EL NIÑO QUE DESCUBRIO EL AMOR

EL NIÑO QUE DESCUBRIO EL AMOR

ali.suchi

06/02/2025

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Desde un árbol la divisó. Se posó en la punta del alero.

Joaquín no necesitaba alas. Abría sus brazos y volaba.

Visitaba los techos y terrazas de las aldeas del sur. Hasta que descubrió a Lucía.

-¿Qué lees?-

Lucía levantó la mirada. Sorprendida sus ojos color miel lo observaron. Joaquín se sintió transportado.

-“No crezcas nunca” de Roald Dahl, ¿crees en la magia?-

-Si, claro-

-¿Te puedo leer?: “Observa el mundo que te rodea con ojos brillantes. El que no cree en la magia nunca la encontrará”-

Se escucharon unos pasos.

-Alguien viene, vuelvo mañana-

La veía leer en un rincón, junto a los geranios. No se atrevía a acercarse. Hasta ese día.

Se percibía distinto. Sin saber lo que le estaba pasando lo disfrutaba.

Regresó. Lucía se veía diferente: sus rulos dibujaban una carita con pecas encantadora.

-Te escribí algo. No lo leas ahora. Después…-

-Mañana no voy a estar, viajamos a una clínica, lejos. Tienen que operarme-

-¿Estás enferma?-

-No me dicen mucho. Pero no tengo miedo-

-Confiá- Le dio un beso presuroso en la mejilla. Su corazón saltaba. El mundo había dejado de girar. Embelesado.

Algo muy intenso le llenaba el pecho. Un regocijo o algo parecido, nuevo. No era lo mismo que disfrutar un helado o jugar a la pelota. Quería estar a su lado. Mirarla.

Los días transcurrieron con pereza. La casa permanecía cerrada: las ventanas bajas, la terraza de Lucía vacía, las plantas lánguidas.

Una mañana desde lejos le pareció ver las cortinas levantadas.

Con el corazón dando tumbos voló hasta allí. Se escuchaban gritos de niños. Corrían felices con espadas de madera.

–Lucía, ¿la vieron?-

-¿Quién es?-

Descendió en su colina. Triste se sentó con la cabeza entre las manos.

Escuchó un canto melodioso. Miró hacia un frondoso eucalipto, su copa se recortaba en el cielo azul. Un ave blanca cantaba. Se le iluminó el rostro. Joaquín se vio en esos ojos color miel.

-No estés triste-

-Ya no lo estoy- le sonrió cautivado

-¿Volamos?-

El ave extendió sus alas. Joaquín sus brazos, rozándolas. Levantaron vuelo. Se alejaron hacia el espacio infinito hasta que se fundieron en una sola mancha blanca.  

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