Relato infraordinario.
Vivimos en la noticia; en los logros y en las catástrofes. Pero también vivimos en el barro, en las legañas, en lo podrido, en el aburrimiento, incluso en la pelusilla del ombligo, que tendrá, como todo y por otra parte, su propia historia. Pero a quién le importan los pormenores de una pelusilla en un ombligo.
Yo lo tengo cóncavo. El ombligo digo. ¿Qué pasará con los convexos? ¿Tendrán también su pelusilla, una pelusilla de extrarradio quizá? ¿Harán las veces de huso? ¿O son estas pelusas un fenómeno exclusivo de los ombligos cóncavos? Ya me enteraré.
Una camiseta roja crea pelotillas rojas. Una azul, ¡pues azules! Ahí va, pierna abajo, rodando con el agua hacia el sumidero. ¿Y la camiseta? La miro buscando el trozo que falta, el que acaba de marcharse, un vacío que supongo proporcional a la pérdida. Pero no se nota. Debe ser una aportación general de la prenda, no de ningún punto en concreto, claro. ¿De cuántas pelusillas se compondrá?
Sería interesante ver cómo se forman. Que yo sepa no se ha grabado nunca y ha de ser verdaderamente curioso. Imagino, a cámara rápida, pequeñas hebras desprendiéndose por el roce continuado de la prenda con la piel y rotando alrededor del ombligo, como un anticiclón, hasta terminar acumulándose por una misteriosa fuerza centrípeta en el hueco de esta cicatriz universal, formando el ovillo. Pero lo mismo estoy equivocado y ocurre de una forma muy diferente.
A quién le importa.
https://movinx.wordpress.com/2013/03/01/pelusa-del-ombligo/
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