El periódico de hoy

El periódico de hoy

(Relato infraordinario). 

La tormenta de cada día se hace notar sin prisa y como fantasma. Es un destello que la vida prepara con maravillosa frecuencia y que se lleva a cuestas el buen pasar de toda la humanidad. Quiero ser corregido si no hablo en nombre de todo ser humano cuando traigo fuera del mar tal sentencia. Que se ha dividido el tiempo del mundo en porciones, que el sol y la luna se ponen de acuerdo un golpe a la vez para sembrar un cambio en el ánimo de todas las personas. ¿No ha sentido nunca un viento especial, arrasador en todas direcciones, con amargura y rencor de muerto, que tiene la única intención de anular todo rastro de euforia y gracia en uno? ¿Y no ha sentido uno totalmente diferente, que viene a sanar y abusa de poderes, para llenar de colores el alma? Así es: he intentado con decoro relatar lo que se siente estar vivo, lo que se reanuda con cada horizonte oscurecido, eso que vuelve y es periódico por siempre. La ida, la venida, el molesto recuerdo de que todo muta, de lo anunciado, de que hay fiesta asegurada en alguna esquina y de que en todas las siguientes se alza sola una cárcel. A veces quiero encontrar una forma de escribir que no se trate de la contra, de jugar a la paradoja, de conmover con ironía: es que no puedo. Estos son los límites del juego, y toda vez que creo encontrar una tercera posición, me golpea el número dos.

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