360 ligerísimos, frenéticos y apenas perceptibles trazos del lápiz sobre el papel construyeron aquel soneto mediocre, que tras un clic del ratón comprendió que había perdido.
360 ligerísimos, frenéticos y apenas perceptibles trazos del lápiz sobre el papel construyeron aquel soneto mediocre, que tras un clic del ratón comprendió que había perdido.
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