Vamos en el AVE y hay un chino roncando que parece que va a morir. Mario dice de rematarlo. Suelto una carcajada en el momento inapropiado. Los dos señores de los asientos de delante miran hacia atrás frunciendo el ceño.
-¿Por qué elegiste el vagón en silencio?- le pregunto a Mario entre susurros.
Se oye al chino de nuevo con un ronquido más sonoro que los anteriores. Contenemos una carcajada tapándonos la boca con las manos.
Cuando llegamos a Málaga y bajamos del tren, nos llega una brisa cálida, muy agradable.
-Y ahora, ¿qué?
Mario se encoje de hombros y empieza a caminar. Yo le sigo.
Está casi atardeciendo y entramos en un hotel. En el acceso hay una alfombra roja que lleva hasta recepción. Le explicamos al recepcionista que hubo un fallo en nuestra reserva de apartamento y le preguntamos si tienen alguna habitación libre para esta noche. Nos pregunta si queremos cenar esa noche en el restaurante del hotel y, además, reservamos una visita guiada a su bodega.
Después de la abundante cena, subimos a la habitación. Esperamos despiertos hasta las 2 de la madrugada. Cojo el teléfono y marco el número de recepción.
-¿Podría subirnos una botella de cava, por favor?
Un momento después vuelvo a llamar.
-Disculpe, ¿podría subirnos también una botella de agua?
Cierro la maleta, dejo los carnés falsos sobre la mesilla y bajo las escaleras. Mario me espera fuera con dos mochilas llenas de las botellas más caras de la bodega. Nos dirigimos de nuevo hacia la estación. #bocadillo
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