Yo la amé, de eso no tengo duda, en medio de la lluvia mi corazón cubrió su alma desnuda.

Ella me amó, no lo negare.

Que a ella me entregué y ella a mí también…

Antes de que nuestros caminos se cruzaran, éramos como dos perros bajo la lluvia,

dispuestos a que cualquiera nos amara, Dios nos juntó aquella tarde lluviosa, lo recuerdo

bien, estaba nerviosa al igual yo, se veía tan hermosa.

A pesar de que la lluvia a todos mojaba, a nuestros corazones no les importaba, yo

enamorado y ella enamorada, en ese instante nada importaba…

Poco a poco nuestras almas se juntaron y al entregarnos, se incito a que nuestra relación se

colmara de tinieblas y así nuestros ojos se cubrieron de niebla,

Yo ya no la podía ver, no veía en ella aquella mujer de la que me enamore.

La niebla la cubrió segando su corazón, llego a creer que era un objeto que solo ella podía

tener.

¡las tinieblas no nos permitieron ver!

Así nos hicimos daño, al final creo que todo fue en vano, no sé en qué momento la tiniebla

brotó y al cubrirnos mi mano soltó.

Ojalá hubiera susurrado en su oído a la hora de partir;

“la niebla se ha despejado, ahora puedes ser feliz, aunque no se ha junto a mi…”

Etiquetas: escrito poesía versos

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