Hay personas que recargan energías
sin besos, ni abrazos,
solo siendo poesía.
Ahí sigo, en la reflexiva al despertar, día tras día, más cerca de tu amistad pero lejos de un deseo, que fantasea entre cortinas de humo y botellas bajo la cama, el monstruo no debe salir. Mi nombre no es Dante, pero quisiera que si, descartar mi pasado, lanzar la moneda y poder imaginar un futuro con perro, hijos y jardín, pero al estar frente a los fiambres con el ticket en la mano, al fondo de la puerta directo hacia el pasillo no hay más que incertidumbre. La vi pasar, aquella voz que un día fue amada, me iba acercar pero me di cuenta, debo avanzar, lejos de aquellos que avanzaron antes que mi, lejos de mi. No se cuantos días llevo lejos de la lucidez, espero algún día volver a encontrarla, ya que son los momentos dónde escribo, y lo entendí. Debo ser yo, vivir mi vida, a pesar que cual sea el paisaje que está a mi alrededor se ve más floreado que mi desierto, no hace falta un milagro para que florezca en mi lo que me hace falta, es solo cuestión de tiempo, ¿cuanto?, yo diría que tres vidas y media, más que suficiente para tener respuestas a mi existencia, al menos en esta, escribiré hasta que de mi salgan plumas y sea libre, de ti, de mi, y pueda sentarme en mi ventana que ilumina el bosque a que llegues con un café, una historia y un hombro para llorar, que a pesar de que el mundo se mueva a máxima velocidad por el universo, a tu lado siento que todo se detiene, incluso mi alma, y eso estimada, se siente bien.
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