A un millón de kilómetros

A un millón de kilómetros

Santiago Elena

03/11/2024

Ahora que te van a llevar otra vez. Que tus lágrimas flotan entre nosotros (como nosotros). Ahora que estiro mi mano para coger la tuya y no hay manera… Ahora que la Tierra se hace más y más pequeña, pienso en la noche en la que te recogí en la esquina acordada, comprobaste mi cara en la app, abriste el coche y te sentaste a mi lado. -¿Sebastián? soy Natalia-. Tu olor era una mezcla de perfume, leña, piel de tu rockera, pelo recién lavado, y tú. No hubo hielo que romper. Hablamos sin parar desde el principio. Supe de las monedas que coleccionabas con tu abuela, de tu novio del instituto, del día que te cruzaste a Jagger en una librería de Amberes…Yo también te conté cosas. Exageré algunas, me callé otras. Quería gustarte, desesperadamente. Pasaron los kilómetros. La intimidad se instaló entre nosotros. ¡Qué hermoso cuando confesaste la pereza que te daba recoger a Mariamaja y a Jorge234! Luego dijiste que conocías un lago de camino, que no íbamos mal de tiempo…

Compartíamos un cigarro a orillas del lago cuando sentimos un silencio profundo y un olor indescriptible. Entonces el humo del cigarro empezó a girar como un tornado minúsculo. Te reíste nerviosamente y soltaste el cigarrillo para coger mi mano…

Despertamos en esta nave. La Tierra, a través de los lunares acristalados de esta cárcel, es solo una pequeña mancha azul más y más pequeña.

Y te llevan. Una fuerza incontestable tira de ti a través por los amorfos túneles de esta nave. Resistirse no tiene sentido, lo sabes. Cierra los ojos. No sea cosa que vuelvas a ver los suyos (si es que son ojos), no te quedan fuerzas para eso. Llegarás a la sala azul profundo. Te rodearán, pero no se acercarán demasiado. Cuando la bruma azul se haga rosa pálido sabrás que habrá terminado la “sesión”. La fuerza de devolverá aquí, donde lo único que hacemos es flotar. Volverás intacta, pero solo en apariencia, porque serás un poco menos Natalia. Robarán cosas de tu mente: palabras, personas, lugares… No te preocupes. Guardaré todo lo que me contaste mientras pueda ¿Harás tú lo mismo por mí? Porque luego me tocará a mí. Y quizás llegue un momento en que el único recuerdo que nos quede sea la noche en la que te subiste a mi coche.

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