PAN NUESTRO DE TODOS LOS DÍAS

PAN NUESTRO DE TODOS LOS DÍAS

Fran Nore

18/07/2023

No me sentía desvelado horneando el pan a estas horas de la noche, acompañado de una copa de vino, en la cocina empotrada en penumbra, un frío lunes de medianoche.

El viento de la noche sacudía las hojas del olivar que se erguía frente al ventanal abierto.

La música de un piano lejano alborotaba los objetos de la casa y mecía las ramas del olivar envuelto en sombras luminosas.

Me sacudí desde la cocina, sin dejar de hornear. Un olor sutil y aromático envolvía la estancia nocturna.

Pronto se vislumbraban las luces del amanecer.

Los objetos se revolcaban en el interior de la casa.

La cocina celebraba el nacimiento del delicado amasijo.

 La intensidad de estos ruidos matutinos no cesaban, aún así no me preocupaba, la música del piano en la distancia despertaba todos los armarios y armazones, quizás ya estaba embriagado con el vino que sorbía y con el frescor del pan que se preparaba y doraba exquisito en el horno 

 Dudé en ir a abrir las puertas, y continué esperando que se horneara el esperado producto casero. 

  Estaba agotado, toda una noche amasando la mezcla de harina para llevar al horno y obtener un resultado positivo.

 Y se espesó un silencio asfixiante por toda la estancia. La música lejana del piano desconocido cesó. Sorbí de la copa otro trago de vino.

  Se precipitó sobre la cocina un instante ambiguo, de sonidos discontinuos y silencios opacados. 

 Surgía la añorada felicidad del pan nuestro de todos los días.

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