DECIR ADIÓS

El corazón me estorba cuando quiero hablar contigo, el cobarde me grita “Deja las cosas así, mañana será otro día”, pero hoy es el momento; en la quietud de la noche logré amordazar al escarlata bocón, buena pelea me dio hasta la madrugada, pero ante los hechos bien argumentados de esta relación deteriorada simplemente sucumbió.

Voy a dejar mis sentimientos en claro, todavía te amo, pero amarte me lastima tanto como terminar nuestra historia, la diferencia se basa en que terminar viene acompañado de la ausencia y con ella ciertamente la aceptación, tal vez me salte al quinto paso del duelo porque en los otros cuatro hemos basado nuestra relación.

No te pido que nos demos tiempo porque suficiente tiempo hemos tenido y nada mejoró, por el contrario, con el paso del tiempo se ha acabado lo bueno que teníamos, ya no somos ni amigos, somos extraños que conviven en una guerra fría que tras años de aguante en infierno se volvió. ¿Quién de los dos es el diablo? Yo digo que eres tú, tú dices que soy yo; lo mejor es que no nos señalemos, pues ambos sabemos que una relación es responsabilidad de dos.

Seguir siendo amigos… lo dudo, poner tierra por en medio es la solución, como lo dije, mi corazón es un traicionero que no sabe guardar silencio y a gritos tu nombre dirá y el tuyo en tu pecho lo escuchará, el par de sinvergüenzas no tienen memoria y lo que parece una buena idea, nuevamente en infierno se tornará, así que me decido por el olvido que crudo pero certero es lo mejor.

Espero que me entiendas, yo sé que en el fondo apruebas mi decisión, hoy vi tus maletas listas, las mías tal vez las hagan hoy; no olvides que los buitres se ponen felices cuando ven un animal herido, así que en memoria de los buenos tiempos te pido que por ahora no ventiles nuestra situación, dame el tiempo necesario y toma el que necesites para salir con paso firme los dos. Sé que aún me quieres, al igual yo, pero a veces el amor no es suficiente cuando a falta de paciencia la intolerancia toma su lugar, vamos a despedirnos sin tristeza, sin reclamos, sin rencor y simplemente arranquemos de raíz los apegos que la costumbre y la rutina nos sembró.