Vivimos en una era dónde ir a la Tierra es un lujo. Únicamente los científicos que dedican su vida al estudio de ese precioso lugar pueden ir a él.

Vivimos en el espacio, en un conjunto de naves orbitando la Tierra a su misma velocidad logrando que el tiempo sea el mismo en ambas partes. Formamos una especie de red alrededor de toda la Tierra, la unión entre los hilos que dan forma a la red llamada Sirio son las estaciones donde conviven las personas, algo así como centros sociales ya que las viviendas se encuentran por ambas caras de los hilos, una interior dando vistas a la Tierra y una exterior dejando ver el inmenso abismo.

¿Cómo terminamos viviendo así? No era muy difícil de imaginar, echando un vistazo al pasado, vemos de qué manera tratábamos al planeta. El poco respeto, falta de consideración, nuestra sed de destrucción, ambición por tener todo y ser los dueños de todo el mundo, nos llevó al borde de la devastación total. Tantas guerras, explotación sin sentido y mucho menos sin medir las consecuencias, el encarcelamiento y extinción de muchas especies entre una infinidad de ejemplos más llevamos al punto máximo de destrucción. Si no ideábamos otra manera de vivir, nos extinguiríamos como todo aquello que es tocado por la mano del hombre.

Llevamos cerca de siglo y medio viviendo dentro de la colonia estelar, nadie lo sabe con seguridad ya que hay demasiadas versiones. Nadie se pone de acuerdo en quiénes fueron realmente los primeros en vivir aquí, la súper élite estelar dictamina que fue hace 1893 años por un grupo de elegidos gracias a sus aptitudes genéticas, pero existen otras teorías completamente diferentes.

Vivimos como ratas en tuberías desde hace mucho tiempo, nadie conoce el olor y sentimiento que produce respirar el aire puro de la Tierra en sus tiempos de gloria. Aquí tenemos que conformarnos con el templado aire que despiden las salidas de la calefacción, aire de laboratorio por así decirlo. Es como si viviéramos dentro de una mentira, todo aquí es prefabricado, incluso la comida. Toda la cosecha de fruta se lleva a cabo en el sector agricultor, pasillos Kappa y Lambda. La carne proviene del sector ganadero, pasillos Sigma y Tao. Podría seguir, pero sería más fácil si les obsequio una copia de la guía mercantil estelar, ¡Tienen muy buenos precios y por un cargo adicional te lo llevan a tu unidad siempre y cuando se encuentre dentro de los sectores correspondientes!

Al igual que todas las cosas, vivir así tiene sus ventajas y desventajas pero tristemente siempre vamos a preferir hacerlo de forma diferente a la que vivimos, normal, somos humanos. Una de las grandes ventajas es que contamos con absolutamente todo lo que se les pueda ocurrir y con una calidad impresionante pero al estar elaborado dentro de fábricas era de esperarse su gran calidad. De la mano viene una de las más grandes desventajas, el sabor artificial de la fruta no se parece en lo más mínimo con lo deliciosa que pudiese ser la fruta de la Tierra. Claro que nunca la habría probado al haberse extinto todo tipo de vida en la Tierra hacía mucho tiempo antes de que viviéramos en el espacio. Las demás ventajas y desventajas las irán juzgando ustedes, lo que para algunos es una maldición, para otros es una bendición.

Utilizamos bandas metálicas en el piso para desplazarnos entre sectores y así poder visitar a nuestros vecinos, ir a la biblioteca, pasear por el mercado, ir a cenar o por algo de tomar a cualquier bar. No necesitamos ningún tipo de vehículo para hacerlo, todos nos desplazamos a través de dichas bandas ya sea caminando, en monopatín eléctrico o simplemente esperando quieto e incluso sentado hasta llegar a tu destino, pasamos mucho tiempo en los desplazadores y créanme, llegas a ver cosas muy raras. En caso de tener que visitar algún sector en la otra punta de Sirio lo puedes hacer en los monorrieles logrando llegar de un extremo a otro en no más de 45 minutos, dependiendo el momento del día ya que se congestionan constantemente.

Vivir en este tipo de estructuras te permite tener el mismo ambiente, temperatura, humedad y demás condiciones que ayudan a contrarrestar enfermedades, la verdad únicamente he visto un paraguas en fotografías, nunca llueve aquí así que no son necesarios. Podría decirse que gozamos de unas vistas increíbles, siempre vemos estrellas. Bueno eso de siempre, las podemos ver cuando estamos en el lado opuesto al sol, cuando los rayos solares comienzan siquiera a rozar algún punto de las ventanas, todas las cortinas del sector se bajan tapizadas de celdas solares para captar la energía y así poder recargar las fuentes de poder. La energía que captamos con las celdas que están descubiertas todo el tiempo no es suficiente para proveernos de la electricidad necesaria, gastamos más electricidad de la generada por ellas pero con la que logramos captar gracias al choque directo de los rayos solares en nuestro escudo nos permite llenar las reservas en muy poco tiempo y sirve también de protección para nosotros, un solo vistazo con el ojo desnudo podría dejarte ciego, los rayos solares quemarían tus retinas instantáneamente.

Desafortunadamente mi sector está ubicado en la cara externa de Sirio impidiéndome ver la Tierra, siempre he querido ir a la cara interna para verla pero ese es el sector político, científico y la súper élite. Al igual que viajar a la Tierra, verla en directo es un privilegio para un reducido grupo de personas. ¡Qué injusta es la vida! ¿No creen? ¿Por qué ellos sí podrían verla y nosotros no?

Sirio se forma por la cara interna y la cara externa, separadas por las fuentes de poder que almacenan la energía necesaria para su correcto funcionamiento, los condensadores y demás instrumentos de soporte para poder vivir en el espacio. El 70% de la población vivía en la cara externa de Sirio mientras el 30% restantes viven en la cara interna. Gracias a su estructura, podría decirse que Sirio era como un Dactylopius Coccus, estaba formada por una capa oscura en el exterior seguida por una capa brillante, luego por otra capa oscura y finalmente envolviendo un centro verde y azul tan deseado por todos y alcanzado por muy pocos.

No existe comunicación visual entre la cara interna y externa de Sirio, otro lugar que únicamente conocía por las imágenes de la televisión o la propaganda que despliegan, no había tenido la necesidad o invitación para ir a la cara interna de la esfera así que no se me permitía el ingreso a dichos sectores.

Me escabullo entre las sombras para pasar desapercibido e intentar siquiera ojear el respiradero de mi sección con las vagas intenciones de poder apreciar la asombrosa hermosura de las estrellas mientras sueño despierto con encontrarme aquella apacible estrella viviente.

Me gusta imaginarme los reflejos de luz en dicha estrella provocados por los rayos de sol formando colores preciosos, un azul turqués casi transparente, suelo imaginar que tengo un gran telescopio como el de Raúl; Vecino de topera, y de esa manera poder ver al centro de la estrella a través de sus cristalinas aguas.

El verde esmeralda que resalta los bellos lugares que se salvan de las cálidas aguas, imagino que son cálidas, nunca he podido bajar pero sueño con ello todas las noches, ¡Algún día bajaré! y si es posible sobrevivir, me quedaré a vivir ahí por más que sea prohibido.

Es verdad, pisar la Tierra sin permiso está prohibido, en caso de obtener el permiso únicamente puedes ir por no más de dos horas acompañado de las niñeras. Yo no conocía a nadie que hubiera pisado la Tierra, es más, dudo que alguien de mi familia conociera a alguien que hubiese pisado la Tierra en generaciones.

Hacía siglo y medio que huimos de la Tierra para dejarla sanar. Existe un documental con las últimas tomas de la misma antes de ser abandonada por todo ser viviente, simplemente son brutales, la primera vez que lo vi me dejaron sin aliento. Las últimas personas tenían que vivir siempre con unas máscaras de oxígeno al ser imposible respirar el contaminado aire que en ese entonces había. Las ciudades estaban en ruinas y los pueblos abandonados, todo contaminado, ningún animal o planta había sobrevivido la última explosión, el poco oxígeno que quedaba se consumía lentamente por las sedientas fauces del fuego que arrasaba con los restos de la huella humana y su paso en el planeta. La desolación que se observa puede causarte delirios por muchos años, sé lo que les digo.

Al ser un terreno tan inhóspito, durante este siglo y medio únicamente habían podido bajar los científicos para hacer pruebas sobre la calidad del aire, agua, tierra y demás factores con la finalidad de encontrar vida de nuevo. Expedición tras expedición siempre se obtenían los mismos resultados, absolutamente ninguna prueba de mejoría. Los elementos que se encontraban dentro del agua y la Tierra eran completamente tóxicos para cualquier ser viviente así que solo contábamos con la esperanza del surgimiento de una nueva especie, eso o que la Tierra se limpiara a sí misma al no contaminarla más y de esa manera lograr que la vida vuelva a todos los rincones de ese acogedor lugar.

Los reportes de los científicos indican que la toxicidad de la Tierra sigue siendo demasiado elevada como para visitarla pero a mi manera de ver, siempre será igual de bella y acogedora que en las imágenes de la hemeroteca nacional en la sección de prehistoria, por los comienzos del 2000 DC o así, digamos que a la mitad de su vida.

Las últimas transmisiones que ha realizado el equipo de investigación terrestre no son nada alentadoras, todas contienen condiciones poco deseables, todo cubierto de polvo gracias a la sequía existente. Agua natural solamente es posible encontrarla en los mares pero es tóxica, también es radioactiva entre otras muchas propiedades artificiales gracias a nuestra generosa aportación en los tiempos terrestres.

El agua que consumimos y utilizamos para la vida diaria proviene de los condensadores almacenados en grandes pilas junto a las fuentes de poder entre las dos diferentes caras de Sirio. Así fue diseñada y es una forma eficiente de colocar todos los servicios como electricidad, agua, gas, aire, todo lo necesario para vivir básicamente, sirviendo de manera simultánea a cada unidad.

Comienza a sonar el timbre del intercomunicador, es un desagradable pitido el cual indica que alguien de otra topera quiere hablar con nosotros, es muy molesto al sonar tan fuerte y repetidamente, siempre lo tengo configurado en el modo discreto, únicamente enciende y apaga las luces hasta que uno contesta, es igual de molesto pero por lo menos no escuchas ese agudo pitido. Se fundieron las luces de mi sector, por eso lo tengo en modo sonoro.

Al mirar de reojo la sala de comunicación, pude percatarme que se trataba de Zaniah. Como todas las veces que ella me llamaba yo salía disparado para contestar lo antes posible, eso sí, haciendo una pausa antes de entrar en la sala de comunicación para que ella no pudiera darse cuenta de mi agitada respiración por llegar corriendo.Zaniah vivía a un par de sectores del mío, la había conocido unas cuantas lunas atrás en el bar Asterismo gracias a Baham, un vecino de topera pero yo lo consideraba como de la familia.

Zaniah había logrado llamar mi atención como ninguna otra mujer lo había hecho. Me encontraba completamente atraído a ella, su manera de pensar y hablar de la Tierra era muy parecida a la mía.

La conocí en una discusión amistosa que manteníamos entre Baham y yo sobre la verdadera apariencia de la Tierra. Baham presumía haber visto una fotografía reciente ya que su trabajo consistía en el mantenimiento de los visuales encargados de transmitir las noticias a toda la población, pequeños televisores que se encuentran por todas las paredes de la ciudad y van transmitiendo mensajes importantes de ocasión. Baham argumentaba sobre el aspecto fúnebre que desprendía la estrella viviente pero yo decía que las imágenes deberían ser falsas ya que una estrella tan hermosa e inteligente era capaz de sanar a sí misma en corto tiempo, la Tierra seguro se vería más hermosa incluso que en sus comienzos o por lo menos eso me gustaba pensar. Zaniah intercedió a mi favor durante la disputa y justo ahí fue qué comencé a notar el resplandor arrojado por sus azules ojos.

– ¡Hola Polux! Me acaban de invitar al café Blazar, unos amigos van a presentar un libro sobre poesía aludiendo la Tierra ¿Quieres acompañarme? – Dijo Zaniah sin darme oportunidad siquiera para contestar su saludo.

– ¡Seguro! ¿Nos vemos en tu sector dentro de media hora? – Respondí sin pensarlo dos veces, había acordado ir a cenar con unos amigos pero la verdad este plan llamaba mucho más mi atención.

Ya me había duchado por la mañana y al ser el agua un recurso tan preciado para Sirio, solamente contábamos con 20 litros por topera al día y yo había terminado con los correspondientes. Me engalané como pude y salí corriendo para no dejarla esperando. Cuando llegué a su sector la encontré sentada en una banca fuera de su topera, estaba hablando con algunos vecinos cuando me vio llegar. Cortó la conversación para saludarme de prisa y acompañada de un par de jalones a mi chaqueta indicando la urgencia de irnos.

Los dueños del Café Blazar eran las mismas personas que presentarían el libro de poesía sobre la Tierra y precisamente eran los amigos de Zaniah, nos asignaron una de las mejores mesas de la cafetería y nos obsequiaron una botella de Destilado Ámbar, la bebida alcohólica más rimbombante que podíamos permitirnos las personas de la cara externa.

Café Blazar era un espacio dedicado a la propagación de las artes literarias, muchos de los grandes escritores de nuestros tiempos habrían pasado tardes memorables en dicho lugar. Las paredes del salón estaban conformadas por grandes estanterías con miles de libros completamente abiertos para la persona que deseara ojearlos mientras disfrutaba el momento junto a una deliciosa taza de café. Sobre la barra podían observarse adornos muy extraños pero llamativos a la vez, mientras analizaba el lugar de arriba hacia abajo, Zaniah comenzó a contarme historias sobre los adornos que tenían, muchos de ellos habían sido comprados en un anticuario y provenían de la Tierra, por los años que tenían fácilmente podrían estar en cualquier museo pero para la mayoría de las personas son únicamente basura. Para los visitantes de Blazar, eran esos pequeños detalles junto a la buena compañía del lugar que lo hacían realmente un Café tan especial.

Pasaron un par de horas, escuchamos los poemas en cuestión. Habíamos tomado un poco más de media botella cuando comenzamos a entablar una conversación un poco más profunda de lo normal, divagamos sobre lo increíble y emocionante que debería ser visitar la Tierra.

Estábamos en un punto demasiado interesante de la conversación tanto por el contenido de la misma como por la cercanía física que tenía con Zaniah, casi podía saborear esos jugosos labios pero fue ahí cuando conocí a Lesath.

– ¿Sería demasiado descortés si interrumpo a un par de tórtolos? – Dijo en forma satírica pero logrando ruborizarme a la par, un hombre de apariencia desaliñada.

– Hola Lesath, tú nunca interrumpes. Siempre eres un poco descortés pero tu presencia es bienvenida entre nosotros. Ven te presento a Polux, al igual que tú, es un muy buen amigo mío. – Contestó Zaniah tomándole el pelo.

– No pude evitar escuchar que ambos quieren ir a la Tierra. Yo voy con cierta frecuencia y me gustaría saber. ¿Les gustaría acompañarme en la siguiente expedición? – Dijo Lesath apresuradamente.

De haberme negado ir a Blazar me habría arrepentido toda la vida, nunca me hubiera imaginado que un paseo tan inofensivo como lo es ir por un café me habría traído tantas recompensas. Sentado en ese tan extraño pero agradable café junto a Zaniah, nació la idea en míde ir a la Tierra y lo mejor de todo, acompañado de ella. Mi sueño al alcancé de la mano gracias a tan generosa propuesta de aquel desconocido pero ¿Debería fiarme de dicha propuesta? Parecía demasiado bueno y realmente no conocía de nada a Lesath como para fiarme de él, solamente podía pensar en que se trataba de alguna forma de burlarse de mí. Lo único seguro en esta situación era que estábamos hablando de una expedición clandestina, sin permiso de los científicos. ¿Valía la pena arriesgar tanto? Sólo había una manera de descubrirlo.

SINOPSIS

La vida en el espacio ¿Es como la imaginamos? Parecería una experiencia que todos quisiéramos vivir. Como en todos los lugares y momentos, siempre hay una historia por contar, aquí vamos a contar la historia de Polux, un joven ciudadano de Sirio. Sirio es el nuevo lugar en el espacio donde viven las personas después de haber destruido la Tierra al extremo de convertirla en un lugar completamente inhóspito como para poder albergar cualquier tipo de vida.

Polux desde pequeño siempre quiso visitar la Tierra pero únicamente podían ir científicos y para llegar a ser científico tendrías que ser elegido por la súper élite de Sirio, cosa prácticamente imposible.

El día menos pensado, acompañado de una nueva amiga, se presenta una oportunidad para que Polux viaje a la Tierra y cumpla con su mayor sueño, conocer la gran estrella viviente. Fue en un café que conoció a Lesath, audaz activista social que constantemente viajaba clandestinamente a la Tierra con la finalidad de realizar sus propios estudios del planeta para así poder comenzar a poblarlo nuevamente, o eso hizo creer a Polux. Es ahí donde comienzan todas sus aventuras y se le abren las puertas a un mundo completamente nuevo y desconocido aún sin haber salido de casa, las situaciones y momentos que pasa en compañía de Zaniah para alcanzar su sueño dan forma a esta vieja historia, el reencuentro de dos mundos.

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