Invierno, camino encogida hacia el trabajo. 

Al doblar esa odiosa esquina en la que el viento nunca tuvo respeto, veo el portón abierto del camión de transportes. 

Me muestra, apoyado en un lateral, un somier vacío…

Y siento como el duro frío del asfalto penetra a través de la suela dentada de mi bota y llega, rápidamente, hasta mi nuca.

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