Madre,
por ti daría la vida,
por ti dejaría atrás mis sueños,
y aunque tú no lo pidieras, igual lo haría.
Porque tú me diste la vida,
y cuando más detestaba existir,
tú fuiste el color en mis días.

Tú, que eres paz, que eres amor,
que llevas la resiliencia en la mirada,
que eres valiente y llevas fuerza en el alma…
¿por qué permites que te traten así?

Tú no mereces el dolor,
mereces el cielo, nunca el infierno.
Eres como un ave noble,
posada sobre el lobo sin saberlo.
¿No ves cuánto vales?
Brillas como estrella,
eres un faro para quienes te rodean.
No hay quien te supere,
ni quien te guarde rencor,
porque eres luz, ternura y amor.

Si pudiera volver el tiempo atrás,
te evitaría ese encuentro,
alejaría tu destino del suyo,
aunque eso borrara mi existencia.
Porque tú mereces una vida de amor,
de armonía,
no cargar con el peso de algo que no rompiste tú

Etiquetas: amor madre poema

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS