Aquella madrugada se presentó fría, lluviosa; como todos los días mamá se iba a trabajar.

La observaba desde mi cama, esperando su beso ese que me mantendría junto a ella toda la jornada, los dias de lluvia no trabajaba ; eran nuestros favoritos porque compartíamos juegos y risas, me ayudaba a hacerle ropa ais muñecas y cantábamos a capela muñeca rota.

No queria que se fuera , la casa sin ella no era la misma pero su rol de jefa dehogar. Mono patental la llevaba a marcharse. Todas las mañanas a las 4 y volver cuando se ponía el sol

Sólo entendi su rol varios años después cuando el destino me obligo a repetir su historia.

Mi madre era un peón rural que trabajaba por zafras, oficio con el cual no soñió de niña ni se capacitó pero que fue el unico medio para llebar un plato de comida a nuestra mesa.

Su funcion era cosrechar, realear o podar arboles de limones naranjas manzanas y frutillas.

Llegaba con los brazos destrozados x las espinas de los limosneros, las manos negras por la tinta de las frutillas y la espalda adolorida por el peso de los bolsos y las escaleras de hierro que debían acarriar de árbol en árbol.

El hambiente de trabano era el más cómodo para las mujeres que formaban parte de la mayoría de los empleados, tenían un solo baño alejado bastante del campo en donde pasaban la mayor parte del dia, lo cual provocaba que mucjps de ellos improvisaran sobre todo los varones quienes terminaban haciendo sus necesidades deyraz de los árboles

No les proporcionaban uniforme de trabajo por lo tanto mi mama se encaramaba las prendas mas viejas que tenia y unos guantes de cuero que poco le servían para pritejerce de las punsantes espinas.

Era su aspecto al irse a trabajar como el de un indijente; recuerdo una tarde al rededor del año 94 mientras causaba el primer año de liceo un grupo de. Jóvenes de quinto y sexto año habían decidido tomar por la fuerza na institución en reclamos de mas salones, hijiene y mejoras de edilicio.

Mis compañeros. Y yo quedamos solos en un salón ya que los profesores y administradores se pusieron a la orden del director para evitar el ingreso de los alborotadores

Teniamos entre doce y trece años y eso era lo mas emocionante que nos habia pasado hasta el momento, nos turnabamos para espiar el alboroto a la vez que hacíamos especulaciones sobre los posibles desenlaces de aquélla tarde.

EL vehículo en el que viajaba mi madre para ir a trabajar era una combi contratada con capacidad para no más de 13 personas la cual llevaba superaba siempre su limite, esa tarde otro grupo de jóvenes que apoyaban la causa cortaron la ruta informando a cada chofer la decicion de tomar el liceo y sus argumentos repartiendo volantes mientras llevaban pancartas y gritaban a coro : merecemos una educación digna.

Casi inmediatsmente después despues de escuchar a los expositores, una mujer tapada de barro hasta el cuello con los cabellos revueltos, la ropa andrajosa y cigarro en mano salto del vehiculo colocándose frente a los amotinados profesores y adcriptos que detraz del director impedían el acceso al local.

Tal vez por un empujón del pelotón de chicos que gritaban enardecidos a sus espaldas o sólo el mero impulso de madre desesperada, hizo que esta señora le de un fuerte golpe en la cara al hombre lo que lo obligo a retroceder y junto a el sus asustados guardas espaldas abilitando asi el ingreso al bullicioso grupo que se desparramó por todo el. Lugar agradeciéndole a la doña con una palmada en la espalda a medida que ingresaban triunfantes.

La eufórica mujer gritaba que le dejaran retirar a su hija mientras les lanzaba un rosario de obscenidades a cuanto docente se le cruzara . mi salón estaba en el segundo piso pero se escuchaba clarente el alboroto cuando al canse a reconocer la voz, una de mis compañeras entra al salón como bólido gritando: tu mama le pegó al director.

Sus ojos se posaron en mi y el reto de los chicos corrieron a conocer a mi madre. Mientras yo le pedia a la tierra que me tragara cuando la vi en aquel estado calamitoso.

Tuve que esplicarle a cada uno de esos chicos en que consistía el oficio de mi mamá el cual decore con imaginación para justificar el aspecto tenia ese día.

Ella siempre tuvo un carácter. Impulsivo pero su empleo la había transformado, no podía ser débil me decía, si no te haces respetar te pasan por arriba hija mas si eres mujer, explicaba cada vez que yo reclamaba sus actitudes varoniles

Las cosas para los quinteros fueron. Cambiando con el tiempo, un nuevo gobierno izquierdista promovió mejoras para el campo he impuso nuevas exigencias para ese rubro, era obligatorio que los empleaformaran parte de la caja de jubilaciones dejando de trabajar en negro, se dictaron capacitaciones y se promovió la hijiene personal y del producto sobre toso se implementaron nuevos mecanismos de seguridad para el trabajador y aquella cafetera en donde viajaban acinados fueron suplantadas por micros mas grandes con cinturones prohibiéndose. También el consumo de alcohol y tabaco dentro del vehículo. Esta ultima regla fue a la que mas les costo acostumbrarse.

Pero otras no cambiaron en lo absoluto, el atuendo, la forma de expresarse y la imagen que estos obreros tenían en sociedad seguia siendo el mismo. Ellos habían adoptado su oficio con una personalidad característica que para mi,poco tenía que ver con su comportamiento.

Porque una tarea Tan noble como trabajar la tierra debía incidir en su estilo de vida, pues ellos mismos se excluían.

Pues luego de llegar a sus hogares y quitarse la ropa sucia seguían comportándose como verdaderos salvajes salvo claro mi mama que luego de ducharse se transformaba en la mas cansada y dulce dama siempre y cuando nadie la sacara de sus casillas o le llevará la contaria.

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