Tendría que ser, entonces la nostalgia, el mayor tesoro y el mas cruel tormento.
Cuando silencioso, callado y en calma todo reposa, la nostalgia tan dulce nos lleva al futuro, a esos sueños que inventamos, que envueltos en el aroma del amor nos hacen flotar, sonreímos, nos deleitamos y por unos instantes que se sienten eternos, vivimos ahí, nuestra alma se llena y dichosa en paz descansa.
Otros días en medio del ajetreo, de los nervios, de las prisas. la nostalgia se instala entre el caos. Abre heridas del pasado, esas de las que no hablamos, de las que en silencio sufrimos.
Como lluvia torrencial inesperada va llenando todo, esas memorias sutiles y maravillosas nos hacen sonreír por unos segundos y después nos arrebatan la calma y nos lleva en su torbellino de momentos que vienen uno tras otro cada vez con mas rudeza haciendo aparecer la tristeza y el dolor. Como el mas cruel tormento, casi como un sueño borroso e indefenso se apodera de todo, la nostalgia entre sus sombras nos persigue nos acecha.
Como un rayo de luz cálido aparece la nostalgia, algunas mañanas en medio del café, como cualquier cosa simple tan solo llega y en medio de un sorbo nos colma de suspiros, nos hace cerrar los ojos y nuestros labios se curvan, como el mayor tesoro. La nostalgia tendría que ser entonces el mayor tesoro y el más cruel tormento, con la dualidad más despiadada.
Cuando vuela la mente y se tropieza con ese anhelo que nunca sucedió o que cada día fue la realidad, lo devora borde a borde, repasando cada detalle, a pesar del tiempo, a pesar del porvenir y es ahí donde toda dicha se gana porque se pierde la línea de la verdad y a pesar de ser un anhelo o una realidad. Se siente latir, se siente pulsar y la nostalgia del porvenir, la nostalgia de ese sueño nos regala el mayor tesoro y nos condena tal cual el más cruel tormento, al tener que llevarlo, llevar ese peso, el peso de ese anhelo, de ese porvenir que nos persigue pero que no llega. O que llegara pero no se sabe cuando, y se pierden las certezas y se ganan solo sueños.
Es ahí la nostalgia de lo que ya vivimos y se nos escapo o de lo que anhelamos vivir y nunca llego, que nos persigue, que nos acuna, que nos da vida y nos la quita. Tendría que ser, entonces la nostalgia, el mayor tesoro y el mas cruel tormento.
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