Me gustan los verdes, todos y cada uno,
de la naturaleza, de la vida.
Pero hay uno que no me place,
el verde falcon de la opresión, el de la injusticia.
Me gusta el blanco, puro y limpio,
el color de la paz, el de la esperanza.
Especialmente el blanco pañuelo de las madres,
y el de las abuelas, lleno de resistencia, amor y ternura.
La noche es oscura, pero también es bella,
llena de estrellas, de sueños, de esperanza.
Pero hay noches que son más oscuras,
como la de un régimen que oprime y mata.
La negra noche del 76 al 83 fue larga y oscura,
una época de miedo, de silencio, de dolor.
Pero incluso en la oscuridad, hay una luz,
una luz que guía, que ilumina, que da esperanza.
Luz que encierra todos los colores, todas las ilusiones.
Luz que hace cuarenta años ilumina, especialmente a las nuevas generaciones.
Siempre con memoria, verdad y ǰusticia.
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