Carta del secreto #1

Para mi querido Igor Bernu:

Me miraron a los ojos y me dijeron que te escriba, vos mismo me lo pediste y lo sentí temprano. Luego de un tiempo ya logré no sentirme de esa manera, creo que llegué a un punto donde lo veo necesario. Me brota por todos los poros lo que llego a sentir por vos. Muchos me dirán intenso, por el simple hecho de accionar con el sentir, pero lo único que me interesa es ver tu mirada de chocolate derretido, la cual logra demostrarme que estoy haciendo lo correcto. El simple hecho de saber que tengo tu apoyo en mi accionar, el cual provocará una felicidad infinita en vos. La cual repercute directamente en mi alma abandonada por la mismísima palabra.

Apareciste en un momento justo de mi vida donde estoy perfecto y necesito un compañero que me alegre con sus mensajes y risas. Creí perdida la posibilidad de encontrarme con alguien que al abrazarme me hiciera sentir especial, me creía abandonado por venus y sus infinitas energías. Mi corazón se encontraba blindado con hierro fundido imposible de penetrar. Miles pasaron y ninguno logro ni un rasguño. Hasta tu aparición, la cual no logro simplemente marcarlo, si no que destruir la fundición. Simplemente tu abrazo hizo que mis venas secas por el mismísimo desierto del desamor, se hidratarán y formaran una selva hermosa que late y respira. Lograste hacer que confíe de vuelta, realmente lo pensaba imposible pero vos te encargaste de despertar en mi algo que ya daba por muerto. 

Provocas en mi tales acciones que no creía posibles de realizar. Las hago con miedo a tu posible rechazo pero en cambio me encuentro con el mayor de los abrazos y palabras de satisfacción, es ahí cuando noto que estamos yendo juntos al lado correcto. No tengo la fecha exacta en la cual leerás esto pero debo decirte que cuando lo hagas espero estar a tu lado para que me abraces como tanto me gusta, me beses tal cual el primer día y me mires como si fuera el último hombre que queda en la tierra.

Atte

Francisco Villalba D’Arma