¡Dobro jutro!¡Buenos días! Así íbamos a saludar al aterrizar en Belgrado con nuestro vocabulario básico para hacer negocios en Yugoslavia. Brindaríamos con rakia después de cerrar aquel contrato con una gran empresa local. Habíamos calculado mil veces la conversión entre dólares, pesetas y dinares.
Pero nunca utilizamos los pasajes comprados. Casi treinta años después visitaremos, sólo por turismo, seis países diferentes. Ahora nos alcanzará con algo de inglés y una billetera con euros.¿Será?
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