Era puntual como un reloj
suizo , así rezaba todas la mañanas mi madre al escuchar la llamada
en la puerta de la panadera que nos traía el pan de cada día. Se llamaba Estrella y con
su pausado caminar y su sonrosado rostro subía las escaleras de
casa con la pesada cesta de mimbre en la cabeza repleta de pan
mientras mi hermano y yo lo esperábamos ansiosos para mojar en
nuestro Cola Cao, a la vez que mi madre nos preparaba los bocadillos
para llevar al colegio.
Se recorría todo el
barrio con su cesta de pan y atada a su cintura tenía una libreta donde apuntaba a la gente que no le pagaba y cuando llegaba a mi casa le decía a mi madre que algunos
vecinos le debían mucho dinero pero le daba pena reclamarlo
porque eran tiempo difíciles para todos.
Aquel pan tan rico lo
amasaban con mucho amor y mucha harina decía ella junto con el
señor Manolo que era su marido, día tras día sin descanso haciendo
las delicias de todo el barrio. Cuando le preguntaban como es que
estaba tan rico el pan de su panadería , que cual era su secreto ,ella
respondía que el amor era su principal ingrediente, yo que era
pequeña cuando entraba en su panadería de mano de mi madre y
escuchaba esas palabras me imaginaba a los dos con las manos
embadurnadas de harina echando mucha cantidad de amor para formar las
barras de pan y luego meterlas en el horno a cocer y así salía tan
rico .
Entonces le preguntaba a
mi madre porque no comprábamos de ese amor y hacíamos pan como el de
la señora Estrella a lo que mi madre respondía que no sabía donde
se vendía , luego le pregunté a mi padre si él sabía donde
vendía el amor con el que se hacía ese pan y no supo responderme.
Un día fui a casa de mi
abuelo y me puso pan con chocolate para merendar y cuando probé el
pan enseguida me di cuenta que no era como el de la señora Estrella
y le pregunté si aquel pan lo hacían con amor a lo que mi abuelo no
respondió. Por el camino de vuelta a
casa fui preguntado a la gente de aquel barrio ,si por allí hacían
el pan con amor y la gente me sonreía y me hacían carantoñas.
Enfada entré en casa y
fui derecha a los brazos de mi madre que viendo mi semblante se dio cuenta que algo me pasaba.
—¿Qué te pasa mi niña
, a que viene esa cara tan triste?
—Mamá el pan de la
casa del abuelo no está hecho con amor como el de la señora
Estrella, y no me gusta.
—Vamos a ver mi niña
el amor del pan de la señora Estrella no se vende en ningún lado,
nace de las manos de ella y de su marido, y juntas lo meten
en el horno a cocer y con ese mismo amor nos lo venden a todos.
—¿Entonces cuando se
dan la mano el señor Manolo y la señora Estrella y se ponen
amasar el pan es cuando aparece el amor.?
—Algo así mi niña
—¿Entonces si tú y
papá si os dais la mano es cuando nace el amor para amasar el pan?
—No mi niña, así no
Mi madre acercó su cara
a la mía y juntando nuestras mejillas nos abrazamos mientras me
susurraba al oído : El amor que te tengo yo es superior al del pan
que tanto te gusta.
Con el paso de los años
aquella niña se convirtió en mujer que buscón con ahínco , pan
como el de la señora Estrella y el señor Manolo , y amor como el
que de sus manos se desprendía y no los encontró.
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