This is America

This is America

Desde primera hora de la mañana, en el interior de la única tienda de comestibles del pueblo, la vieja radio del señor Thompson no deja de anunciar la primavera y de agradecérselo al Señor, surgen del altavoz plegarias entre acordes de guitarra y soplos de armónica que se solapan para formar gospels, canciones que se visten de teloneras para todas esas súplicas constantes al cielo, mensajes que los vecinos del condado lanzan con la esperanza de ser escuchados y se detenga por fin la lluvia y el sol vuelva a lucir radiante sobre un cielo tan azul que duela de sólo mirarlo,

pero no, porque ninguno de los vecinos que hacen cola saben que la tempestad no llega en forma de tormenta, que los nubarrones del horizonte no son la verdadera amenaza, y cuando ven entrar al hombre de la careta, sólo entonces, caen en la cuenta de que la explosión de un trueno da menos cague que el sonido de un disparo de escopeta,

así que el techo de pladur estalla en pedazos y todo el local se sumerge en un grito ahogado, los rostros se empapan de sudor frío y las súplicas a Dios ya no provienen de la radio, Todo el puto mundo al suelo, grita el tipo enmascarado, que desliza la corredera y el arma vomita el cartucho quemado, la gente que se agacha, la lluvia que empieza a tamborilear fuera, el destello de los relámpagos que ilumina el cielo empantanado, y el hombre sin rostro que da uno, dos, tres pasos, la boca del arma que escupe humo y que apunta directamente a Thompson, que permanece con los brazos en alto y la lengua seca como el esparto, Está bien, joder, susurra temblando, y el desconocido que pega el cañón a su mejilla y él siente el calor abrasador del hierro, Vamos, negrata, mete la pasta en la bolsa, sin tonterías,

y Thompson saca el dinero de la caja, la radio que sigue en marcha, sintonizando la KB98 y las voces estáticas rezando sobre otro gospel en segundo plano, y cuando Thompson casi ha terminado, el viejo señor Milles se levanta y envalentona, el suelo que cruje y lo deja en jaque antes de escuchar el sonido del gatillo accionándose,

y sentir la bofetada de los perdigonazos contra su cara,

la pared del fondo lisa y blanca se tiñe de rojo intenso, granulado, un gotelé de sesos, coágulos y pelos que se funde con la imagen del Cristo que se dibuja en el calendario, los chillidos huecos y la señora Milles en el suelo de madera, con los restos de la cabeza de su marido en el regazo, una sirena con piernas que gime y posa para una revista de porno extremo, y Thompson que le ofrece la bolsa atiborrada de billetes y los vecinos que han dejado de moverse, de respirar y hasta de rezar, el tipo de rostro oculto que engancha el bote y se larga, una, dos, tres zancadas antes de que la puerta automática haga ¡clin! y su figura eche a correr bajo la lluvia, una sombra que se difumina primero y desaparece después, cuando sube a la camioneta y arranca el motor y acelera y se pierde y ya nunca, jamás ningún vecino de esa Santa Tierra vuelve a saber nada,

el trueno que estalla un poco más allá, en la distancia.

El silencio,

Un silencio cargante, pesado y que dura exactamente catorce segundos,

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La radio del señor Thompson que anuncia de nuevo la primavera y da las gracias al Señor, acordes de guitarra y soplos de armónica que se encadenan para formar gospels, telones de plegarias constantes a un cielo que se despeja de nubes y brilla en un azul que ya casi molesta, la lluvia que se detiene y la radio que vuelve a la carga, las súplicas divinas de la KB98 que no tienen ni la más mínima idea de lo que acaba de ocurrir allí, a primera hora de la mañana, en el interior de la única tienda de comestibles de ese pueblo de América.

Canción: This is America (Official Video)
Autor: Childish Gambino
Subido por: Donald Glover
VEVO

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