La quietud del aire era palpable, una tranquilidad absoluta se adueñaba del paisaje. Era como si el mundo entero se hubiera detenido a la espera de algo, un secreto guardado en las nubes grises que se concentraban en el cielo. El sol temeroso se ocultaba tras ellas, tejiendo sombras en la tierra. Los pájaros habían dejado de cantar, los animales se refugiaban en sus nidos y los árboles se quedaban inmóviles, como si supieran lo que estaba por venir. El aire estaba cargado de humedad y el olor a lluvia se adueñaba de todo.
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