Las mismas calles.

Relato Infraordinario.

Íbamos camino al trabajo, era la misma rutina de siempre, las mismas calles, los mismos semáforos y las mismas canciones en la radio. No muy regularmente pienso en ese trayecto de casa-trabajo, durante el camino no hablamos, veo pasar todo y mi cerebro todavía no se ha encendido, mis pensamientos siguen dormidos. Hoy fue diferente, en el momento en que subí un pie al coche me invadió una extraña sensación, la ignore y sonreí a mi padre, empezaba otro día, encendió el estéreo y una suave música desconocida salió por los auriculares, lo volteo a ver y me dice:

—Es una playlist nueva que encontré ayer ¿No te gusta?

—Si, es bonita, nunca la había escuchado.

Seguimos nuestro camino de siempre con la nueva música y al llegar al semáforo, el rojo no paraba de parpadear y el trafico era asombroso. Dio la vuelta para tomar otras calles, el camino mas largo y ahí estaba otra vez, esa sensación que no podía explicar.

—¿No te parece tediosa la misma rutina de siempre?— Pregunte viendo los arboles que no conocía.

—Si— respondió casi inmediatamente— Pero es lo que todas las personas siempre hacen.

Para él, esa pregunta y cambio de rutina, estoy segura no iba a significar nada, para mi fue un abrir de ojos, aun que sabia, mañana los volvería a cerrar.

—Eso no quita que sea tedioso.

Casi en la esquina de mi trabajo me di cuenta que tres cosas diferentes habían sucedido esa mañana y que eso me había provocado una sensación de bienestar, la rutina que por muchos años habíamos llevado a cabo, había cambiado ligeramente y me había abierto los ojos al darme cuenta que existían otros caminos, otras calles y otros semáforos que me llevarían al mismo lugar, que una música diferente y un poco de platica diaria puede cambiar la forma de empezar tu día y no porque tengas que llegar al mismo destino todos los días significa que debas tomar la misma ruta de siempre.