Las muelas cagadas de los cucuteños.

Las muelas cagadas de los cucuteños.

J. Daniel Escobar

28/03/2018

“¿Y después qué vas a hacer?”, preguntó Diógenes.


Ojalá pudiera amarrar mis palabras, y alejarlas de mis ideas, escapar éxitosamente del trágico contexto de mi pequeño mundo. No me interesa en absoluto, de verdad no le encuentro chiste a esta ciudad, la gente anda y anda con los zapatos chibiados de la avenida sexta, moviendo los dedos llenos de manteca para escribirse por el WhatsApp, por el Messenger, por donde sea para mandarse foticos, mensajitos, teamos y sentirse menos solos entre la brisa sucia del Parque Santander, un parque lleno de venezolanos y gente triste que se fuma un porro, un Lucky Strike si son gomelos, un Belmont normal si son cuchos, y un Marlboro Light si son maricas, ¿a quién le importa eso? toda la garladera de la gente consumida en Internet, no hay de qué hablar, todo es un hueco caluroso, y olvidadizo entre la Cordillera de los Andes, envíame un mensaje mi amor, escríbeme bebé, ¿por qué me dejas en visto?, me importa un culo eso, no le hallo fin, qué asco el sin sentido de un espacio sin más, de miradas perdidas, ciegas, putas, sordas, mudas, colombianas, ignorantes. Qué más que pensar, y ahogarse entre el repudio, en días donde la guerrilla se extingue hace falta una explosión, una atentado de vanguardia, eso nunca se le ocurrió al ELN, o las FARC, ojalá exista una guerrilla de las palabras que dispare balas de verdad a esta mierda trágica de nombre Colombia.

Cualquiera es cualquiera en el cuarto sin caras de una Web pretenciosa llena de porneros, y mojigatos, llena de gente que mira el partido a las 4:00 pm y grita los goles de James, o de Falcao, de manes cagados entre la imbecilidad que dicen uy que chimba, uy parce, ganó Colombia el partido, uy que chimba, qué golazo, qué putazo, qué futuro, qué me importa una mierda, uy si gol, gooool, mieeeerda, soy joven y estoy podrido, muy joven, quizá intimidado por la estética absurda de lo que significa contar algo, en tiempos como estos de información vagamente transmitida, ¿cómo es qué nadie hace nada?, estoy harto de los chistes, y de los olores humeantes de la ciudad, Cúcuta también vive en Internet, ay si subamos foticos al face, hablemos hijueputa, hablemos todo el día de algo que no me importa, porque qué más, porque no puedo sentirlo, da asco esta mierda, parce, ¿existen palabras correctas?, qué desorden de ideas se ha formado tras esta crisis, sólo falta que aparezca Ludovico Criticón con sus bromas de cuarta sobre el neoliberalismo, con el corazón de goma indignado como siempre por mis palabras, con el ligue frustrado entre los dientes, y con esas ganas cerdas, y escondidas de agarrar unas tetas y hablar imbecilidades.

Cúcuta es una ciudad callada, agazapada, católica, una ciudad fantasma llena de idiotas, llena de gente que habla demasiado, pero sin decir nada, llena de parques y sillas en esos parques con muchachitos que se toman una legendaria de aguardiente hablando mierda, y mirando el cielo, y mirando de lado a las amiguitas que se traen, diciendo tombos en lugar de policías, y fumando bareta hasta romperse el corazón, ¿quién es quién para reconocerlo?, no más que mis sentimientos propios que escupen sangre, mierda, odio, cigarrillos, latas de cerveza, amor. No me interesa en absoluto, y por eso lo afirmo, el humor de las busetas y los viejos verdes, Don Rafael, Don José, Don Enrique, Don Carlos ,viejos nostálgicos, y aburridos lentamente aplastados por el tiempo, mirando culos, perfeccionistas en aquel en arte, en aquel goce del trabajo de ser un macho, de tener calor en Cúcuta, estar solo y sufrir disfunción eréctil.

Qué absurdo es el papel de los periódicos, y de la gente que los escribe, de La Opinión, Del Q`hubo, del Tiempo, tratando de informar a una ciudad saturada de opiniones, de gestos, de egos, de comunistas, de conservadores, de liberales y de posmodernos. No me interesa en absoluto, pero lo admito con fragilidad he odiado mi posición mansa en este perreo sin sentido de Norte de Santander, en esta hijueputada censurada de los sentimientos jóvenes, de las palabras reales, de los héroes vivientes, y mutilados. Quizás no queda esperanza para esta situación obscura, y haya que esconderse detrás de los edificios, de los nombres falsos, de los días, del tiempo, quizás haya que salir a buscar la cara de Dios, o buscarle el culo a ver si algo cae, quizás no sea más que el único remedio que no se desea, para una patología deforme que dice; Me importa un culo esta mierda, y por eso te lo digo, hay que salir a buscar algo para no encontrar nada en pasillos sin fondo, en burdeles sin fondo, en lluvias, soles, amaneceres, ocasos, orgasmos, poemas, informes, y proyectos que no van ninguna parte, en esta una ciudad triste, y aburridora donde se vive del contrabando de un país que se repudia, donde se vive de la Virgen María, de Ramiro Suarez, y los bloques paramilitares, donde Dios es un mito que cuentan en los conventos para las viejas pedorras que repiten: Santa Maria, madre de Dios… madre de nadie, madre de las tetas, madre de las pistolas, de las vaginas, madre de los guerrilleros, haz que por favor pongan kilos de dinamita en ese auto a mil por hora que va directo al gabinete sucio de tus recuerdos.

Daniel.

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