Parte II

Leo
—No puedo creer que te hayas atrevido a golpear a Steve —digo asombrado.
—Ni yo, sinceramente no sé qué me pasó, cuando vi ya tenía mi puño en su rostro, y lo único que pude pensar era en correr —contestaba Orión.
—Aunque fue un gesto muy lindo que hayas defendido a Zaniah, no me imagino cómo se pondría si supiera la historia —. El comentario de Aurora provocó que Orión se sonrojara, contestando inmediatamente.
—No, no mejor que no lo sepa —pronunciaba de forma temerosa.
—Pero de alguna manera lo sabrá, los chismes corren por los pasillos de la escuela, así que es mejor que le cuente Aurora personalmente, antes de que alguien más lo haga —decía Maia, intentando animar a Orión para qué aceptará su valentía.
—Tranquilo Orión, confía en mí; además puede que tú también le gus… —en ese momento, Aurora detenía su comentario para evitar hablar de más.
— Este… Ya me tengo que ir, llegó el Uber, estamos en contacto, ¿vale? Lo único que hicimos fue asentar con la cabeza, aquella posible noticia nos había dejado con la boca abierta.
—Espera Aurora, te acompaño —decía para romper el silencio. — En un m
omento regreso con ustedes.
El frío de la madrugada podía sentirse bastante, una ligera brisa anunciaba la lluvia que habría por la mañana, pero el huracán que se avecinaba perdería fuerza al entrar al Condado, por lo que no era preocupante para las estaciones de otoño e invierno.
—Avísame cuando llegues a casa ¿Vale? —. Mi sentido protector había salido, de alguna manera había empezado a encariñarme con ella, su amistad por el momento sería lo mejor que podría tener.
—Claro, te mando mensaje, y gracias por todo —respondía.
No sabía cómo despedirme, pero fue una sorpresa que ella tomará la iniciativa y hacerlo antes de subir al auto. El beso que me dio en la mejilla dejaría la huella de sus labios color rojo mate marcados en mi piel, el aroma de su perfume Carolina Herrera quedaría impregnado en mi chamarra y sobre todo en mi memoria; su cálido abrazo permanecería esa noche conmigo, el roce de sus manos tocando mi pecho provocarían que mis pulsaciones aumentarán, pidiendo estar juntos bajo la luz de la luna y las estrellas.
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El fin de semana pasaba demasiado rápido, los grupos de WhatsApp de la escuela solo hablaban de la fiesta y como un alumno había golpeado a un integrante del equipo de americano, algunas notas contaban los sucesos a medias y otros se iban a lo extremo, como la que decía que el alumno había golpeado a la mitad del equipo con movimientos de karate, cuestión que Orión jamás ha practicado.
En parte era interesante analizar cómo la gente se dejaba llevar por los rumores y alimentaban otros, pero en algo estábamos de acuerdo Maia y yo, que el próximo lunes podría haber represalias en contra de Orión por parte de Steve y los demás, era cuestión de tiempo así que había que tomar cartas en el asunto. Después de charlas por un par de horas, decidimos que era mejor, que faltará por lo menos el lunes y el martes, para que con el paso de los días la situación fuera quedando atrás, pero Orión sabía que solo era retardar lo inevitable y tenía que enfrentarlos si se daba la ocasión, además él consideraba que, si su intensión había sido defender a Zaniah, este tendría que comprender.
El lunes, al entrar por aquella puerta en la escuela, se podía sentir un ambiente tranquilo, para ser sincero, era más de lo que esperaba, los alumnos realizaban las mismas actividades que de costumbre; las conversaciones eran tan mundanas como la del típico grupo de
chicos hablando sobre el nuevo videojuego que estaría por salir o las chicas conversando sobre el cambio de look que se había hecho su artista favorito, además claro del resto de los chicos que solo se enfocaban en guardar sus libros en los casilleros.
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Orión
Después de la segunda clase, el equipo de americano me tomaba por sorpresa, mientras sacaba mi libro de Historia del casillero; al notar que me encontraba solo, no dudaron y aprovecharon la oportunidad para acorralarme.
— ¡Pero miren a quién tenemos por aquí! —decía Steve golpeando el casillero de al lado con el puño. — Es una pena que te encuentres solo.
Al intentar escapar, el equipo de americano me cerraba el paso a lo largo del pasillo. Los demás alumnos que aún se encontraban en el camino, permanecían inmóviles, algunos ya empezaban a sacar su móvil para grabar todo el suceso.
—Oliver, Walter sujétenlo —ordenaba Steve.
La corpulencia de los jugadores superaba enormemente a la mía fácilmente, podrían dañarme con una sola tacleada y si los demás se unían, mi visita al hospital sería segura.
Mientras me sujetaban, Steve no dudo en soltar el primer golpe; sus clases de box saldrían a relucir esta ocasión; aquel gancho logro impactar contra mis costillas, el dolor era muy intenso y se notó después de soltar un quejido. Steve aprovechó para seguir golpeándome, de modo que Oliver y Walter, quienes me sujetaban, tuvieron que mantenerme de pie hasta que Steve decidiera dar el golpe final.
Afortunadamente, habían sido abruptamente interrumpidos por Leo, quien después de regresar del sanitario se interpuso en el camino, empujando a Oliver por la espalda y golpeando a Walter, pero fue inútil, él no se inmutó.
Tras finalizar aquella golpiza, no pude resistir y me tiré al suelo retorciéndome de dolor; pasados unos minutos intento levantarme.
Leo le había dado la espalda a Steve, sin duda había olvidado aquella regla que era bien sabida por los peleadores, «jamás le des la espalda a tu rival», así que Steve terminaría patentándolo por la espalda, Leo había caído sobre mí.
Fue en ese momento que Apolo, Marcus y Henry entraron a la acción, la desventaja en número era evidente, los demás compañeros de clase que se encontraban en el pasillo no dudaron en hacer bullicio provocando que los compañeros que se encontraban al interior de los salones salieran por curiosidad, entre ellos Calisto que al ver a sus nuevos amigos siendo golpeados no dudo en unirse y atacar al equipo de americano para iniciar una batalla campal en el pasillo. Los alumnos se sorprenderían por ver aquella pelea y notar que a pesar de la ventaja que tenía el equipo de americano, este quedaría en ridículo por la habilidad que tenía Leo para esquivar y contra atacar. Sin embargo, estas no serían suficientes para que este saliera limpio, Apolo y Steve terminarían siendo los más golpeados.
Entre la gente que observaba la pelea se encontraba Aurora y sus amigas, que a su vez eran acompañadas por Maia, que nos motivaba para no dejarnos golpear.
— Basta, Apolo, ¡deténganse! —gritaba Aurora angustiada por ver el daño que se provocaban, aquella escena la preocupaba por dos motivos, uno su novio era quien estaba involucrado en la pelea y dos, los sentimientos que empezaba a tener por Leo le generaban el miedo suficiente para preocuparse por que saliera malherido.
Leo
La pelea finalizaría con la intervención del director de la escuela, tras ser avisado, por un parte, de alumnos, fue de inmediato al pasillo y con ayuda de dos profesores empezaron a separarnos y con ellos Pitt, quien también intervenía para alejar a Marcus, Henry, Oliver y a Walter, mismos que aprovecharían el disturbio, para huir entre la multitud de compañeros y así evitar ser sancionados.
No obstante, los demás no habríamos corrido con la misma suerte, provocando que inmediatamente nos llevaran a la enfermería y posteriormente a la dirección. Mientras éramos revisados por la enfermera Lucy, notaron que Orión tendría que ir al hospital de emergencia, todo apuntaba que alrededor de 4 costillas habían sido lesionadas y su brazo izquierdo tenía una pequeña fractura.
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—Durante mis 20 años como el director de esta escuela, jamás se había presentado un incidente como tal —decía el director malhumorado después de cerrar la puerta de la oficina—. Uno de sus compañeros fue llevado al hospital y obviamente voy a tomar cartas en el asunto. Seguramente los padres de familia van a venir y querrán explicaciones.
—Señor director, lamentamos lo sucedido… —expresaba Marcus. —
Estarán suspendidos una semana muchachos, mientras determinó la sanción correspondiente y recen porque no llegue a oídos de los altos mandos, si no tendré que expulsarlos—. Respondía el director al comentario de Marcus. — Por el momento regresen a sus clases y nos vemos dentro de una semana.
Para evitar más líos, el director decidió dejar salir primero a Marcus y a Apolo.
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Al regresar al salón, las miradas de los compañeros se centraban en Calisto y en mí, podía escuchar como susurraban entre sí, sabía que al final de clases o durante la hora del almuerzo Maia y Aurora querrían saber dónde estaba Orión y sobre todo, qué había pasado en la Dirección, así que opte por decirle a Calisto que me siguiera la corriente.
—Oye Maia, Orión, después de estar en la enfermería, se irá a su casa, así que ya no regresará a clases —murmuraba para que no escucharán los demás. Tenía que mentirle para que no se alarmara, al finalizar las clases le diría la verdad. — y sobre Calisto y yo, más tarde te cuento.
—Okay. Pero quiero que me cuenten todo —respondía Maia. —Sí, no te preocupes, nosotros te contamos —decía Calisto.
Después de unos minutos, la campana sonaba indicando la hora del almuerzo, como era costumbre, nos habíamos organizado en traer desayuno y compartirlo entre nosotros tres, a pesar de la ausencia de Orión, buscábamos evitar los lunes de espinacas que indicaba el menú escolar.
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Aurora
De alguna forma tenía que escuchar la versión de Apolo, obviamente detesto las peleas y me enfurece que alguien cercano a mí entre en una sin motivo aparente. A pesar de ver a Leo en la misma pelea, entiendo su motivo, defender a su amigo; pero estoy más enojada con Apolo y su comportamiento.
Al escuchar la campana del descanso, mi reacción fue la de salir del salón para reclamarle su actuar a Apolo, cómo podía unirse a Steve para agredir a Orión y, sobre todo, aprovechar que se encontraba en desventaja. Al encontrarlo no dude en confrontarlo.
— ¿En serio Apolo?, nunca creí que ayudarías
a Steve para molestar a otro chico —reclamaba mientras mis manos lo empujaban y que debido a su altura y corpulencia era imposible de mover.
— ¿Vas a defender a esos perdedores? — reclamaba sin pensar—. ¡Se lo merecían!, el idiota del nuevo por meterse y por tirarte la onda. El otro estúpido se atrevió a golpear a Steve después de gritarle a tu amiga durante de la fiesta de Marcus.
Sabía muy bien a qué se refería, el chico nuevo era Leo y eso me hizo enojar aún más, no sé si fue por la forma de expresarse o por qué había insultado a la persona que me empezaba a gustar; y el chico que golpeó a Steve era Orión, cuestión que el fin de semana después de salir de la casa de Leo, fui a consolar a Zaniah con ayuda de Andrómeda, dónde durante la plática le comentamos aquella acción de Orión.
Que afortunadamente logro calmar a Zaniah y con ello comprobé que sentía cierta atracción por él, que no dejaba de mostrar una sonrisa de oreja a oreja después de hablarle de él y cómo la defendió a la vista de todos. Por ello habíamos pensado que durante el almuerzo del lunes nos sentáramos con Leo y sus amigos, así dejar que ella y Orión se conocieran.
—El único idiota aquí, eres tú y tus amigos—. Acotaba con una furia que nunca creí decir y mucho menos a Apolo, que de alguna manera siempre me mantenía sumisa ante él. — De verdad me acabas de decepcionar y si te sientes orgulloso por golpear a alguien, allá tú, pero yo no voy a andar con una persona así. Además, Zaniah es mi amiga y siempre la voy a apoyar y defender de personas como Steve.
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Leo
Al terminar las clases tendría que aprovechar mis últimas horas de libertad, sabía que después de contarle a mi mamá sobre la suspensión me castigaría, prohibiéndome las salidas por un largo tiempo, a pesar de ello, tendría que comentarle que llegaría tarde por estar en el Hospital acompañando a Orión.
—Bueno, Maia te mentí, Orión aún no está en su casa, lamentablemente termino en el hospital por la gravedad de las lesiones, así que ya pedí un Uber para ir a verlo —decía entre dientes, esperando que Maia no me golpeara por mentirle—. Tenía que hacerlo para no alarmarte durante las clases.
—Pero que menso eres Leo, no te pego para evitar que quedes más tonto de lo que ya estás, y agradezco el gesto, sé que me preocupo demasiado por ustedes y seguramente hubiera escapado del salón para ir al Hospital —decía Maia con sus ojos cristalinos—. Espero que no tarde mucho el Uber.
—También yo, por el momento, esperemos a Calisto que tenía que entregar un libro en la biblioteca.
Camino al Hospital termino de contarle a Maia lo sucedido en la dirección con ayuda de Calisto, a sabiendas de que después de una semana nuestra sanción puede empeorar, pero nuestra charla se vería interrumpida por un mensaje.
—Es Aurora —digo con cierta alegría que no puedo ocultar—. Dice que se intenta comunicar con Orión, pero su teléfono parece estar apagado.
—Dile que está en el Hospital y que vas en camino a verlo. Sin duda alguna ese sería un buen pretexto para verte —planteaba Calisto.
No paso más de un minuto, cuando mi celular, sonó de nuevo, era otro mensaje de Aurora. —Dice que Zaniah está preocupada por él y quiere saber cómo está, también quiere agradecerle por defenderla de Steve —digo.
Nuestras miradas se entrelazaban, lo que nunca pensábamos que ocurriría por el momento había sucedido, Aurora le había comentado lo que había hecho Orión en casa de Marcus. De alguna manera, aquel comentario del viernes en mi casa, donde Aurora casi delata el gusto de Zaniah por Orión, podría ser cierto.
—Mándale la ubicación del Hospital y veamos que pasa —decía Maia con una mirada seductora y una sonrisa entre sus labios.
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