Más allá

Más allá

Connor

23/06/2024

Desde pequeña tuve el instinto básico de cualquier niño; la curiosidad, travesura e inquietud por saberlo todo. Para mi madre esto era fastidioso, demasiado quizás. Es molesto pero recuerdo que cada que podía me regañaba y me decía “¿¡Nunca vayas más allá de la reja, entendido!? Un gesto con la cabeza de parte mía y ella pensaba que había comprendido, pero pasaba horas muertas mirando una cosa: un simple bosque. Observaba fascinada los árboles, los animales, los atardeceres hermosos que posaban detrás y encontraba cada vez más intrigante el pedazo de monte, aunque no hubiese cambiado en nada, pero yo sabía que algo había allí, que algo oculto se encontraba.

Hasta que un día me di cuenta que había alguien allí. Era una persona con lo que podría ser un maletín, su cuerpo estaba de costado, pero su cabeza dirigida hacía mí; su piel se veía pálida, pues desde la distancia era difícil distinguir con lujo de detalle. Era confuso, ver aquello debía asustarme o al menos incomodarme pero sentía una sensación de extraña admiración, sentía la adrenalina en mi cuerpo, en mi pequeño cuerpo. Pasaron los días y la rutina era la misma, y el hombre a la misma hora se quedaba en el mismo lugar. Día tras dia siguió de la misma manera, más allá seguía siendo un lugar misterioso y prohibido, y yo una fiel espectadora.

Una noche mientras dormía un árbol contiguo a la casa, interrumpiría mi descanso, pues las ramas chocaban mi ventana. Molesta fui a ver si había solución, y la sed invadió mi cuerpo. Luego de ir al baño y beber algo me dirigí a la ventana, me extrañó ver que estaba el sujeto, pero me soprendió mucho más, que su cuerpo estaba completamente vuelto a donde estaba yo. El querer indagar más sobre él y que había más allá estremeció mi cuerpo en un helado escalofrió. No pude contenerme y con sigilo sali de mi casa, serían al rededor de las 4 a.m y noté el duro frio, que sin compasión azotaron mi cuerpo. Avance, un paso tras otro y otro, y otro casi por 7 minutos. Me detuve a un metro de él y pude notar su cara blanca, sin expresión, como si estuviera inerte. Miré su brazo y efectivamente, era un maletín (!) Lo miré esperando que hablara, pero solo una mirada perdida me devolvió.

Luego de un largo silenció donde solo se oía un fuerte viento, se dió vuelta y avanzó dentro del bosque. No quería pero lo seguí, tenía miedo pero no lo suficiente para volver.

Él se quedó al lado de un tronco viéndome. Al instante vi algo traumático, eran tres personas, de piel palida y mirada fría, girando en circulo uno detrás del otro con la cabeza agachada. Me heló la sangre cuando los tres pararon, y mirándome fijamente dieron vuelta su cuerpo, mientras no me quitaban la vista de encima. Sentí todas mis extremidades terriblemente congeladas, mi cuerpo se puso en alerta advirtiendo que algo malo podía pasar. Salí de allí corriendo, sin mirar atrás, sentía miedo, demasiado miedo. La Ansiedad se apoderaba de mi mente y sentía la muerte respirar en mi cuello.

Llegué a mi casa y en el mismo sitió donde siempre me sentaba a mirar, vi que estaba en el bosque aquel hombre mirándome fijamente. Esta vez sin su maleta, quizás la habría dejado… más allá.

                         Fin

Etiquetas: cuento corto suspenso

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