Existe, en algún lugar del universo, un planeta azul, verdoso y blanco. En él, se encuentra un país extraño habitado por un niño al que llaman Alí.
En sus ojos, los ojos más bellos, se encuentra la fuente ancestral de todas las lágrimas; aquellas que, sin pausa, se dejan caer una a una sobre el espacio infinito.
Alí ya no tiene padre ni madre ni hermanos. No tiene tíos ni abuelos, tampoco primos. Alí no tiene brazos.
Cuando lo rescataron de entre los escombros, dijo tener 13 años…
Pero yo sé que tiene 1000.
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