Mi deseo más íntimo era algo prohibido a los ojos de la sociedad. No sé en que momento perdí el rumbo de mi vida, en que momento me desvíe del camino correcto.

Cuando dejé de ser yo misma para convertirme en una perfecta desconocida.

En que momento confundí mi camino y me desvíe al lado más oscuro.

La verdad es que en un momento determinado gire al lado equivocado. Me justifique durante mucho tiempo creyendo que la muerte de mi padre me había dejado aturdida, y eso me valió durante un tiempo, tres años para ser exactos para vivir una vida que no era mi vida, que no me correspondía.

Sentía que le robaba a alguien sus sueños.

Por lo menos tenía la decencia de ser discreta y eso me bastaba para justificarme y pensar que ojos que no ven corazón que no siente.

Pero no, y lo peor es que no me sentía mal.

No se en que momento perdí mi dignidad y me convertí en alguien que nunca quise ser.

A veces el orgullo, más que el amor hace que no veas, que no quieras ver.

Sabía o no sabía, aún hoy la duda existe dentro de mi.

Pero lo único cierto es que no podía continuar, que me estaba convirtiendo en alguien que me avergonzaba.

Hubo momentos de locura de éxtasis, de entusiasmo, de amor, de vida, hubo momentos intensos de pasión de ternura.

Poner fin a aquella situación no parecía fácil, perder la dignidad es un segundo, recuperarla es una vida.

El orgullo más que otra cosa me llevó a esa situación y la dignidad más que otra cosa me devolvió a mi camino, a mi ser, me devolvió la dignidad pérdida.

Seguramente habría podido vivir de aquella manera mucho tiempo, porque el final debía ponerlo yo.

No fue fácil descubrir la verdad, pero una vez descubierta, no había otra opción que desandar el camino equivocado.

A decir verdad pensé que sería mucho más duro, pero no lo fue tanto y no lo fue porque no sé en que momento supe que no sentía nada por mí, que en realidad no sé si alguna vez lo había sentido.

Pensé que tenía que recuperar la dignidad pérdida.

Sé que mis pensamientos pueden parecer anticuados, de otro momento e incluso de otra época.

Pero en mi cabeza y sobre todo en mi corazón, supe en ese preciso momento que no debía seguir adelante.

A veces pienso que no hay en mi alma la capacidad de mantener un amor duradero.

Quizás sea demasiado racional, no lo sé, pero tomé una decisión equivocada, y la he rectificado.

La razón o la sin razón de porque lo hice, no lo sé, pero el amor que sentí fue grande, inmenso y me traspasó como un rayo, pero al igual que el rayo deja huellas irreversibles la mayor parte de las veces, a mi no me dejo una huella lo suficientemente profunda.

A veces pienso que no he sido dotada para el amor duradero.

Cuando veo parejas como lo fueron mis padres que se amaron tanto y toda su vida, me siento tristemente sola y envidio sanamente, a quienes lo consiguen.

Mantener viva una llama tan bella es dificil.

Pero esto es solo el principio de una historia.

Las cosas no ocurren como tu quieres, ocultar una relación es difícil, pero sin embargo resultó muy fácil.

Pero la historia acababa de empezar, nunca imaginé que tendría que pagar un alto precio, por un error.

Él no quería poner fin a aquella historia.

Pero no recuerdo en que momento me di cuenta de que no sentía nada por mí, que había otra mujer a la que quería de verdad, por encima de mi y por encima de su propia mujer.

Muchas veces en la vida sientes la impotencia cuando sabes a ciencia cierta algo pero no puedes conseguir que el o la afectada lo vea.

Decirle que esa mujer era mentalmente insana a la par que nefasta persona , era tarea imposible.

Pero yo por fin tuve el valor de darme cuenta de que estaba amando a quien no sentía por mi salvo una pasión oscura, un vicio, algo con lo que yo no podía continuar.

Puede que de no poner yo fin, esta historia hubiera continuado.

Pero nunca una persona debe perder su dignidad.

Yo le amaba, era como mi tabla de salvación, pero no era correspondida.

En un principio pensé en continuar con aquella historia, creyendo que la otra destruiría su vida y posiblemente eso me hizo seguir tanto tiempo a su lado.

Pero…




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