Madrid, España 1985.

¡Que dolor de cabeza! No aguanto esta cruda que traigo, me siento muy mal, necesito ir al baño, pero aguarden, ¿En dónde estoy?, comencé a ver todo mi alrededor y estaba acostado en un camastro, pero muy mala suerte que no estaba en la playa, estoy en un apartamento que quien sabe cómo carajo llegue, y es aquí donde me pregunto

—. ¿Otra vez? En serio ¿Otra vez?, —. No puedo creerlo, yo mismo me contestaba.

—.Carajo, maldito alcohol, no me está dejando nada bueno. —.

Pero después me preocuparía por la resaca, tenía que ver cómo salir de este lugar, y cuando comienzo a buscar una salida, me acerco a la puerta y ¡Lo que faltaba! Todo cerrado con llave, y ahora

—.¿Qué chingados sigue?, —. Realmente estoy preocupado —.

Desconozco quien está adentro del apartamento, aunque dejen les cuento que el apartamento me gusta, es muy amplio, tiene una gran pantalla en la sala, una cocina grande, y una barra para desayunar muy linda y de mármol, y claro un camastro sin sentido a la mitad del apartamento, pero digno para vivir la verdad, lo único que no era digno es que yo estuviera ahí sin saber cómo había llegado.

Opté por esperarme un momento más, para ver si alguien despertaba y me pudiera abrir la puerta, pero la espera se hizo eterna, porque tenía que ir al trabajo a las 10:00 am, y exactamente eran las 9:35 am, y me veía como me sentía, ¡Horrible!, amanecí con la misma ropa de la noche anterior, traía una cruda infernal, y siento que huelo a pacuso, como dirían por ahí en mi provincia.

Seguí esperando a ver si alguien despertaba, y a vista de que no se movía ni una mosca dentro de este apartamento, decidí ir a tocar la puerta de una habitación, con el miedo y la incertidumbre de ver quien rayos saldría de ahí.

Cuando me voy acercando al pasillo de las habitaciones, una puerta estaba entre abierta y alcance a observar a un chico y una chica arrunchados en una cama semidesnudos envueltos en sábanas, y solo me detuve en seco.

—.¿Que chingados Oscar? Donde estoy.

A creo que no me había presentado, suelo ser muy distraído, pero bueno, mi nombre es Oscar Degreen, y soy el típico amigo buena onda que no se quiere perder ningún cotorreo, porque siento que tengo que vivir al máximo, pero bueno ya les iré contando un poco sobre mí, ahora solo quiero salir de aquí, sin salir herido o maltratado.

Seguí caminando por el pasillo de las habitaciones, porque claramente no iba a tocar la puerta de los chicos que estaban abrazados en la cama, seguramente el chico me sacaría a palazos al ver como un desconocido se acerca a tocar la puerta del cuarto de su novia, o amenos yo lo haría en su lugar, así que eso no fue opción, solamente seguí sigiloso por el pasillo, y había una puerta cerrada,

—.¿Y si toco esta puerta?, pero y si ¿Hay otra pareja? Seguramente me sacaran a patadas, estaba a piense y piense.

El reloj claramente seguía su curso, y yo iba a llegar tarde a trabajar y no podía llegar tarde otra vez, porque ya me estaban fichando de impuntual, así que, decido tocar la puerta que estaba cerrada con el jesus en la boca, y de repente gritan:

—.¡Ya voy! —. Era la voz de una chica.

así que bueno al menos golpeado no salgo.

—.¿Que pedo Ana? , que bueno que sales tú de esta habitación, por un momento estaba creyendo que estaba raptado con gente desconocida.

—.No manches Oscar, ayer te pusiste bien grave, y no tenías donde quedarte, por eso te trajimos aquí—.

No podía creer que no me acordaba absolutamente de nada, y eso me estaba comenzando a preocupar; Ana se dirigió a la puerta y me abrió para que pudiera irme a trabajar, y bueno les cuento, Ana es una amiga de la Universidad, bueno creo que no somos tan amigos, pero somos conocidos, siempre nos vemos en el campus, y coincidimos en algunos grupos de amigos, pero realmente no se mucho de su vida, pero bueno le agradezco que me haya salvado, porque si no me hubiera quedado aquí, estaría en otro lugar random de esta Ciudad.

Al salir del apartamento, tuve que cruzar una cochera muy grande, y comencé a tener flashbacks, recordaba que yo había pasado por esa cochera caminando, pero me acordaba borroso, y esto cada vez me comenzaba a preocupar más, al punto de decir —.¿Qué paso la noche anterior?.

Saliendo de ese apartamento, con la resaca que se sentía como carcomía mi cuerpo y caminando por la calle, sucio, con la ropa de la noche anterior, y creo que mi olor era a borracho de cantina, y sin un solo peso en la cartera, comencé a sentir ese vacío o esa malilla que te da al dia siguiente después de una gran borrachera, era volver a la realidad, era como si me apagara, y me prendiera cuando regreso a lo ordinario, y había algo dentro de mi, que me decía que esto no estaba bien, que me traería repercusiones graves en un futuro, esa pequeña voz que algunos le llaman intuición, presentimiento, corazonada, o simplemente cansancio de siempre lo mismo, asi que solo me dirigi a la estación del metro para irme a mi casa y seguir el dia con la poca batería que tenía.

Y es aquí donde comienzo esta historia de un chico de 25 años que sigue en la Universidad porque me retrase unos años porque me fui a Canadá a vivir un tiempo, y ahora estoy en el bello Madrid disque de intercambio, pero tengo problemas de alcoholismo, y se que los tengo, pero estoy seguro que cuando yo quiera, puedo dejar de tomar, lo malo es que no quiero.

7:42 pm, ahora me encuentro en mi apartamento, hambriento, cansado, desvelado y muy pensativo, porque durante el transcurso del día, estuve pensando que no era la primera vez que me daba un black Out, y nunca me había preocupado tanto porque por alguna razón, siempre terminaba en mi apartamento sano y salvo y nunca había corrido tanto peligro, o a menos que yo lo recuerde; Pero esta vez había sido diferente, me sentí tan asustado cuando desperté en un lugar que mis ojos nunca habían visto, y la dificultad que tenía en ese momento por la ingesta de alcohol del día anterior, no tenía la capacidad de procesar esa situación, y de verdad que no sé cómo carajo podía seguir haciendo esto, desde que vivía en México era un desastre, pero que les digo, atenderme me parecía aburrido.

Me vine a Madrid de intercambio de la Universidad en México, pero la verdad es que fue el pretexto para venirme un rato a otro país, a conocer, a hacer nuevos amigos, porque soy una persona que le gusta estar en constante cambio, nunca tengo los mismos amigos, ni el mismo trabajo, creo que el trabajo en el que más tiempo e durado fue en una oficina durante un año, y al principio me parecía genial, pero después sentía la necesidad de aprender algo nuevo, moverme, y es por eso que ando en Madrid, pero bueno yo no sé cómo le hacen las personas que tienen el mismo trabajo en el mismo escritorio los próximos veinte años de su vida,

—.¿Cómo le hacen? —. Bueno debo ser realista, no todo el mundo piensa como yo, hay quien es feliz con su mismo trabajo en el mismo escritorio, toda su vida.

Ibiza 1985.

¿Qué carajo? Ay no, ¿Otra vez?, comencé a moverme y sentía dolor en todo el cuerpo, estaba viendo mis piernas y mi pantalón estaba rasgado, mis brazos estaban raspados y con sangre.

—.¿En dónde estoy? —. Viendo a mí alrededor vi que estaba dentro de una bodega fría y muy grande, la única luz que entraba era por unas pequeñas ventanas en donde apenas podría entrar un pájaro.

No estaba entendiendo que estaba pasando, cuando intente levantarme para salir de ese lugar, un roedor recorre todo mi cuerpo, creo que era una rata, y yo con el miedo y el asco que les tengo, me comenzó a dar pánico, cuando intento pararme, no podía, estaba amarrado de manos a un tubo que creo era de acero.

—.¡Lo que me faltaba! —. Otro black Out, pero esta vez, creo que me había metido en graves problemas, pues ya no estaba en un apartamento, estaba en una bodega oscura, golpeado y amarrado.

Tenía que pensar cómo salir de ahí, estaba completamente solo, o al menos eso parecía, pero todos mis intentos de salir eran inútiles ya que estaba amarrado, y realmente desconozco quien querría tenerme amarrado en una bodega, no tengo nada que ofrecer, si esperan tener una cantidad de dinero por mi rescate, pues ya estuvo que aquí me muero.

—.¡BUENOS DIAS! —. Escuche que alguien gritaba mientras le pegaba a una puerta

—.¿Qué paso mi gallo, ya se le quito lo bravo? —. Me gritaban a lo lejos.

Comencé a sentirme raro, porque realmente no sé porque me estaban diciendo eso, —.¿Acaso la cague anoche? —. La verdad solo estaba esperando lo peor.

Bueno, los pondré en contexto, anoche fue el cumpleaños de la chica con la que amanecí la otra vez en su apartamento, ¿Recuerdan?, bueno, pues como que desde ese día la chica comenzó a hablarme muy bien, y ayer salimos a un bar muy nice, por cierto, y había champagne gratis por todos lados, y aquí su alcohólico anónimo, no iba a desaprovechar esas oportunidades, pues —.¿Champagne gratis? —. No recuerdo cuando fue la última vez que la bebí, y para ser sincero, de haber continuado bebiendo, hubiera muerto.

El alcohol había formado parte de mi vida cotidiana desde que era un niño, mis padrés siempre bebían, había una pequeña cantina en mi casa, y yo sin saber porque bebían, solo lo comencé a normalizar, mi madre siempre tenía una copa de vino en la mano, y mi papá en casa siempre se sentaba a ver el televisor con un Whiskey con hielos, no recuerdo haber visto que le agregara agua o algún líquido, al parecer le gustaban los tragos raspositos, y sin dejar a un lado las fiestas familiares, siempre había alcohol, y no solo en mi familia, yo creo que en la mayoría de personas, el alcohol es una costumbre social muy normalizada, pero aquí estoy yo, el niño que siempre quería estar descubriendo todo, y tanto descubrí sobre el alcohol, que miren, aquí estoy en una catástrofe, encerrado en una bodega con ratas.

En ese momento, me lamente ser una persona que siempre forza a los extremos cualquier cosa que pasa por mi vida, y nunca quiero perderme de nada y a veces lo eh romantizado tanto, que lo reduzco en esta típica frase, “lo intente hasta que ya no pude”, pero creo que forzar estar hasta tarde esa noche, alcoholizado en esa fiesta, lo iba a pagar muy caro…

El hombre que llego al lugar, ese que me estaba gritando Buenos días con su voz de muy machito, llego a decirme que la había regado, que no iba a salir pronto de ahí, que primero tenía que pagar unas cuentas pendientes con el jefe, y por dentro de mí, solo pensé que que chingados había hecho, porque realmente no me acordaba de absolutamente nada; De repente a este hombre le comenzó a sonar el celular, le estaba entrando una llamada, a lo que el comienza a alejarse para contestar, algo de trama había ahí, porque a lo lejos escuche algo sobre un trasplante de órganos, y rápidamente sentí como la sangre me bajo a los talones, sintiéndome en pánico, pues lo único que pensé en ese momento es que me habían secuestrado para vender mis órganos, y saber que estos podrían ser mis últimos días de vida, o tal vez mis últimas horas, me empezó a causar una asfixia en el pecho, y una desesperación inmedible, y lo único que quería hacer era salir a como diera lugar de esta bodega.

Las horas pasaban y pasaban, o no sé si había perdido la noción del tiempo, porque tal vez solo había pasado muy poco tiempo, y dentro de mi cabeza sentía una eternidad; comencé a ver mi alrededor para buscar algo que me pudiera ayudar para romper la resistencia con la que estaba amarrado, pues ese era el problema, porque una vez que estuviera desamarrado podría salir fácilmente de este lugar porque no había candados ni puertas cerradas con llave, sin problema podía huir, lo único era buscar algún instrumento para poder desamarrarme.

Cerca de mi había una botella de Coca-Cola, de vidrio, pensé que tal vez podría alcanzarla, quebrarla y que el vidrio me sirviera como una navaja, para romper la soga, solo que alcanzar la botella vacía, estaba un poco complicado; el punto es que logre tirar la botella de coca cola, tambaleando el estante, y cayó en mil pedazos al suelo, a lo cual recuerdo que desesperadamente tome un vidrio maso menos grande, y comencé a tallar la cuerda que tenía atada en el pie, pero creo que solo en mi mente era buena idea, porque no estaba funcionando para nada, y no me percate que me estaba lastimando, y mi tobillo comenzó a sangrar, parecía como si me estuviera desangrando, y fue donde dije —.¡Ya la cague!, se van a dar cuenta que quería huir —. Mis nervios comenzaron a atrapar todo mi cuerpo y mi mente, tenía que parar de sangrar, sino, no sé qué me iba a pasar cuando se dieran cuenta que estaba herido por querer huir.

Cuando llegan a la bodega el grupo de secuestradores que me tenían amarrado como un perro, y ven la sangre en el piso, la botella quebrada, y a mí con cara de espanto, recuerdo que me golpearon por quererme hacer el héroe y querer salir de ahí.

Y hasta aquí pude transcribir el diario de Oscar, esta historia es corta, porque así de corta fue su vida, creemos que al final, oscar pudo salir de la bodega, ya que tuvo la oportunidad de escribir toda su experiencia, y según los Últimos reportajes en Madrid, Oscar Guzmán Enríquez, fue visto por última vez en el bar glade56, después de meses de haber pasado el suceso en Ibiza, y a la fecha de hoy 27 Junio 1985, cumple 5 meses de desaparecido, nadie sabe de su paradero, las autoridades aún no encuentran su cuerpo, y han dejado de lado cada vez más la búsqueda de Oscar, su familia fue informada a través de los consulados, y es dolorosa esta situación, ya que todos hemos tenido una historia de borrachera súper rara y extrovertida, en donde no nos damos cuenta del peligro que estamos corriendo, puesto que el alcoholismo en conjunto de estar todos los fines de semana de fiesta, solo nos crea experiencias divertidas, como lo estaba Oscar, él no pudo ver que su alcoholismo le estaba produciendo una afectación en su cerebro, lo cual, es muy común con el exceso de ingesta de alcohol durante periodos prolongados de tiempo, por ejemplo la falta de atención, y los cambios mentales son muy normales e inconscientes, ¿Apoco no somos diferentes cuando tomamos alcohol?, y lo lamentable que con el paso del tiempo, nuestra personalidad va cambiando junto con evasión de la realidad, sin tener una sola de alcohol en la sangre, el alcohol y sus sustancias dañan permanentemente, y claro sin dejar de lado el disparo de ansiedad y delirios que este droga que encontramos en la esquina de cada cuadra nos da.

Descanse en Paz Oscar y todas sus historias divertidas ahora solo son polvo.

Recuerda que no tienes que vivir de todo para creer que tu vida vale la pena,

Perderte de experiencias cuando tu intuición te dice que YA NO puede ser mejor.

Etiquetas: historias soledad

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