El árbol que está frente a mi casa es un árbol de ciudad, nacido entre dos edificios, con sus raíces en el cemento y el asfalto, cubiertas por una reja. Sus ramas respiran lo que los tubos de escape liberan y sus hojas son raquíticas. Cada vez que salgo de casa siento su infelicidad y cuánto le hubiera gustado ser como alguno de sus hermanos que pudieron formar su familia en el bosque

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