Días de largo trabajo

Días de largo trabajo

Nica Más

08/04/2018

Se podría decir que mis experiencias laborales quedan marcadas por fracasos continuos al sentir tan poca motivación en cada uno de ellos. Aquí solo quiero la sinceridad por mi parte ya que pretendo tachar toda explicación falsa.

En mis veinticuatro años de edad, no puedo compararme con personas con una trayectoria más larga lo sé, pero siento que dentro de este relato puedo aportar algunos conocimientos vividos en primera persona, como mis continuos esfuerzos por afrontar a diario el trabajo que más negatividad me aportaba, ese que hacia que mi despertador sonara a las 6 de la mañana cada día aunque mis intentos por levantarme eran pésimos, sumando la falta de ganas junto con el entorno laboral, hacia de ello un completo cóctel monotov para alcanzar un clima positivo y yo, poder estar de pié a tales horas. Sé que para muchos sonarán tales palabras como venidas de alguien con responsabilidad por los suelos e impuntualidad como norma de vida pero, cada opinión de todo participante cuenta siendo esta mi experiencia personal la cual sitúo todo mi corazón y prosigo con la historia.

El trabajo del que hablo es Auxiliar de Enfermería en un geriátrico, quizás a ciertas personas les agrade esa ocupación, tratando con personas mayores, entrando en lo más íntimo de cada uno, privándoles de espacios donde poder compartir la soledad con ellos mismo sin que se les trate como objetos, cosa que allí, no ocurría, más bien, podría compararlo con una carrera de obstáculos donde apenas se mantenía conversación con cada uno de ellos, pretendiendo llegar al final donde todos quedaban bien arreglado y buena presencia sin enfocarnos en la empatía ni mucho menos ofrecerles un trato agradable.

Tiempo máximo de preparado por persona concurría entre los 15 minutos aproximadamente. Yo, como era de esperar, mi tiempo se demoraba al querer dejarlos bien arreglados sin nada a medias y más aún por considerarme una persona tranquila que no encaja con este tipo de oficios, los cuales debes ponerte el turbo a las 7 de la mañana llegando a todas las tareas con tiempo suficiente, haciendo ver que eres una experta aunque el tiempo que lleves en ese trabajo sea inferior a una semana. Pero las exigencias son bárbaras por ser un centro de ancianos de alto prestigio donde los hijos de los pacientes no llegan sonriendo sino, con continuas quejas, puedo aceptar que quieran lo mejor para sus familiares allí ingresados pero, yo no soy una máquina con todo perfección en mis adentros.

Los días pasaban lentos, solamente sentía felicidad al imaginar esos dos suspiros de alivio llamados descansos o días de vacaciones. Consideraba que mi vida no podía seguir de esa forma, me estaba dañando a mí, comenzando mi día de la forma más pésima. Siento gratitud hacia cada anciano cuidado por mi, pero mis energías decaían por momentos saliendo del trabajo con gran agotamiento a pesar de ser media jornada. Falté dos días en esas pocas semanas de empleo.

Sentía que necesitaba encontrar un trabajo con urgencia debido a mi traslado desde Alicante hasta Zaragoza por propio reclamo de tiempo en soledad, alejada de familiares y amigos, únicamente tiempo para conocerme y saber más acerca de mi.

Pero bueno, aquí sigo por Zaragoza sin trabajo pero considerándome cada día más feliz aunque el dinero no caiga del cielo, pero a veces pienso, ¿por qué debemos conformarnos en una vida mediocre? Se nos ofrece la oportunidad de caminar por estas tierras tan bellas y lo dejamos perder por mantenernos en la seguridad de los días. Sé que esta es la opinión de alguien sin ataduras, ni hijos que mantener, ni casa que pagar, una alocada joven de veinticuatro años sin planes de futuro, solo dejando que el tiempo me ofrezca las mejores opciones.

Muchos creeréis que estoy como una cabra pero considero que en la locura está la verdadera sabiduría y que me voy por las ramas al no acabar mi historia sobre mi anterior trabajo.

Para finalizar, he de admitir que terminaron echándome de ese empleo ya sea por esas dos faltas sin justificar, aparte de tomarme el tiempo que yo consideraba oportuno para lavar y vestir a cada uno de los ancianos.

En definitiva, tomarme el trabajo como yo quería en vez de hacer caso a las jefas que van nombrando las tareas junto con el tiempo empleado para cada una de ellas. En ese oficio me encontré con muchísimos aprendizajes y adjunto que en todo lugar se encuentran enseñanzas, hasta en el mismísimo infierno.

Muchas gracias por vuestra atención, saludos.

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