No me canso de la sensación de amanecerme: el ardor de los ojos, la pesadez en la cabeza y un peso en los hombros. Sabes lo maravilloso que es respirar el frescor de la hora de las brujas y sentir por un lapsus de tiempo esa soledad gratificante que te suele arrebatar los primeros rayos de sol.
La pena queda olvidada a la medianoche y el dolor vuelve cuando la alarma revienta mis tímpanos.
OPINIONES Y COMENTARIOS