La gente cree que somos insensibles, que somos estúpidos, que no sentimos, que no pensamos y esto no es verdad. Bueno, tal vez en esto último llevan algo de razón.
Cuando, por las mañanas, siento la calidez de un cuerpecito apoyarse en mí, entonces me doy cuenta de lo afortunada que soy. Y cuando recuerdo que se trata de Chuy, no puedo describir lo que en realidad siento, Aunque sentir es algo reservado a los seres vivos, todos y cada uno de mis materiales, se transforman al contacto con él. El acero, pese a su dureza, termina cambiando su temperatura, entibiándose; el hule, resignado, se ablanda, y así cada uno de mis componentes.
Hoy, según escuché, iremos al parque. ¡Me encanta! aunque sé que regresaré llena de polvo y algo magullada, con una buena lavada, quedaré como nueva. Todo lo vale, tan solo por escuchar la tierna risa de Chuy y sentir cómo agita sus manitas de emoción.
El otro día, concursamos en una carrera, fue en Septiembre, lo sé por el viento que soplaba y, aunque no ganamos, fue muy divertido. Acabé molida, a punto de desarmarme. Algunas tuercas se me aflojaron, y mis llantas terminaron cubiertas de polvo y barro. Nada que un buen baño, algo de WD40, y una apretadita y ajuste a mis engranes no corrija. Por último, una untadita de Armorol, me hizo lucir como nueva. A partir de ese día, ya tengo nombre propio; soy parte de la familia, me llamo SPIRIT, pues así me registraron. “Vamos, CHUY Y SPIRIT” nos gritaban todos. Terminamos en décimo lugar; éramos veintisiete participantes. ¡Lo pasamos genial!
Todo el día trajino mucho; que si sube por allá, que si baja por acá, que si ahora gira a la izquierda, que si ahora a la derecha, que si el calor, que si la lluvia, que si el aire… ¡Uff! En ocasiones creo que me voy a desarmar, pero Chuy merece eso y más.
Otro día corrí tanto, que una rueda por poco y sale volando. Por fortuna, el papá de Chuy se dió cuenta a tiempo y logró salvar la ocasión; evitó una tragedia.
Nos hemos vuelto inseparables, no salimos el uno sin el otro. Gracias a mí, él ha conocido muchos lugares y a mí me libera de quedarme, todo el día, prisionera, encerrada en un cuarto oscuro.
Hace una semana, no tuvimos un buen día. Una de mis tuercas se zafó y Chuy terminó en el piso. Aunque solo acabó con unos leves raspones, se armó un escándalo.
—Te dije que ya era hora de cambiar a SPIRIT, —dijo la mamá de Chuy—. Ya está muy vieja.
—Pero Chuy la conoce muy bien. Es como una parte de su cuerpo —respondió el papá—. Sabes lo difícil que es que aprenda algo nuevo. Te aseguro que hasta está encariñado con ella.
—Ante todo está su seguridad, y SPIRIT ya se afloja cada rato. Además, las nuevas son más ergonómicas. Hay unas que hasta se hacen cama y le servirían mucho. Te consta que, mientras pasea va dormitando y, al no tener en donde descansar su cabecita, esta se menea de un lado a otro. Chuy aprende lento, es cuestión de tenerle paciencia —argumentó la mamá.
—Está bien. Hoy mismo checo qué encuentro en Amazon. Solo te pongo una condición; que donemos a SPIRIT a alguien que la necesite y la cuide —concluyó el papá.
Los siguientes días ya no salí con Chuy; estuve encerrada en el cuarto que llaman de “trebejos”, #bocadillo me estaba anquilosando y oxidando, hasta que un día, tocaron el timbre.
—Cariño, ya llegó el paquete de Amazon que estábamos esperando —dijo la mamá de Chuy.
Entonces entendí que mis días útiles habían terminado, al menos en esta casa. Solo espero que me envíen a un lugar en donde pueda servir a alguien. Lo peor que me puede pasar es terminar en un deshuesadero, entre fierros viejos inservibles. Ojalá que me convierta en un eslabón más de una “cadena de favores”.
CANCIÓN : SPIRIT OF SEPTEMBER
ÁLBUM : CELEBRATE DANCE 2022
COMPOSITOR ; MARÍA JOSÉ FÉLIX VEGA (Majofelix)
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