Entre el Holocausto
y la caída
han padecido
mis letras viajeras,
vuelven
cubiertas
de cilicio
de espanto,
vuelven
de un
viaje
sin
fronteras.
Alemania 1945, la muerte azotó ciudades enteras. Llantos, gritos de desesperación son protagonistas en Dresde, en Auschwitz, en Berlín …
«El dolor, no es fascista, el dolor no discrimina, no tiene uniforme ni pijama, no porta una esvástica ni una estrella, el dolor gime y clama desde el orco teñido de tinieblas.»
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