Días antes del baile
Leo
Con el baile de primavera a unos cuantos días era imposible no emocionarse, la escuela ya empezaba adornar con flores algunos pasillos, el salón de gimnasia ya contaba con algunos sistemas de audio, así como decoraciones de colores, pasteles para dar la bienvenida ese día tan especial a los alumnos, entre ellos a Orión, que desde que inició su relación con Zaniah su lado romántico afloraba cada vez que podía.
El baile para mí sería un momento más a lado de Aurora que recordare a lo largo del tiempo; durante mi suspensión y en las vacaciones de navidad habíamos salido y realizado varias cosas, sabía perfectamente que sería nuestro primer baile escolar y por ello tendría que valorar más ese momento.
Además, estar junto a Maia, Orión y Calisto en la fiesta nos uniría más, ya me imagino a Calisto y a Orión tomando la pista para sacar sus pasos prohibidos y, sobre todo, invitarnos a Maia y a mí a seguir sus pasos mientras nos reímos de lo descoordinados que somos.
Por la tarde, los chicos y yo habíamos acordado dar una vuelta a la plaza, antes de encontrarnos con las chicas y acompañarlas a comprar algún vestido lindo para el baile; de alguna manera las mujeres suelen ser más selectivas y cuidadosas a la hora de seleccionar un outfit, por ello Aurora ya me había platicado sobre ir vestidos del mismo color o llevar algún accesorio igual para hacerlo más romántico.
—Mañana es el partido del equipo de americano, ¿no? —decía Calisto mientras comíamos un helado para aligerar el calor que teníamos.
—Cierto, cierto, aunque no sé si vaya a verlo, esta vez —contestaba Orión—. Lo platicaré con Zaniah.
—Se dan cuenta, bueno, en realidad desde que Orión y yo iniciamos una relación con las chicas, ¿hemos basado nuestros planes en lo que tengamos organizado con ellas?, es decir, el amor de alguna manera nos vuelve dependiente de algunas cosas.
—Bueno, mi amigo, a eso se le conoce comúnmente como ser mandilón —reía Calisto al terminar de hablar.
—Pero bien que ahí estamos, ¿o no Leo?
—Elemental mi querido Watson, y vaya que nos hace sentir muy bien —agregaba al comentario de Orión—. Míranos aquí, esperándolas.
—Pues ya no esperaremos más, porque aquí vienen —señalaba Calisto con la mirada.
—Chicos, qué guapos —saludaba Andrómeda.
Como era ya costumbre, saludaba a Aurora con un beso en la frente y en sus lindos labios, que, en esta ocasión, el color rojo hacía conjunto con sus uñas y aretes, sin dejar de lado el increíble outfit que llevaba, pero su suéter con los colores del arcoíris me robó el corazón.
Mientras pasábamos entre las tiendas departamentales viendo y comparando algunos vestidos, el hambre se apoderaba de nosotros, y con algunas tiendas más por recorrer decidimos hacer una pausa para comer, Calisto había escuchado que en un local de la plaza preparan unas hamburguesas de varias especialidades a bajo precio, y sin pensarlo más, fuimos a deleitarnos.
—Y qué, ¿mañana iremos a ver jugar al equipo escolar? —decía Maia.
—No me apetece tanto verlos en esta ocasión, pero si la mayoría opta por ir, entonces me uno para ir a apoyar y gritar, así libero estrés —comentaba Calisto.
—Total, queda en segundo plano por el baile, el regreso de Apolo como Core-back pinta para volver a cosechar puntos para el campeonato —admitía Zaniah.
—Entonces hay que ir y pasar un buen rato —confesaba.
Al terminar de comer, seguimos nuestra búsqueda para encontrar algún vestido bonito que ellas lucieran el día del baile.
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Día del juego
Aurora
—Desde aquí podremos ver el juego sin problema —decía Andrómeda sentándose en la parte media de las gradas.
—Es verdad, tenemos una gran vista —confirmaba Maia—. Jamás nos habíamos sentado en esta zona, siempre encontrábamos asientos en los extremos y ahí disfrutamos los partidos.
—Ya no tarda en iniciar el juego, así que tomemos asiento —invitaba Zaniah.
Durante la primera mitad del partido, el equipo rival llevaba la ventaja por una sola anotación, cuestión que no era tan preocupante, pues nuestro equipo jugaba de local y como los gritos de apoyo motivaban a salir con la victoria lo que restaba del juego.
—¡Vamos equipo! —gritaba Maia a todo pulmón cuando el equipo escolar regresaba a la cancha—. ¡Salgan y patéenle el trasero al rival! —. Sin duda eso nos haría reír, pero contagiados por Maia decidimos no dejarla sola y también gritar, a lo que los demás compañeros aprobaron y se unieron con nosotros; sabíamos que aquel momento lo recordaríamos por bastante tiempo.
Finalmente, el equipo escolar se alzaría con la victoria de 34 a 31 del rival, dejando en claro que el regreso de Apolo como Core-back sería factor para seguir cosechando triunfos.
Mientras nos dirigíamos a la salida del campo, la presencia de Apolo y Pitt nos sorprendería, aún mantenía el miedo por aquel suceso con ellos a pesar de tener a mi lado a Leo y la compañía de los demás.
—Muy bien jugado —exclamaba Andrómeda al tenerlo de frente—. Ha sido un gran partido.
—Fue un trabajo en equipo, los lances de Apolo y la buena coordinación con Marcus, Oliver y Henry hicieron que las anotaciones llegarán rápidamente —admitía Pitt.
—Oye, Aurora, me gustaría hablar contigo, bueno también con Leo —intervenía finalmente Apolo. Aquel comentario haría que la mirada de Leo y la mía se cruzarán con cierta incertidumbre—. No tengo problema que los demás escuchen, así que diré que lamento aquellos roces que tuvimos, lamento aquella pelea que tuvimos, fue una pena que terminaras en el hospital Orión.
Aquellas sinceras disculpas nos dejarían sin palabras, nunca hubiera imaginado que Apolo se comportará de esa manera.
—Tranquilo Apolo, sé que tú no tuviste la intención hacerlo, solo le seguiste el juego de Steve y lo apoyaste como un amigo lo haría —intervenía Orión extendiéndole la mano aceptando sus disculpas.
—Entiendo, Aurora, que lo nuestro ya termino y me alegro de que hayas encontrado ese cariño que no supe darte con Leo, me alegro por su relación, tengan por seguro que no me opondré —agregaba Apolo a su disculpa.
—Vaya Apolo, sinceramente me sorprenden tus palabras pienso lo mismo que Orión, todos esos conflictos han quedado atrás y te deseo lo mejor con el equipo, eres un Core-back nato —expresaba Leo, quien le daría la mano y cerraría la disculpa con un abrazo.
Sin más, lo mejor era aceptar y confiar en lo que parecían palabras sinceras por parte de Apolo.
******
La noche del baile
Leo
Todos habíamos quedado de acuerdo en rentar un auto para poder llegar todos juntos a la fiesta, era momento de recoger a Aurora en su casa, solamente faltaría pasar por ella y Zaniah, quienes se habían puesto de acuerdo en verse y esperarnos, así no llegar tan tarde al baile.
—Le mandaré mensaje a Aurora para decirles que ya estamos aquí —decía Andrómeda.
Tras esperar un par de minutos, la mamá de Aurora abría la puerta de su casa indicando que pasáramos.
—Yo digo que entren tú y Orión —mencionaba Maia—. Ustedes con sus novios y no hay nada más bonito que sean ustedes quienes las vean primero.
Entrando a su casa, su mamá no dejaba de sonreír. La idea de verla bajar por esas escaleras la llenaba de emoción, era como si estuviera presenciando el inicio de lo que podría ser un baile de graduación anticipado.
—Ya vienen —indicaba su mamá con demasiada alegría.
Al verla bajar por las escaleras mi corazón latiría como la primera vez que la vi, podría estar seguro de que me había enamorado de la misma chica por segunda vez. No sabía por dónde empezar; su rostro con ligero maquillaje me cautivaba como nunca, las sombras en sus parpados y el labial en una tonalidad en vino resaltaban más su rostro y hacia más hermosa mirada. Su vestido color burgundy, con un escote en forma de V y tirantes en la espalda de manera cruzada, resaltaban su figura delgada; y para finalizar, sus tacones color negro combinaban a la perfección con mi pantalón, formando entre nosotros el outfit en pareja.
Quizá llegue a sonar demasiado cursi, pero cuando has encontrado a la chica correcta todo lo que considerabas hermoso de admirar se queda nulo a lado de esa persona, y en esta ocasión, mis ojos habían registrado lo más hermoso que habían visto en mucho tiempo.
—Luces espectacularmente hermosa, Aurora —decía con un gran brillo en los ojos, tras besarla ligeramente para no arruinar su maquillaje en ese momento—. Tú también te ves increíble Zaniah, por la mirada de Orión no dudo que ha quedado perdido en tu belleza.
—En efecto, Leo, he quedado encantado con su belleza —admitía Orión.
Aunque ellos habían escogido un color diferente para sus trajes, habían acordado llevar un accesorio del mismo color para, así, identificar que son pareja.
Aurora
Al llegar a la escuela, los adornos indicaban el camino hacia el salón de gimnasia, donde los pasillos para llegar ahí se encontraban decorados con flores de diferentes colores echas por los compañeros del taller de manualidades; que lucían hermosos.
No podía dejar de admirar a Leo, con su saco color burgundy resaltaba tu tez trigueña, la camisa blanca y su pantalón negro combinaban perfectamente con su moño y zapatos del mismo color, diría que, en definitiva, es un chico demasiado atractivo. Si la gente votará por él como rey del baile de primavera no dudaría en ningún momento que lo ganaría, pero sé perfectamente que no le interesa ese tipo de concursos, aunque para mí es un auténtico rey.
La noche era perfecta a su lado, cada baile con él era único y cada vez que el D´J ponía una pista de música lenta no desaprovechaba la oportunidad para estar más cerca de Leo, quien me besaba en la frente de manera muy tierna. Los pasos entre Orión y Zaniah habían robado las miradas de los demás que intentaban seguirles el ritmo cuando abrieron la pista en círculo.
Una de las sorpresas de la noche nos la llevaríamos cuando se anunciaba que los ganadores como rey y reina del baile eran Kelly y Pitt, que por primera vez habían sido elegidos para participar.
Antes de finalizar el baile, Steve aparecía en un mal estado, su alto consumo del alcohol y su sed de vengarse de Orión lo habían traído hasta este momento. Su interrupción provocaría que la música se detuviera y el miedo entre los compañeros se hiciera presente al ver que llevaba en la mano un arma de fuego.
—Lamento arruinar su estúpido baile —vociferaba Steve—. Pero hay una cuenta pendiente que debo saldar. ¿Dónde está Orión?
Entre la multitud se encontraba Zaniah y Orión, que nos miraban con incredulidad por lo que se estaba presentando, con intenciones de salir y hacerle frente Orión, Zaniah solo lo tomaba del brazo para evitar que este avanzara.
—No, Orión, no vayas —decía Zaniah temblando de miedo—. Capaz que te dispara.
Aun con la presencia de los directivos, quienes le aconsejaban dejar el arma en el suelo y evitar más problemas, este seguía amenazando con disparar si Orión no hacía acto de presencia.
—Tranquila, cielo, estaré bien —expresaba Orión para que se calmara Zaniah. Al ver a Leo a la distancia le indicaba que mantuviera la calma y que, si había alguna oportunidad, no dudará en atacar a Steve, que, aunque parecería una estupidez de los dos, el estado por el influjo de alcohol que tenía Steve sería fácil actuar, puesto que no podía mantenerse en pie por sí solo durante mucho tiempo.
—Aquí estoy, Steve. Arreglemos esto a fuera, no involucres a los demás —ordenaba Orión, caminando hacia la puerta que daba al campo de americano.
—He estado planeado esto por varias semanas, así que no dudes que puedo dispararte.
—Lo sé, Steve, sé de lo que eres capaz.
El campo de americano se había convertido en un lugar seguro para los demás quienes observaban el momento desde la parte baja de las gradas. Los profesores gritaban que mantuvieran la calma.
Zaniah le suplicaba a Steve detenerse, suponíamos que la policía no tardaría en llegar, tras recibir una llamada de emergencia por parte de la profesora Susy.
—Esto va a terminar muy mal si no actuamos rápido —decía Leo mientras se dirigía por atrás de las gradas para llegar al otro extremo y encontrar a Steve de espaldas.
—Leo, detente, no dejaré que te acerques —balbuceaba tras seguirlo.
Después de unos minutos de incertidumbre, las sirenas de la policía se escuchaban a lo lejos, provocando que Steve se sintiera angustiado y le apuntara a Orión.
—No, detente —suplicaba Zaniah después de correr y ponerse en frente de Orión—. Por favor, Steve, no lo hagas.
—Mira nada más quien aparece —bramaba Steve al verla—. Tal vez mueran los dos juntos, como Romeo y Julieta, ¡qué romántico!
—¡Steve, deja de ser un imbécil! —interrumpía Apolo junto con Pitt y Marcus—. Ya has llegado muy dejos con tu broma.
—Esto sigue poniéndose bastante interesante, si son nada más y nada menos que los idiotas que alguna vez llame amigos —escupía Steve—. Y que ahora me abandonan por estos perdedores.
Con la situación fuera de control, era evidente que alguien iba a salir herido. Steve indeciso entre disparar o salir huyendo, se veía agobiado, tanto así que su único pensamiento en ese momento era llevarse la pistola hacia el interior de su boca, detalle que aprovecharon Apolo y Pitt para alejar a Zaniah, no obstante, al notar ese movimiento Steve volvió apuntar a Orión y disparó.
Para su mala fortuna, el arma se encasquillaría en ese momento, todos los ahí reunidos aprovecharían la confusión para someter a Steve. Durante el forcejeo, este dejaría caer el arma a unos centímetros de distancia, pero la corpulencia de Steve y su facilidad de esquivar, así como la de resistir los sometimientos; por haber sido un corredor del equipo de americano; les haría difícil la tarea de derribarlo.
Como pudo, logró escapar de los brazos de Marcus y tomar el arma de nuevo, que, sin ver disparó, teniendo esta vez la fortuna de expulsar la bala, dejando un gran silencio a su paso, la incertidumbre agobiaba a todos al saber si alguien había resultado herido.
Quedaría en shock cuando notaría que Leo se había puesto enfrente de mí para que la bala no me impactará. Al verlo desplomarse en mis brazos y notar que su camisa empezaba a llenarse de sangre, no dude en pedir ayuda. El mejor momento que había pasado con él se convertiría en el último.
—Leo, por favor, aguanta, ya no tarda en llegar la ambulancia —sollozaba al tenerlo en mis brazos, apretando la herida en su pecho—. No me dejes sola.
—Te amo, Aurora —murmuraba, Leo—. Te convertiste en la persona más especial que he conocido. Las estrellas y el universo se alinearon aquel día en el planetario para que nos conociéramos y ahora, finalmente compruebo que me enamoré de ti sin saber que el destino ya tenía preparada nuestra historia de amor.
—También te amo, Leo —decía después de besarlo y empezar a llorar—. Siempre te amaré.
—Chicos, gracias por ser los mejores amigos del mundo —exclamaba Leo con la poca fuerza que le quedaba. La mirada de Maia, Orión, así como la de Calisto se me quedaría grabada en la mente, su gran amigo estaba entre la vida y la muerte.
𝙴𝚙í𝚕𝚘𝚐𝚘
1 semana después
Días posteriores al baile de primavera no decidí salir de mi cama, las ganas de permanecer acostada me inundaban y durante las noches lloraba tras recordar aquellos momentos felices con Leo.
Solamente los abrazos de mí, hermana Meissa me reconfortaban para quedarme dormida; mi teléfono no paraba de sonar por los mensajes de apoyo y ánimo que recibía de los compañeros de la escuela, evitando las llamadas de Zaniah y Andrómeda, así como aquellas ocasiones que venían a mi casa para estar conmigo, diciéndole a mis padres que no quería ver a nadie.
Finalmente, decidí salir de mi cama y arreglarme un poco, la escuela había preparado un pequeño homenaje simbólico para Leo después de unos días de haber fallecido; La presencia de la mamá de Leo hizo que me derrumbara de nuevo, tanto así que no dudo en abrazarme en ese momento.
Aquella relación con Leo me hizo entender que, a veces, el amor puede ser Como una estrella fugaz.
Fin.
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