Legañas. Lágrimas que no pudieron ser. O quizás los fósiles de esas lágrimas secas que murieron antes de recorrer el peligroso camino de las mejillas. Quizás por miedo a ser avistadas y sentirse débiles en su andar o simplemente para no ser espantadas por la presurosa mano de quien intenta ocultarlas.

   Legañas que juegan a contener un océano de infinito sentir. Legañas que se convirtieron en pequeños trozos de piel que se va erosionando con el tiempo como la roca que es golpeada por el agua una y otra vez y que jamás vuelve a ser la misma.

  Esos trocitos de lágrimas que fueron o no, pero que siempre quedan de evidencia, marcadas tan cerca del párpado, para no pasar desapercibidas al despertar.

  Legañas. Testigos de noches de somnoliencia y vestigios de dolorosos recuerdos en la vigilia de los sueños. Materialización de las penas que no se decidieron entre marchar o quedarse.

  Sumisas se quedan a vivir en el manantial de los lagrimales siendo las verdugas del transcurso del tiempo que sin piedad arrebata constante la juventud.

GRACIAS.-

  

   

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