La fórmula

Así es como me gusta despertar, regando mis besos por tu piel, en mi mente empiezo a contar, como si pudiera calcular a besos cuál es el área de tu piel, me río a mis adentros porque ambos sabemos que no me gustan los números, pero hago como que sí, para enredarme en ellos, así como me gusta hacerlo entre tus dedos.

Me gusta tomarme con la seriedad correspondiente los cálculos que quiero hacerte.

Siendo precisa en la forma en cómo acomodo mis labios y la posición de mis manos para recorrerte, para ir descubriendo de esta manera la fórmula más precisa para traducir en amor nuestro calor, creo que estoy cerca, espera…

Abro los ojos y no estás.

Sólo estoy yo y el vacío de mis besos que no llegan a su destino.

La fórmula para amarte será siempre una incógnita en esta ecuación que no tiene explicación.