Qué fácil es perdernos en el egocentrismo, muchas veces disfrazado de victimización. En ese momento nos creemos la idea de que si estoy pasando por algo «malo», todo el mundo debería de prestarnos atención y sentir lástima por nosotros, y si no lo hacen, ellos son los malos, porque claro, ¿quién no «apoya» a sus amigos en sus malos momentos?.

En lugar de estar buscando el «apoyo» y la «ayuda» en los demás, deberíamos intentar alguna vez ver para adentro y darnos cuenta de que lo que nos hace falta es el amor propio y que una vez que lo empecemos a sentir, aunque sea un poco, toda esa necesidad externa va a ir desapareciendo y va a dar paso a una nueva persona; una mejor persona.

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