Era de esas noches estrelladas, noches donde salía a caminar descalza mientras la arena consentía mis pies. Las olas chocaban fuertemente, mientras él estaba ausente, pero siempre lo mantenía presente. Mi corazón palpitaba, recordaba, lo anhelaba; corrí un instante para tratar de olvidar los recuerdos que atormentaban, fue imposible.
Me di cuenta que no estaba sola, una lágrima se deslizaba por mi mejilla, suspiré, cerré los ojos y pensé en lo efímera que es la vida.
Un día estamos, al siguiente, nos vamos. Reímos, lloramos, bailamos. Doy media vuelta y empiezo a bailar sin parar; el viento soplaba y movía mi cabello, mientras yo seguía moviendo mi cuerpo. Me detuve e incliné de rodillas, tomé mi celular y tomé una fotografía del momento, y vaya susto me dió el sonido del trueno. Recogí mis cosas, me reí, corrí, mientras me cubría de las gotas de lluvia que empezaban a caer.
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