Es que aquella noche andaba tan disociado de la realidad, tan ausente del mundo entero, no quería nada más que una gaseosa helada, pikeos y mi PC para quedarme jugando hasta que el sol salga o tal vez más. Sumergirme en mis libros de romances en la década de los 80, donde todo era elegante y con estilo, donde al final el chico se reunía con su amada para no volverse a separar jamás. Y yo acá, en pleno siglo 21 donde hasta una planta puede ser no binaria y comer es un pecado, que quise experimentar el romance por primera vez en mi corta vida y todo salió mal, horroroso, indescriptible. Espero que quede como una anécdota lejana algún día. Pero esa noche, en el que mis pocos amigos me sacaron de mi casa, con mis largas ojeras me trajeron a rastras a una fiesta. “Que te va a hacer bien… que tienes que conocer nuevas personas… estar encerrado no te va a llevar a nada”, excusas para molestarme…. Pero la verdad, se los agradezco. Estaba sentado sin hacer absolutamente nada en un sillón, no había nadie, me fui por un vaso de gaseosa, ya que no me gustaba el alcohol, volví, y casi se me cae escurridizo vaso al ver sentada a un lado a tan bella señorita que captó mi mirada en un segundo, tenía unos pómulos redondeados tan hermosos, tan limpios…. Llevaba el cabello corto ondulado, negro como la noche y tan bello como las estrellas en campo abierto. Me quedé como un tonto mirando, pero me puse en mí mismo y de una me senté antes que se diera cuenta. Me tomé el vaso lentamente, mientras hacía esfuerzos sobre humanos para verla de reojo, Dios, tenía una silueta hermosa, no sé qué veía, pero no volteaba, tal vez estaba perdida en el vacío, como yo me perdía en su rostro, su cabello tan perfecto y su perfume tan delicioso.

-Me estás viendo mucho ¿No?- Escuché la voz más dulce del mundo, me puse aún más nervioso.

– ¿Se nota mucho? Pido perdón – ¿Qué puedo decir? Soy hábil manejando situaciones, aunque esté a punto de darme un ataque de nervios.

– Es que te quedaste como media hora mirándome ahí parado, casi se te cae el vaso- ¿Cómo supo eso? Nunca lo sabré.

– Y… ¿No bailas?- Pregunté con amabilidad y ya un poco calmado.

– Soy pésima la verdad jaja, espero a mis amigas ¿Y tú?- Dijo sin voltear a verme desde que inició la conversación.

– Sé un poco, pero no tengo ganas de nada ahora, mis amigos me trajeron a rastras… mira, tengo unas tremendas ojeras- exclamé con la intención que me volteará a ver.

Unos tiernos ojitos redondeados color café se asomaron a verme, con unas pestañas hermosas… una mirada que enamora.

-Dios santo, ¿Sabes lo que es dormir?-

-Jajjaja. No te preocupes, duermo de maravilla…… pero….. Tú también tienes ojeras- Le dije, aunque nada me impediría ver la ternura de ese rostro que me flechó.

-¿Estás? Ayer no dormí mucho, estuve leyendo y me desvelé-

– ¿Y qué leías? –

-De amor y de sombra ¿Lo conoces? En re buenísima, bueno para buenos gustos, es que me encanta el romance antiguo, es tan sencillo y perfecto a la vez que parece bien estructurado y…. perdón, creo que me emocioné mucho-

-¿Estas bromeando? La conozco y es hermoso, concuerdo contigo en todo, el romance de la época ochentera o de los 70 o hasta antes es lo mejor, te hace suspirar ¿Leíste No me esperen en Abril?- Me estaba dejando llevar inconscientemente por una conversación placentera, de bonus, con una hermosa chica con unos labios tan delicado y una sonrisa cautivadoramente tierna.

-Esplendido, me gustó el final donde se encuentran, aunque me hizo enojar como el chico la engañó en unas vacaciones… eso si era literatura de deleite, es que, mira wattpad, con esa cosa en la mente de los jóvenes la siguiente generación de escritores matará la literatura- Me decía mientras yo me perdía en sus palabras y en su mirada que por un momento parecía enojada.

-La música me molesta, quisiera seguir conversando contigo si no te molesta claro ¿Quieres ir a dar un paseo? es más, invito helados- Los nervios se me habían calmado, simplemente me sentía en paz, aliviado del mundo, libre de todo pensamiento que fuera dialogar con aquella persona bajo la estrellada noche citadina.

-Me encantaría, pero tengo que volver antes de las nueve- Me dijo con una sonrisita que me dio felicidad, felicidad verdadera.

    Recorrimos el iluminado y bullicioso malecón conversando de esto y de lo otro. Más tarde llegamos a la pequeña plazuela que parecía vacía de no ser por unas almas que sondaban por ahí. Era una chica bastante alegre, muy carismática y con excelentes gustos musicales y literarios, su mayor miedo era vivir con arrepentimientos, le encantaban los cachorros esponjosos y salir a pasear sola en noches como esas. Su color favorito era el verde, era la mayor de tres hermanos.. Y así, íbamos llegando al pequeño puesto de helado de doña María al que iba cada vez que me pasaba por aquí.

    -Paul……. uy ¿Quién es esta bella muchacha que te acompaña?-

    -Buenas noches seño, mire, le presento a María… quisiera dos helados, uno de uva y el otro de… ¿Qué deseas María?- En efecto, invitar helado a una chica te hace sentir bien contigo mismo.

    -También de uva, por favor- Respondió.

    -Ahí tienen.. buena suerte chico, estaba comenzando a pensar que eras gay, échale ganas- Dijo riéndose amablemente la señora sin saber que me humillaba, cuando de la nada María estallo en risa también, yo solo miraba confundido. Seguimos caminando.

    – Me encanta cómo combinas un hablar elegante con uno cotidiano- Me dijo mientras buscábamos un lugar para sentarnos.

    -Jeje, gracias… ¿Sabes? No te imaginas cuánto tiempo llevo sin disfrutar tanto de una conversación, atesoraré esta noche tanto o más que mis libros-

    -Sentémonos aquí…. Paul… desde hace mucho tiempo.. La vida y las personas me parecen aburridas, todas y todo es tan simple, sin profundidad, la gente tan repetitiva en todos lados me quita las ganas de emocionarme… hoy, recuperé esas ganas, gracias Paul- Exclamó mirando a su helado con un semblante siempre hermoso. Todo lo que decía era tan sincero, encontrar a alguien como ella, era como encontrar emoción, la emoción que la gente común no entiende, que los que siguen las modas imitándose unos a otros no comprenderían.

    -Mira, las tres marías se pueden ver bien desde aquí, son tan hermosas como tú…. si fui atrevido, me disculpo, pero no podía ocultar más lo impresionado que me dejó lo hermoso de tu personalidad, de tu forma de ver este mundo, al hablar, al mirarme y al sonreír, solo me decía, que bella chica, que suertudo soy- Decía yo mientras miraba las estrellas intentando decidir, si ellas brillaban más que tus preciosos ojos. No quería voltear, pero ella me estaba mirando fijamente, me clavaba una mirada profunda, tal vez esperaba algo de mí… solo sé que volteé y me topé con el más bello paisaje en frente, y como una estrella fugaz, sin darme cuenta nuestros labios se encontraron y fueron libres, yo me sentí el ser más poderoso de la tierra, no, el ser más feliz del universo con la emoción tan grande como el cosmos.

    Desperté de ese beso con una sonrisa tan cálida, tan real. Vi en María una chica con la que podía charlar hasta dormirme, alguien que podía abrazar cuando esté mal para olvidar el mundo estero y perderme en su mirada, que era lo que más me encantaba. Estoy seguro de que ella pensaba lo mismo. Tenía una sonrisota y se lanzó a darme un abrazo. La abracé y ya no puedo describir lo que sentí, quería quedarme allí para siempre, con ella las estrellas y el viento que guardaba lo que pasó esa noche.

    Ella sacó su celular y se asombró bastante, pues se levantó, me tomó del brazo y salimos corriendo entre sonrisas y emoción de recuperar alegría en la vida que hace mucho habíamos perdido y en ese beso recuperado.

    -Dios…. Me van a regañar, ey corre más rápido, tenemos que llegar ahora- Me pareció que estaba un poco alterada, estaba un poco lejos… así que la detuve y pedí un taxi.

    -Creo que esta es una opción menos cansada ¿No crees?-

    -Jaja, me desesperé, ya nos pasamos diez minutos, perdón por hacerte correr, estás todo sudado, mírate jaja-

    -No te preocupes madam, con que haya disfrutado esta noche, estoy bien y más que eso-

    -Claro mister Paul…. Heee yo pago-

    Llegamos a la fiesta que ya estaba acabando… ella se fue con sus amigas y yo con los míos, intercambiamos número de celular ella se llevó mi corazón y yo el de ella.

    Solo puedo decir que ella fue el farol que iluminó mi vida pesada y aburrida vida monótona. Necesitaba algo así, la invitaré a salir el fin de semana, me pondré a estudiar, quisiera practicar algún deporte, quiero ser mejor y quiero darte mil flores.

    Etiquetas: corto romance

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