Mi estado actual es la esperanza en la que adjudico el cambio y la tranquilidad, necesito un momento para pensar, alejarme de todo y probablemente escuchar el silencio como nunca antes lo he escuchado, me siento perdido y asustado, joven e inocente, pero envejecido por los años, exclamando a gritos ¡No quiero estar solo!.
Corro sin desplazarme, buscando huir de tus palabras; son reales, pero no sabes cómo duelen, estoy afuera en la calle, obsérvame marcharme, no quiero decepcionarte, pero cuanto añoro que me detengas y escuches este palpitar que en verdad no sabe que hacer, pues todos han tratado de ser mi guía y al final no me han dejado camino alguno. Mis emociones solo están pagando el alquiler por rentar un poco de mi corazón.
Y ahora, que has tocado esos versos de mis labios, me inquietas las ansias por verte una vez más, alego necesidad y solo espero un poco de piedad, un grito compasivo al haberte dado todo para destruirme y verme acabado, pues te di el derecho de edificar y finiquitar con un pétalo de la memoria.
Promulgo el quédate, esperando que sirva de algo, y que no te vayas ¡ahora no… no ahora!, caminemos libremente a dar por voluntad de libertad esto que algunos conocen por amor y otros por placer, pues bajo tu nombre está un proyecto al que llego sin correr, pues la vida es solo un resquicio fugaz que se pierde en la eternidad y solo en tu mirar añoro esa eternidad.
No me dejes en esa oscuridad de tu ausencia, que tu comisura aún falta por grabarse en mi mente, no me dejes hasta que seamos uno con el viento como solos en un sencillo sentimiento…
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