Este fue mi último momento de reflexión.El monoambiente en silencio y el sonido de la calle a las 2:00 de la madrugada – quien diría que Castelli sería tan transitada– creó el ambiente perfecto para mi despedida. Era mi última noche de libertad antes de volver a enfrentar la realidad.

Unos días antes, Rita, mi amiga, necesitaba a alguien que cuidara su departamento por el fin de semana –Ramos Mejia no es Suiza, con sus bicicletas en la vereda y ventanas sin rejas–, solíamos decir.

Yo necesitaba un lugar donde no tuviera que fingir que mi vida no se había ido a la mierda.

Ese jueves, entre autorización y autorización, mi celular vibraba sin cesar. Un mensaje de whatsapp de ese chat grupal que siempre me saca una sonrisa, “3 copas y catarsis”. Pero, esta vez me dio algo más.

Rita:
¡Chicas, S.O.S! Necesito que alguien me cuide el depto este finde, ¡ayuda!

Dana:
¿Adónde te vas? ¡No nos contaste nada, perra!

Emilia (o sea, yo):
¿Cuándo? La verdad, necesito un tiempo en soledad… nos sirve a ambas.

Rita:
Este finde. No me odien. Nos vamos con Nadia a Entre Ríos, cumple años su mamá. No les conté nada porque lo definimos hoy. Les pregunto a ustedes porque les tengo confianza.

Dana:
A mí se me complica. Rodri está enfermo y entra en “modo terminal” con cada gripe.

Emilia: — decidí no pensarlo más y en un arrebato de desesperacion no lo dudé–
Yo voy. Me viene bien, tengo que estudiar y necesito tiempo para mí. ¿Cuándo te vas?

Rita:
¡Dale, Emi, genial! Me re salvás. Nos vamos mañana a la tarde. Como junté horas extra, me tomé el día.

Dana:
¡Apa, mirala a ella con su media naranja! Surgió todo hoy, pero ya tenías el día reservado… como todo tu plan, ¡jajajajaja!

Rita:
¡Jajajajajaja! Es que estábamos en duda con el viaje, pero el día me lo tomaba igual. Ustedes saben… estamos “reconectando” la pareja.

Emy, sos una genia. Mañana a la tarde paso por el laburo y te dejo la copia de la llave. Hoy no la traje, ¡soy una boluda!

Emilia:
Dale, sí, cuando me digas.

Rita:
Puede venir tu novio a visitarte, ¿eh? No hay problema en que uses el depto para… divertirte también 😉

Emilia:
Jajaja… ¿puede no ser Martín? 😅

Rita:
¡Puede ser quien quieras! Pero sé que no hay nadie más, jajajajaja.

Ahí se cerró el chat.
Ni Dana ni yo respondimos.

Confieso que sentí como si una enorme puerta de paz se estuviera abriendo frente a mí; como un preso al que le dan la condicional. Y justo entonces, Rita, con esa seguridad que a veces le envidiaba (y otras me desesperaba), lanzó su sentencia sobre mí.No me animé ni a contradecirla ni a confesar mi situación real. Solo envié un sticker de risa cómplice y un corazón.

La verdad es que jamás pensé en Martín para compartir mis “ratos de ocio” (¿a quién quería engañar?). Mi cabeza, esta obstinada cabeza, estaba invadida por León a todas horas – ¡Maldito León!– , me dije a mí misma.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS