo, entre las hojas caídas, aparece una mano oscura y deformada.

—¿Qué demonios…?
Loki se agacha, mirando horrorizado cómo la mano parece moverse de manera antinatural. La piel de la mano se ve como cartón mojado, deforme.

De un salto, Loki se aleja tres metros sin esfuerzo, su corazón late desbocado.

—¡¿Qué rayos fue eso?!
Loki trata de hablar, pero su voz no sale. Solo puede escuchar sus propios pensamientos, lo que lo llena de frustración.

De repente, cinco figuras emergen de la maleza, moviéndose de manera torpe y antinatural. Son criaturas humanoides hechas de madera podrida, con articulaciones retorcidas, como marionetas viejas. Sus ojos están vacíos y huecos.

—Oh, genial. Ahora tengo que pelear con títeres poseídos…
Loki observa las criaturas con incredulidad, su mente luchando por comprender lo que está sucediendo.

Crack
Un sonido rompe el silencio. Loki gira la cabeza rápidamente, y su sangre se congela al ver lo que está por venir.

A unos metros, apoyada contra un árbol, hay una mujer con una sonrisa inquietante. Su piel es pálida, de un tono casi azulado, y su cabello verde mar está recogido en una coleta. Sus orejas son largas y puntiagudas. No tiene pies, sino extremidades afiladas como estacas flotando sobre el suelo. Pero lo más perturbador son sus uñas… largas y afiladas, conectadas a finos hilos azules casi invisibles.

(Su voz resuena en el aire)

—Tú… eres Loki, ¿verdad?—

¿Cómo sabe mi nombre? Esto no me gusta nada.

—¿Por qué no hablas?— ríe. —Oh… cierto, no sabes nada. Qué adorable.—

La mujer mueve sus dedos con una velocidad inhumana. Los hilos brillan y las marionetas de madera se lanzan al ataque

—¡Hey, no saben lo que es una pelea justa, malditos bastardos!—

Esquivo una patada y salto hacia atrás. Aterrizo sobre una de las marionetas y la destrozo con un golpe seco

—¡Vamos! ¿Eso es todo lo que tienes?—

Pero más marionetas aparecen de entre los árboles, rodeándome

—¿De dónde carajos salen tantas?—

Maldición… Esto no es normal. Algo aquí no cuadra.

Observo atentamente y entonces lo noto: los finos hilos azules conectan cada criatura con la bruja

—¡Así que tú los controlas, maldita tramposa!—

Sigo esquivando ataques, pero cada vez aparecen más marionetas. Estoy cansado. Mis ropas están rasgadas y mi cuerpo lleno de golpes. Mi respiración es pesada, pero mis ojos siguen brillando con determinación

—¡Mierda! No importa cuántas destruya, siguen apareciendo… Tarde o temprano, perderé por agotamiento.—

Esa bruja sigue oculta, observándome con su sonrisa burlona. Es como si esperara que me rindiera… pero eso no va a pasar.

Mi cuerpo se siente extraño… algo dentro de mí quiere salir

—Ahhgg… ¡¿Qué demonios es esto?!—

Mi mente grita una palabra sin sentido

—¡¡OSCURIDAD!!—

De repente, una energía negra me envuelve. La corrosión se extiende por mi piel y las marionetas comienzan a deteriorarse solo con acercarse a mí. Mi grito resuena en todo el bosque, y una explosión de sombra cubre el área. Desde la distancia, diez siluetas observan el cielo, donde el humo negro se eleva.

Lugar desconocido

—…¿Qué demonios fue eso?—

El bosque queda en silencio

Primera persona

Mis oídos zumban. Mi cuerpo… se siente pesado. Un dolor ardiente recorre mi espalda como si algo dentro de mí estuviera tratando de desgarrarme.

Cuando el humo negro comienza a disiparse, veo el desastre que dejé atrás. El suelo está agrietado, las raíces carbonizadas y las marionetas… no quedan ni restos de ellas. Solo cenizas flotando en el aire.

Pero la bruja…

Una risa suave atraviesa la bruma

—Je… jejeje…—

Mi mirada se enfoca en su figura. Está flotando sobre una rama, con los brazos cruzados y una expresión de diversión pura.

—¡Vaya, vaya! Loki… ¿qué demonios eres?—

Respiro con dificultad. No sé qué fue eso… ni cómo lo hice.

—No respondes, ¿eh?— Su tono es burlón, pero noto algo en su voz… curiosidad.

De repente, en un parpadeo, aparece frente a mí

—¡¿Qué…?!—

No tuve tiempo de reaccionar. Su garra me atraviesa el abdomen como si fuera papel

—Ah… ghk…—

Siento un escalofrío recorriéndome mientras la sangre caliente gotea de mi herida. Miro sus ojos… llenos de satisfacción. No por odio, no por ira… sino por juego.

—Esta… maldita…—

La mujer sonríe aún más y acerca su rostro al mío

—Eres interesante… No tienes magia, pero lo que usaste no era normal. Oscuridad pura… ¿Cómo un simple humano posee tal cosa?—

Empuja su garra más profundo en mi abdomen

—Duele, ¿verdad?—

Loki escupe sangre, pero sus ojos no muestran miedo, sino rabia

—No… te… daré el placer de verme sufrir…—

De repente, una luz roja brilla en los ojos de Loki

—…Oh, eso es nuevo.—

La bruja intenta moverse, pero su brazo comienza a temblar. Un extraño vapor negro envuelve su garra y su piel empieza a pudrirse como si se estuviera quemando por dentro

—¡¿Qué demonios…?!—

Retira su mano de un tirón, pero la corrupción ya se ha extendido hasta su hombro

—¡Maldición!—

La bruja se aleja flotando y observa su brazo con furia. Su piel azul se ha vuelto gris, marchita, como si algo estuviera devorándola desde adentro

—¿Qué clase de monstruo eres?—

Loki, tambaleante, se pone de pie

No sé qué está pasando… pero sé que si quiero sobrevivir, debo seguir luchando.

—Je…—

A pesar del dolor, una sonrisa se forma en mi rostro

La bruja me observa con una mezcla de enojo y… emoción

—Tienes agallas, Loki…— Su expresión cambia a una más seria. —Pero esto aún no ha terminado.—

La bruja alza ambas manos y, de repente, el bosque entero comienza a retorcerse. Árboles se parten en dos, la tierra se agrieta y de las sombras emergen nuevas figuras.

Diez marionetas, más grandes y deformes, con cuernos retorcidos y rostros sin facciones, me rodean.

—Veamos si puedes manejar esto.—

Las criaturas rugen y cargan hacia mí.

—Tch… No tengo tiempo para pensar. ¡Tengo que seguir peleando!—

Se prepara para la batalla final contra la bruja titiritera.

Lugar desconocido

El aire es denso. Un grupo de 10 figuras se mantiene en posición, observando el cielo con expresiones de puro terror. Guerreros con capas gastadas, aventureros con armas afiladas, pero todos, sin excepción, paralizados por lo que acaban de presenciar.

—¿Qué… qué demonios fue eso?— dijo un hombre de armadura dorada, su voz temblorosa.

—Ese polvo negro… se elevó como si algo hubiera destruido el bosque en un solo instante…— respondió otro, sujetando su lanza con fuerza.

Uno de ellos cae de rodillas, su rostro pálido como un cadáver.

—S-Sentí… sentí como si mi cuerpo hubiera sido aplastado por algo invisible… Como si… pudiera ver mi propia muerte reflejada en esa aura…—

Otro guerrero, con una cicatriz en el rostro, aprieta los dientes y suelta un susurro apenas audible.

—Eso… no era magia normal…—

—No, era algo más… algo mucho peor…—

De repente, un estruendo los sobresalta.

—¡¿Qué fue ese golpe?!—

El sonido había resonado como un trueno, pero lo más aterrador era que… había caído del cielo. Y no vieron nada.

—Sea lo que sea… algo cayó, algo monstruoso…—

Silencio.

El grupo se mantiene alerta. Pero nadie se atreve a dar el primer paso.

10 minutos antes

Loki respira con dificultad. Su espalda está apoyada contra un árbol, observando la demonio que flota sobre una rama. Su piel es grisácea, con cuernos curvados y ojos de un rojo intenso. Sus alas están hechas de sombras vivientes, y su boca se curva en una sonrisa torcida.

—Jejeje… ¿sigues en pie? Eres más interesante de lo que pensé, Loki…—

No respondo. Mi cuerpo se mueve solo. Pero mi mente…

Un zumbido. Un vacío.

De repente, una imagen atraviesa mi cabeza como una espada ardiente.

Un lugar oscuro, sin forma ni dirección. Allí… una silueta se alza. Un ser envuelto en un manto de sombras, con ojos tan fríos como la muerte.

Entonces, una voz. Fuerte. Dominante. Familiar.

—Loki… eres mi hijo.—

El aire se vuelve pesado. Mi corazón se acelera.

—Mátalos a todos.—

—¿Q-Qué…?—

Abro los ojos. Pero no es mi mirada la que se refleja en la bruja. Es algo más. Algo que me devora desde dentro.

La bruja frunce el ceño, sintiendo el cambio inmediato en el ambiente.

—¿Qué estás…?—

El suelo debajo de mí se quiebra. Un destello negro cubre mi armadura, ahora completamente oscura, con los bordes retorciendo la luz misma como un agujero negro. El aire cruje a mi alrededor, distorsionado por la presencia de algo que no debería existir en este mundo.

Mis pies se mueven sin que yo lo decida.

Primer titiritero… destruido de un solo golpe. Su cuerpo esparcido en cenizas.

Segundo titiritero… su cabeza estalla antes de que pueda reaccionar.

Tercer titiritero… mi puño lo atraviesa antes de que la bruja pueda conjurar otro hechizo.

La demonio abre los ojos con terror. Intenta moverse… pero no puede.

En un parpadeo, desaparezco de su vista.

—¿Eh…?—

Antes de que pueda reaccionar, ya estoy detrás de ella.

—¡Imposible!—

Una explosión. Un golpe monstruoso que destroza el aire mismo.

La bruja es arrojada con tanta fuerza que el impacto contra la tierra deja un cráter de 10 metros de diámetro.

Su cuerpo yace entre los escombros. Su brazo derecho… desaparecido. Sus costillas expuestas, tratando desesperadamente de inhalar aire. La mitad de su rostro… aplastado por el impacto. Apenas puede moverse.

—Gh… GHK…—

Sangre brota de su boca mientras trata de levantarse. Pero su cuerpo no responde.

Con los ojos llenos de pánico, susurra algo… palabras que no comprendo.

—Ellos… no me dijeron… que tenía forma del abismo…—

Se ahoga en su propia sangre.

—Ellos me dijeron… que era un simple humano… ¡Me mintieron! Esos bastardos…—

La bruja, con su última fuerza, se da la vuelta y huye.

…¿Qué pasó?

Siento mi cuerpo volviendo a la normalidad… o eso creo.

Mis rodillas se debilitan. Caigo.

Oscuridad.

El sonido del viento. El crujir de la madera en una fogata.

Abro los ojos lentamente. Mi cuerpo sigue adolorido. Pero lo primero que veo… es a ella.

Una mujer de cabello negro, largo, que cae como seda hasta su cintura. Sus ojos azules, profundos como el océano, me observan con curiosidad. Su piel clara y perfecta brilla bajo la luz del fuego.

Lleva una armadura que cubre su cuerpo por completo… excepto por la cintura, donde un diseño elegante resalta su figura.

—…Es… hermosa…

Mis pensamientos flotan en mi mente sin control.

Pero antes de que pueda seguir admirándola, una voz masculina me saca de mi trance.

—Hey, muchacho… ¿qué demonios eres?—

Levanto la vista. Siete soldados me observan con cautela, sus manos cerca de sus armas.

El ambiente es tenso. Pero lo único en lo que puedo pensar es…

—¿Qué… soy?—

Campamento, minutos después de despertar

El fuego crepita. Los soldados me observan con una mezcla de desconfianza y cautela.

La mujer de cabello negro sigue mirándome, pero no con hostilidad. Más bien… con curiosidad.

—Hey, muchacho… ¿qué demonios eres?—

La voz del hombre que habló es grave. Un veterano, sin duda. Tiene cicatrices en los brazos y una espada desgastada apoyada en sus piernas.

¿Qué soy…?

No tengo una respuesta. Solo un vacío en mi cabeza.

—No habla— dice otra voz, esta vez de una mujer con una lanza. —¿Estará en shock?—

La mujer de ojos azules inclina la cabeza.

—No… está procesando algo…—

De repente, otro soldado se pone de pie, señalándome con la mano temblorosa.

—¡Espera! Yo… yo sentí algo antes de encontrarlo…—

Se hace el silencio. Todos lo miran con atención.

—Una presión… como si el aire se hubiera vuelto tan pesado que no podía respirar… Y luego… esa aura oscura…—

El veterano frunce el ceño.

—Yo también la sentí. Como si la muerte misma nos hubiera envuelto…—

Uno de los soldados golpea la madera con su puño.

—¡¿Y si él es el responsable?! ¿Y si es un demonio disfrazado?—

Demonio…

No puedo responder. No tengo recuerdos claros… pero…

Una imagen atraviesa mi mente.

Una silueta de sombras. Un lugar donde no existe la luz.

—Loki… eres mi hijo.—

Mi corazón se acelera. Mis manos se cierran en puños sin darme cuenta.

—Mátalos a todos.—

Mi visión se distorsiona. Oigo voces superpuestas. Gritos. Sangre. Pero no sé si son reales o simples recuerdos distorsionados.

Respiro profundo. No… ahora no. No aquí.

De pronto, la mujer de cabello negro se acerca y coloca una mano en mi hombro.

—Tranquilo— dice con suavidad.

Su contacto es cálido. Diferente. Como si de alguna manera… supiera lo que estoy sintiendo.

El veterano suspira.

—Sea lo que sea, dudo que sea un enemigo en este momento. Está tan jodido como nosotros. Lo vigilaremos, pero por ahora, dejamos el tema aquí.—

Uno de los soldados intenta protestar, pero una mirada del veterano lo hace callar.

Aún no sé qué está pasando… pero esto me da tiempo para entenderlo.

Pero entonces…

Un grito. Lejano. Desgarrador.

Todos los soldados se ponen de pie de inmediato.

—¡Eso vino del bosque!—

El veterano toma su espada y mira a los demás.

—¡Formación!—

La mujer de ojos azules me observa.

—¿Puedes moverte?—

Asiento.

Si hay algo ahí afuera… necesito verlo con mis propios ojos.

Bosque, minutos después

El aire huele a sangre.

Al llegar, la escena es aterradora. Cuerpos de aventureros están esparcidos por el suelo. No solo muertos… sino destrozados.

Uno de los soldados traga saliva.

—¿Q-Qué pudo haber hecho esto…?—

El veterano se arrodilla y toca uno de los cadáveres.

—Heridas limpias. No fueron monstruos. Algo con gran velocidad los mató antes de que pudieran reaccionar…—

Entonces, una carcajada.

Desde lo alto de un árbol, una figura emerge. Su silueta está dañada, su ropa hecha jirones, su brazo derecho… inexistente.

Es ella.

La demonio que enfrenté antes.

Pero algo en su expresión ha cambiado. No es arrogancia. Es… desesperación.

—E-Esto… no tenía que ser así…— murmura, con la respiración entrecortada.

La mujer de ojos azules da un paso al frente.

—¿Quién eres?—

La demonio gira su mirada hacia mí.

En cuanto nuestros ojos se cruzan, su rostro se retuerce de ira.

—¡TÚ!—

De su boca brota sangre, pero no le importa. Su cuerpo está destrozado, pero aun así… sigue de pie.

—¡Me mintieron…! Dijeron que eras solo un humano… ¡¿No de ABISMO?!—

Mi cabeza late con fuerza. No tengo respuesta para ella… pero de nuevo, esa voz en mi mente.

—Loki… eres mi hijo.—

La demonio tiembla. Su miedo es real.

¿Qué vio ella… en mí?

El veterano levanta su espada.

—No sé qué demonios pasa aquí, pero… si eres enemiga, no te dejaremos ir.—

La demonio ríe, con los ojos llenos de odio y locura.

—Hah… hah… No importa… No me matarás aquí… No hoy…—

De repente, su cuerpo se cubre de una energía oscura. Antes de que podamos reaccionar, se desvanece en el aire.

Silencio.

Uno de los soldados maldice.

—¡Maldición! ¡Se escapó!—

El veterano guarda su espada.

—No importa. Volverá… y cuando lo haga, sabremos más.—

Se gira hacia mí.

—Tú. No sé qué está pasando, pero estás metido en algo grande. No podemos dejarte ir solo. Hasta que sepamos quién eres realmente… vendrás con nosotros.—

No tengo opción.

No tengo recuerdos claros. No tengo respuestas. Pero sí tengo algo… una dirección.

Si quiero descubrir la verdad… debo seguir adelante.

La mujer de ojos azules me observa una vez más. Sus labios se mueven, como si fuera a decir algo… pero al final, solo asiente.

Y con eso, el grupo se marcha, dejando atrás un bosque bañado en sangre.

20 dias despues

El viento soplaba con un silbido lúgubre mientras el grupo de aventureros se alejaba del campo de batalla. La sangre de los monstruos empapaba la tierra, y el aroma a muerte impregnaba el aire. Loki caminaba en silencio, su mirada fija en el suelo, pero su mente estaba en otra parte.

A pesar de que el combate había terminado, su cuerpo aún sentía el estremecimiento de aquel extraño poder que lo había poseído. En su interior, algo le susurraba… algo antiguo, algo ajeno a este mundo.

Después de varias horas de caminata, el grupo decidió montar un campamento en un claro del bosque. La luz de la luna iluminaba sus rostros cansados mientras encendían una fogata. Filiana, con su cabello negro reflejando el resplandor de las llamas, se sentó con los brazos cruzados, observando a Loki de reojo.

—¿Algo te preocupa? —preguntó Frank, el líder con la cicatriz en el ojo derecho, mientras afilaba su espada.

Loki no respondió, simplemente levantó la vista hacia el fuego.

Marcus, el mago de rango D, frunció el ceño y miró a Loki con desconfianza.

—Desde el primer momento que te vi… sentí que había algo extraño en ti —dijo con voz grave—. Pero ahora… lo confirmé.

Los demás se giraron para mirarlo.

—Siento dos presencias en tu interior… —continuó Marcus—. Es como si fueras dos personas al mismo tiempo. No sé explicarlo bien… pero uno de ellos… no es humano… ni demonio.

El campamento quedó en silencio.

—¿Y qué se supone que significa eso? —preguntó Filiana con un tono de escepticismo.

Marcus respiró hondo.

—No lo sé con certeza… pero, si mi teoría es correcta, dentro de él habita algo… algo que no pertenece a este mundo.

Loki sintió un escalofrío. Un recuerdo fugaz cruzó su mente: un lugar oscuro, más allá de la comprensión, donde una voz distorsionada susurraba su nombre.

«Loki… eres mi hijo. Mátalos a todos.»

Su respiración se entrecortó por un segundo.

—Eso es absurdo —interrumpió Frank, guardando su espada—. Loki ha peleado a nuestro lado, nos ha salvado la vida. No voy a desconfiar de él solo porque sientas ‘algo raro’.

Marcus apretó los dientes, pero no respondió.

La noche transcurrió en una tensa calma, con Loki observando las llamas, perdido en sus pensamientos.

El Viaje Continúa

A la mañana siguiente, el grupo se puso en marcha. Su destino era una gran ciudad, donde se reagruparían antes de continuar su camino.

Por el trayecto, se encontraron con más criaturas: hordas de duendes acechaban en los caminos, y manadas de arañas gigantes descendían desde los árboles. Pero ninguno de esos monstruos representaba una verdadera amenaza para el grupo.

Loki, por su parte, se dio cuenta de algo extraño. Cada vez que luchaba, sentía una leve distorsión en su percepción, como si por un breve instante no estuviera completamente en control de su cuerpo. Era una sensación sutil, pero perturbadora.

Al llegar a la ciudad, las murallas de piedra se alzaban imponentes frente a ellos. Guardias patrullaban la entrada, revisando a los viajeros.

—Finalmente… algo de descanso —dijo Frank con una sonrisa, estirándose—.

Pero justo cuando Loki puso un pie en la ciudad, una imagen lo golpeó como un trueno:

Un mar de fuego… gritos desesperados… sombras distorsionadas por las llamas…

Su cabeza comenzó a doler intensamente, y su visión se volvió borrosa.

—¡Loki! —exclamó Filiana al verlo tambalearse.

Entonces, una única palabra resonó en su mente.

«Viaja… al otro continente.»

Loki abrió los ojos, jadeando.

Sabía lo que tenía que hacer.

Su viaje… apenas estaba comenzando.

El viento helado azotaba su rostro mientras caminaba a través del páramo nevado. Sus ropas estaban cubiertas de escarcha, y sus pisadas crujían sobre la nieve. Lutkar… No sabía por qué, pero debía venir aquí. Algo en su interior lo obligaba, una voz sin emociones, sin dudas.

«Debo encontrarlo.»

Cinco días de viaje. Cinco días de frío inhumano, sin comida caliente, sin descanso real. Pero en ese tiempo, había enfrentado múltiples desafíos: lobos árticos con colmillos afilados como dagas, bandidos desesperados, e incluso un gólem menor de hielo.

Sin embargo, nada de eso se comparaba con lo que estaba a punto de encontrar.

Loki sintió la presencia antes de verlo.

El suelo tembló, y un sonido grave resonó en la tundra. A lo lejos, una silueta colosal emergió entre las ventiscas, con ojos brillando como zafiros.

Un gólem de hielo, de cinco metros de altura, con un cuerpo formado por placas de cristal congelado y runas antiguas talladas en su pecho. Su mera presencia hacía que la temperatura descendiera aún más.

Loki no se detuvo.

El gólem rugió, levantando su brazo masivo y lanzando un puño del tamaño de un tronco de árbol. Loki saltó hacia un lado, esquivándolo por poco. El golpe impactó contra el suelo, creando una explosión de hielo que voló en todas direcciones.

Sin perder tiempo, Loki se impulsó hacia adelante y descargó un puñetazo contra la pierna del gólem, utilizando su nueva habilidad: Golpe de Aire.

Un estallido sónico resonó en la tundra. La presión del aire comprimido golpeó el hielo con una fuerza descomunal, creando una grieta en la extremidad del gólem.

Pero no fue suficiente.

El coloso giró su torso con sorprendente rapidez y barrió el área con su brazo. Loki saltó, pero la ráfaga de viento helado lo alcanzó, congelando parte de su ropa y reduciendo su movilidad.

«Es rápido… y fuerte.»

El gólem cargó una esfera de hielo en su pecho. Loki reconoció el peligro y se lanzó hacia adelante, esquivando la ráfaga de energía gélida que congeló todo en un radio de diez metros.

Aterrizando sobre la nieve, Loki sintió que su cuerpo se estremecía.

No hay opción. Tengo que destruirlo de un solo golpe.

Cerró los ojos y respiró profundamente.

Sus pies se afirmaron en la nieve, sus músculos se tensaron. Sintió su energía fluir, canalizando el Golpe de Aire con toda la potencia que su cuerpo permitía.

El gólem se lanzó hacia él.

Loki esperó hasta el último segundo… y entonces, con un grito mudo, lanzó un puñetazo con toda su fuerza.

El aire se comprimió en un solo punto y explotó con un estruendo ensordecedor. La onda de choque golpeó directamente el torso del gólem, atravesándolo como una lanza invisible.

Por un instante, el monstruo se quedó inmóvil. Luego, su cuerpo comenzó a resquebrajarse. Grietas recorrieron su forma colosal, y en cuestión de segundos, estalló en mil pedazos de hielo y cristal.

Los restos cayeron al suelo con un sonido armonioso, como campanas de vidrio rompiéndose.

Loki se quedó de pie en medio de la tormenta, con la respiración agitada.

Había ganado.

Un Pueblo en la Noche

Veinte minutos después, las luces de un pueblo comenzaron a aparecer en la lejanía.

Era pequeño, rodeado por una muralla de madera, con casas de techos puntiagudos cubiertos de nieve. Chimeneas humeaban en la oscuridad, y el resplandor cálido de las linternas contrastaba con la frialdad de la noche.

Loki se quedó en la colina, observando.

Algo dentro de él le decía que este lugar… era importante.

Y así, con la luna brillando sobre su cabeza, descendió lentamente hacia el pueblo.

Su verdadero viaje en Lutkar estaba por comenzar.

Loki entró al pueblo sin problemas. Se dirigió a un hospedaje y compró una habitación con el dinero que había robado a los mercenarios. Sin decir palabra, subió a su cuarto y se acostó en la cama. Mañana le esperaba un largo día.

La luz del amanecer se filtró por la ventana, golpeando el rostro de Loki. Abrió los ojos lentamente.

Loki: «Qué frío…»

Se levantó y comenzó a vestirse. Se puso su pantalón corto, reforzado con pequeñas armaduras en los muslos. Luego, una remera impermeable, y sobre ella un buso con forma de armadura, de un color brillante como el aluminio. Finalmente, se cubrió con una capa larga y desgastada que llegaba hasta el suelo por su baja estatura. A simple vista parecía la capa de un vagabundo, pero Loki sabía que tenía propiedades especiales: resistente al fuego, al hielo y a los golpes contundentes. Aunque, si alguien lo apuñalaba, esa capa no le ofrecería mucha protección.

Loki salió al exterior. Una ráfaga de aire helado le golpeó el rostro.

Loki: «Debe hacer al menos -1 grado… pero no importa.»

Su estómago no rugía, pero sabía que debía comer algo. Llevaba cinco días sin probar bocado, y aunque su cuerpo no se lo exigiera, extrañaba el sabor de la comida.

Loki: «No puedo ir al baño como los demás… pero siempre disfruto la comida deliciosa.»

Mientras caminaba por las calles, un agradable aroma lo detuvo. Lo siguió hasta una taberna ruidosa y acogedora. Al entrar, el calor del lugar lo envolvió. Las voces, risas y el sonido de copas chocando llenaban el ambiente. Loki se sentó solo en un banco, observando en silencio.

Loki sostuvo el tenedor entre sus dedos, girándolo levemente mientras observaba la escena con atención. El ambiente en la taberna cambió en un instante. La alegría y el bullicio se desvanecieron, dejando solo un pesado silencio flotando en el aire.

Los aventureros y aldeanos presentes evitaban mirar directamente a la recién llegada. La conocían. La respetaban. Pero, sobre todo, temían su dolor.

Baleria, la Mata Dragones.

Aventurera de rango A, famosa en todo Lutkar por sus hazañas en el campo de batalla. Su armadura de placas metálicas, desgastada pero resistente, aún reflejaba su fuerza. A su espalda colgaba una espada gigantesca, símbolo de su poder. Pero su rostro… su rostro mostraba a alguien que había regresado del infierno.

Loki la observó fijamente, sin apartar la mirada.

Baleria tomó su jarra de cerveza con manos temblorosas. Bebió un largo trago antes de golpearla con fuerza contra la mesa. Su voz sonó firme, aunque se quebraba por la emoción contenida.

Baleria: —No pude salvarlos… Klop fue arrasado. Mi equipo… todos murieron.

Un murmullo recorrió la taberna. Algunos bajaron la mirada en señal de respeto; otros apretaron los puños con impotencia.

Loki no reaccionó. Solo la miró.

Y entonces, sin razón aparente, sus ojos se encontraron.

El ambiente se tensó de inmediato. La mirada de Baleria era afilada como una espada, cargada de rabia y dolor. La de Loki, vacía… pero con un leve destello de curiosidad.

El silencio se hizo eterno.

Baleria: —¿Qué estás mirando, chico?

Su voz era dura, teñida de desconfianza. En un mundo como este, los desconocidos siempre eran posibles enemigos.

Loki no respondió. No podía.

Pero algo en su mirada debió parecerle extraño, porque los ojos de Baleria se entrecerraron, analizando al chico frente a ella.

Baleria: —Tienes un aura rara… No eres un aventurero, pero tampoco un civil.

Lentamente, dejó su jarra sobre la mesa y se inclinó hacia Loki, sus ojos fijos en los suyos.

Baleria: —Dime, mocoso… ¿quién eres?

El bar entero contuvo la respiración. El silencio era abrumador.

Loki, sin cambiar su expresión, levantó la mano. Con su dedo, trazó una palabra en la superficie de la mesa, dejando un rastro de hielo brillante.

— Loki.

Baleria arqueó una ceja, sorprendida.

Baleria: —¿No hablas?

Loki negó con la cabeza en silencio.

La guerrera lo miró fijamente por un momento, sus ojos intentando descifrarlo. Finalmente, suspiró y tomó otro trago de su cerveza.

Baleria: —Hmph. No sé por qué, pero algo en ti no me gusta.

Loki la observó sin inmutarse, su rostro vacío de emoción.

Baleria chasqueó la lengua y desvió la mirada, regresando a su conversación con la mesera. Pero Loki sabía que esto no terminaba aquí.

Destino Compartido

La taberna estaba sumida en un pesado silencio, como el aire antes de una tormenta. Las miradas de todos estaban fijas en el centro de la sala. Baleria no apartaba los ojos de Loki, mientras él la observaba con una calma sobrehumana, una calma que la incomodaba profundamente.

Baleria con mirada penetrante:
Dices que te llamas Loki, ¿eh?
Baleria da un trago y deja la jarra con fuerza sobre la mesa, el sonido retumbando en el aire.
Y supongo que solo eres un viajero perdido…

Loki sin decir palabra alguna, simplemente mirando fijamente

Baleria con una mirada de desconfianza, frunciendo ligeramente el ceño:
Pero hay algo en ti que no me gusta.
Sus ojos brillan con una intensidad peligrosa.
No sé qué es, pero mi instinto me dice que eres… peligroso.

Loki inclina la cabeza, como si pensara en sus palabras, pero no habla

Baleria se levanta de golpe, su mano se posa sobre la empuñadura de su enorme espada

No te creo, Loki.
Con voz firme y decidida.
En un mundo donde todos pueden ser enemigos… solo hay una forma de saber si puedo confiar en ti.

Un murmullo recorre la taberna. Los aventureros se apartan, sabiendo lo que está a punto de suceder.

Baleria con voz imponente, levantando la espada hacia el cielo:
¡Fuera!
El eco de su orden llena el aire. La atmósfera se vuelve tensa, como un campo de batalla inminente.
¡Vamos a pelear!

Loki cierra los ojos por un breve momento, suspirando en silencio, su mente ya preparada para lo que vendrá. No le sorprendía. Aunque su objetivo era obtener respuestas, si debía enfrentarse a Baleria para demostrar que no era su enemigo, lo haría… aunque eso significara perder a propósito.

El aire se llena de una tensión palpable, la batalla está a punto de comenzar…

El Combate de 40 Segundos

La nieve cubría el suelo con una capa delgada y blanca. El viento helado soplaba con fuerza, pero ni Loki ni Baleria parecían inmutarse ante el frío. El aire estaba cargado de tensión.

Ambos se posicionaron a unos cinco metros de distancia. Baleria desenfundó su gigantesca espada, el filo brillando bajo la luz de la luna como una amenaza mortal.

Baleria con voz firme y seria, mirando a Loki fijamente:
Te daré una oportunidad.
Su mirada se endurece, la espada en alto.
Si resistes 40 segundos, tal vez empiece a confiar en ti.

Loki sonriendo ligeramente, una sonrisa torcida que refleja una mezcla de indiferencia y desafío:
Entendido.

Baleria se lanzó al ataque de inmediato, su espada cortando el aire con una velocidad letal. Loki reaccionó con rapidez, esquivando al inclinar su cuerpo hacia un lado justo en el último segundo. El impacto del golpe levantó una nube de nieve del suelo.

Baleria sin detenerse, sus ojos ardientes de determinación:
¡Tú no eres un civil cualquiera!

Loki da un paso atrás, observando cada movimiento de Baleria con calma, evaluando su estilo de combate. Sin perder el ritmo, Baleria atacó de nuevo, encadenando cortes con fluidez y precisión. Cada golpe era como un rayo, mortales y calculados. Pero Loki esquivaba con una gracia casi minimalista, sus movimientos evitando el contacto con el menor esfuerzo posible.

10 segundos.

Baleria gruñendo, alzando su espada con mayor fuerzz:

No eres un civil cualquiera…
Sus ataques se vuelven más intensos, más rápidos.

Loki con una leve sonrisa, decide tomar la iniciativa:
Es hora de esto…
Con un movimiento rápido, lanza su habilidad Golpe de Aire, una onda de presión surca el aire. Baleria se sorprende por un instante, pero bloquea con su espada, siendo empujada hacia atrás unos metros.

20 segundos.

Baleria sonriendo con una mezcla de sorpresa y desafío):
¡Interesante!
Levanta su espada, lista para atacar de nuevo.
Pero no basta.

Baleria gira sobre su eje con velocidad sobrehumana y lanza un corte diagonal. Loki esquiva por centímetros, el viento cortante de la espada rozando su mejilla.

30 segundos.

Loki siente la tentación de usar todo su poder… Podría ganar…

Loki pensando en su interior, con una mirada fría:
No quiero…
Su mente calcula rápidamente. Si desata su oscuridad, destruiría todo el pueblo… No puede permitírselo.
Decide, entonces, perder intencionalmente.

35 segundos.

Baleria con una feroz sonrisa, su espada se desplaza hacia abajo en un golpe fatal:
¡Ahora te tengo!

Loki bloquea el golpe con su antebrazo, pero de forma deliberada, dejando que el impacto lo estrellara contra el suelo de nieve.

40 segundos.

Un instante de silencio. Baleria jadea levemente, su espada aún en alto. Loki, tumbado en la nieve, levanta una mano de forma perezosa, como si dijera «Ok, ganaste.»

El aire se vuelve tenso por un segundo.

Baleria su risa retumba por encima del silencio, una carcajada sincera:
¡Maldita sea, Loki! Sabía que no eras normal.

Loki encogiéndose de hombros mientras se levanta, quitándose la nieve de encima:
Bien.
Murmura con voz suave y serena.
Parece que vamos al mismo lugar… Lutkar.

Baleria mirándolo fijamente, su expresión se suaviza un poco mientras asiente:
Entonces será mejor que viajemos juntos.

El viento se calma, como si el mundo mismo hubiera decidido dar un respiro. Así comenzó el verdadero viaje.

El Viaje a Lutkar 20 días de aventura y conversaciones

Día 1-5: El inicio del camino

La nieve cubría los campos mientras avanzaban. Baleria hablaba constantemente, como si necesitara llenar el silencio.

—¿Por qué vas a Lutkar, Loki?

Él se quedó en silencio por unos segundos y luego escribió en la nieve: Respuestas.

Baleria frunció el ceño.

—Misterioso… me gusta.

Loki se preguntaba en su mente: ¿Por qué siento que este lugar me llama?

Día 6-10: Encuentro con monstruos

Loki y Baleria se enfrentaron a lobos de hielo y goblins de las montañas.

—¡Corta sus orejas! —gritó Baleria mientras luchaban—. Son valiosas para venderlas.

Loki, confundido, miró los cadáveres y luego sacó su Inventario.

Orejas de goblin x6 añadidas.
Cuernos de monstruo de hielo x2 añadidos.

Baleria lo miró con incredulidad.

—… ¿Tienes un inventario mágico?

Loki asintió.

—Tch, maldito tramposo.

Loki sonrió para sí mismo.

Día 11-15: Charla nocturna

Una noche, junto a la fogata, Baleria lo miró fijamente.

—Oye, ¿cuántos años tienes?

Loki lo pensó. No tenía idea.

Así que simplemente escribió en la nieve: 20.

Baleria abrió los ojos con sorpresa.

—¡¿20?! ¡Maldita sea, soy un año mayor que tú!

Loki alzó una ceja, divertido.

—Entonces… ¿qué título tienes como aventurero? —preguntó con interés.

Loki sonrió y escribió en el suelo: «Asesino de Marionetas».

Baleria lo leyó en voz alta y soltó una carcajada.

—¡Eso suena ridículo!

Loki se encogió de hombros y se echó a reír en su mente como un loco vagabundo.

Día 16-20: El castillo de Lutkar

El frío se intensificó conforme avanzaban. En el horizonte, finalmente lo vieron: el castillo humano en el borde del continente.

Baleria miró la imponente fortaleza y suspiró.

—Hemos llegado.

Loki sintió algo extraño en su pecho.

Este lugar… este lugar le traía recuerdos olvidados.

Y con esa sensación inquietante, su aventura en Lutkar estaba a punto de comenzar.

Loki y Baleria caminaron a través del camino empedrado hacia las enormes puertas del castillo de Lutkar. Desde lejos, se podían ver las altas murallas de piedra gris, adornadas con estandartes rojos con un emblema dorado en el centro.

Cuando llegaron a la entrada, los guardias de la fortaleza los observaron por un momento antes de que uno de ellos gritara con emoción:

—¡Oh, por la Diosa! ¡Es la Mata Dragones!

El grito de los soldados alertó a otros en la muralla, y pronto se escucharon murmullos. Más soldados comenzaron a llegar, y algunos hasta golpeaban sus lanzas contra el suelo en señal de respeto.

—¡La Mata Dragones ha vuelto!

—¡El rey ha pedido verte de inmediato!

Baleria frunció el ceño.

—Tch… sabía que esto pasaría.

Sin previo aviso, desapareció en un parpadeo. Loki solo sintió una leve brisa cuando Baleria desapareció entre las sombras.

Loki la observó desaparecer sin mostrar reacción. No estaba sorprendido, pero tampoco le gustaba ser dejado atrás.

Los guardias no le prestaron atención. Después de todo, solo era un vagabundo mudo con una capucha raída. Pero cuando intentó entrar, dos soldados bloquearon su paso con sus lanzas.

—¿A dónde crees que vas?

Loki levantó una ceja.

Uno de los guardias tenía un amuleto en su pecho, un cristal azul que de repente comenzó a brillar con un resplandor carmesí.

El soldado palideció.

—E-Espera… ¿un demonio?

Los otros soldados se tensaron, poniendo manos en sus armas.

Loki suspiró en su mente.

—¡ALARMA! —gritó un soldado.

GONG

Una campana resonó en el aire.

De inmediato, una docena de soldados apareció de la nada, desenfundando sus armas.

Loki estaba rodeado.

—¡Maten a la criatura!

Los soldados cargaron contra él.

Loki esquivó el primer ataque con facilidad y le propinó un golpe en la garganta a un soldado, haciéndolo colapsar. Otro trató de apuñalarlo por la espalda, pero Loki giró sobre sí mismo y lo golpeó con una patada ascendente en la mandíbula, dejándolo inconsciente.

Cinco soldados cayeron en segundos.

Pero más seguían llegando.

Loki se movía entre ellos con velocidad sobrehumana, bloqueando golpes con las palmas y contraatacando con precisión quirúrgica.

Las flechas comenzaron a llover desde las murallas. Loki esquivó varias, pero una le rozó el hombro, dejando un corte en su capa.

—Hmph… molestos.

Fue entonces cuando una nueva presencia se hizo notar.

—Deténganse.

Los soldados se apartaron.

Del castillo, un hombre de cabellos plateados y túnica azul apareció. Llevaba un bastón de cristal y tenía una expresión de superioridad en el rostro.

—Vaya, vaya… no esperaba encontrarme con un demonio justo hoy. —El hombre sonrió con frialdad—. Soy Opulus, mago de rango A de Lutkar.

Loki lo miró fijamente.

Pero antes de que pudiera reaccionar, otra figura apareció a su lado.

Era una mujer imponente con una armadura blanca y dorada. En una mano sostenía un gigantesco martillo de guerra, y en la otra, un escudo con el emblema de Lutkar.

—Soy Sophia, guardia de honor de los Pilares. Y tú… —lo señaló con su martillo—. Eres una amenaza para el reino.

Loki inclinó la cabeza.

Esto se pondría interesante.

Los primeros en atacar fueron los soldados.

Loki se movió entre ellos como un fantasma, golpeando sus puntos vitales y dejándolos inconscientes en cuestión de segundos. Un soldado intentó apuñalarlo por la espalda, pero Loki giró y le rompió el casco de un codazo, dejándolo fuera de combate.

En menos de un minuto, 10 soldados estaban en el suelo.

Pero entonces, Opulus levantó su bastón.

—Congélate.

Una ráfaga de hielo cubrió el suelo. Loki saltó justo a tiempo antes de que sus pies quedaran atrapados en el hielo.

Opulus sonrió.

—Interesante…

Loki aterrizó en la nieve, pero Sophia ya estaba sobre él.

¡BOOM!

El martillo de la mujer cayó como un rayo. Loki apenas tuvo tiempo de esquivar, pero la onda de choque lo lanzó varios metros hacia atrás.

Arqueros dispararon desde las murallas.

Loki se deslizó por el hielo y giró en el aire, esquivando las flechas con precisión sobrehumana.

—Eres rápido —dijo Opulus—. Pero ¿qué tal si te entierro vivo?

El suelo bajo Loki comenzó a temblar.

¡Magia de Tierra: Sepultura de Roca!

Columnas de piedra emergieron del suelo, tratando de aplastarlo. Loki saltó, pero Sophia ya estaba esperándolo en el aire.

—¡Caíste!

Con un giro brutal, Sophia usó su escudo como un ariete y lo estrelló contra Loki en el aire.

¡CRACK!

Loki salió disparado contra el suelo, dejando un cráter en la nieve.

Los soldados gritaron con entusiasmo.

—¡Lo tienen!

Opulus avanzó, confiado.

—Un demonio no debería meterse con la magia humana.

Pero entonces…

Loki se levantó.

Había sangre en su frente, pero sonrió con diversión.

Esta vez, él atacó.

Con una velocidad aterradora, Loki apareció frente a Sophia y la golpeó con la palma abierta en el estómago. La fuerza del impacto la hizo retroceder varios metros, jadeando.

Opulus conjuró una lanza de hielo y la disparó hacia Loki.

Loki la desvió con la mano desnuda.

Opulus entrecerró los ojos.

—Interesante…

Los soldados volvieron a atacar, pero Loki se movió entre ellos como una sombra, dejándolos inconscientes con cada golpe preciso.

La batalla continuó durante 20 minutos.

El suelo estaba lleno de soldados derrotados.

Loki respiraba con calma, pero su ropa estaba dañada y su brazo tenía cortes. Sophia se sostenía sobre su martillo, jadeando. Opulus tenía una expresión seria.

Fue entonces cuando dos figuras aparecieron en el campo de batalla.

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