Y es entonces, sólo entonces, cuando ella se inclina sobre sí misma y ríe, que todo se vuelve dolorosamente fácil, sencillo. En ese momento parece mentira decir que el mundo es un lugar tan cruel y peligroso. Que el amor ya se perdió de vista bajo capas y capas de mentiras, engaños y violencia. ¿Qué hace una criatura tan pura como ella entre una marea de monstruos?, me pregunto todas las noches, antes de caer dormido con ella entre mis brazos.

Pero, cuando ella ríe, nada de esto importa. Con su risa, la risa de mi amada, para mí respirar, vivir, se vuelve agradable de nuevo. Con ángeles como ella, a veces me atrevo a pensar que el mundo aún no está completamente perdido.

Su sola, y muchos dirían insignificante, presencia hace que existir no sea tan difícil.

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